Quiero ser… piloto de drones

VALENCIA. En primer lugar se procede al diseño y la construcción del dron, además de abordar las primeras operaciones de vuelo. Luego llegan la sensorización y la imagen, mientras se va entrando en contacto con todas las aplicaciones prácticas que se derivan de ello. Al bloque final se llega con el diseño del propio aparato, que habrá que volar ante los profesores, además de explicar para qué tipo de finalidad está pensado. Desde la geomótica al medio ambiente, pasando por el turismo o el periodismo; los campos en los que ahora mismo se demandan los sistemas no tripulados son inagotables y crecientes.

Así se estructura el Máster en Construcción, Pilotaje y Aplicaciones de Sistemas de Aeronaves no Tripuladas, cuyas tasas acaba de aprobar el Consejo Social de la Universitat Politècnica de València (UPV) para incorporarlo a partir del próximo curso. El campus ya contaba con un curso de 72 horas y un diploma de 320, pero ahora se apuesta por transformar este tipo de formación en un Máster de 650 horas, 103 profesores y con 30 empresas involucradas. “Es la primera vez que se lleva a cabo algo de estas dimensiones en España”, asegura Israel Quintanilla, principal impulsor del programa, además de doctor Ingeniero en Geodesia y Cartografía.

Si bien hay experiencias similares en la Universidad de Huelva o Salamanca, ninguna puede equipararse a la valenciana que ahora se abre paso. El pilotaje es el principal elemento diferenciador. “Cuando empezamos con el proyecto, allá por 2007, solo se impartía formación de este tipo en Canadá”, relata Quintanilla. Que hayan apostado tan claramente por la práctica tiene que ver con su firme creencia de que los aparatos no tripulados acabarán compartiendo espacio aéreo con la aviación tripulada. “Estamos convencidos de que serán capaces de volar más allá de los 120 metros que ahora están permitidos”, asegura.

Entre el profesorado del Máster hay expertos tan dispares como José Gil, comandante de línea de Air Nostrum; Antonio Botella, gerente de FlyTechnic e instructor de vuelo de ala fija; o José Antonio Viñes, abogado en derecho Aeronáutico y piloto privado. También patrocinadores que van de la Asociación Estatal de Seguridad Aérea, el Colegio Oficial de Ingenieros Geomáticos o empresas privadas como Airbus.

Esto implica que, aunque los alumnos disfrutarán de la simulación básica y avanzada en las aulas de informática, o del vuelo multirrotor y de ala fija en el hangar ETSID de la UPV, también tendrán que formarse en cuestiones más delicadas. Por ejemplo, en técnicas de diseño, construcción, propulsión, energía sensórica, seguridad y hasta legislación, a fin de comprender los límites de un campo que todavía está por explotar.

En la actualidad hay 1.703 operadoras aéreas de drones en España, lo que hace cada vez más necesarios los conocimientos en aeronaves remotas (también conocidas como RPAS), que puedan tener infinidad de ámbitos de aplicación. “Desde la meteorología a la interpretación de mapas, pasando por la ingeniería agroforestal, seguridad ciudadana, sistemas terrestres y marítimos, bienes culturales y turismo y hasta periodismo gráfico”, revela.

Ser piloto de drones ya no es una alternativa de futuro descabellada. Están ahí fuera. Aprender sobre su construcción y manejo puede ser un complemento interesante para cualquier tipo profesional, desde periodistas a militares. No es necesario ponerse el casco: tan solo hay que dirigirse al hangar de la UPV valenciana y coger el control remoto.