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música

Radiografía a los festivales valencianos tras su 'annus horribilis'

Las promotoras acusan la inflación y el recelo de las instituciones, pero el público sigue ahí

11/06/2023 - 

VALÈNCIA. Este fin de semana se ha celebrado el Festival de Les Arts en València. No es el primero, pero sí el que abre la agenda de miles de personas. Los meses centrales del años significan, de un tiempo a esta parte, festivales en toda la Comunitat Valenciana, copando una parte importante de la agenda cultural. El fantasma del verano pasado, un auténtico annus horribilis tanto para el público como para las promotoras, parece haberse desvanecido, al menos haberse transformado.

Tras dos años marcados por las restricciones de la pandemia… Cancelaciones, abusos, falta de higiene o la fatídica muerte de un joven en el Medusa marcaron la agenda informativa cultural del año pasado. La primera máxima de la radiografía, preguntada a las diferentes asociaciones de promotoras valencianas es que han tomado nota y que esperan un verano mucho más tranquilo. “Estamos en un proceso de normalización defintiva de la situación, sin duda. El sector goza de buena salud y los promotores no hemos volcado en formarnos mientras seguimos trabajamos”, explica Joanvi Díez, presidente de Promfest.

Da vértigo pensar en los titulares del año pasado, pero casi no ha habido tiempo para empezar a organizar lo que, a partir de ahora, se empezará a ver en diferentes escenarios de la Comunitat. Año nuevo, dolores de cabeza similares a los de 2022: la inflación es el gran problema al que se enfrentan los festivales, con subidas de hasta el 25% de algunos proveedores, especialmente en cachés e infraestructuras, según apunta Díez.

Desde la guerra por el suministro abierta el año pasado, que hizo peligrar algunas citas y obligó a reestructurar programación o incluso cancelar a otras, los precios no se han normalizado, si bien no creen que se vuelva a dar una situación similar a la de entonces. Los montajes de escenarios son una de las partidas que más se ha notado, también por la lógica simple de la oferta y demanda. En este sentido, Díez también apunta a que este se ha estabilizado la que en años anteriores ha sido la multiplicación de festivales de música a lo largo y ancho de la Comunitat Valenciana.

Este aumento de los costes no se ha querido trasladar al precio del abono “para seguir siendo competitivos”, según cuenta Sergi Almiñana, presidente de MúsicaPROCV. Y es que el modelo valenciano se basa, precisamente, en un abono barato, un cartel muy popular y recoger beneficios en las barras. Son las costumbres del público valenciano. Más gastos e iguales ingresos significa un menor margen de beneficios, que esperan, en todo caso, placar con un mayor recaudación en consumiciones y también más ayudas públicas.

Tras la oleada mediática del año pasado, las promotoras notan a las instituciones algo más recelosas. “Es lo natural, cuando suceden este tipo de sucesos, las normativas se endurecen para intentar que no vuelva a pasar. Lo importante es que, más allá de eso, entiendan que hay valorar e invertir en un sector económico estratégico a nivel turístico y cultural”, opina Almiñana. 

Foto: ANTONIO PRADAS

No pasa lo mismo con el público, que sigue ahí a pesar de todo. Las promotoras dicen no haber notado una creciente desconfianza, pero Almiñana sí apunta a que la inflación ha frenado el objetivo de recuperar los datos de público de 2019, algo que todavía parece no haber podido suceder. El contexto económico, además de una oferta tan amplia de festivales, puede haber atomizado más el consumo de música de directo. “Los festivales valencianos ofrecemos un producto muy competitivo”, señala el presidente de MusicaPROCV.

Por otra parte, las asociaciones de consumidores se han puesto las pilas para denunciar los diferentes abusos que han ido detectando en diferentes festivales. Las denuncias suelen tener que ver con cláusulas abusivas, pero también con las propias condiciones en las que se desarrolla el evento. Una entrada comprada casi a ciegas, sin conocer el cartel ni más detalles más allá de una fecha y un lugar expone al consumidor, algo que preocupa a las asociaciones. Por ello, va tomando especial importante el papel mediador de instituciones como Mediterranew Musix, de Turisme CV, que desde su papel central en la gestión de las ayudas, también es un puente entre la administración y las empresas.

Los retos: de los festivales inteligentes a los recintos

Más allá del contexto, los festivales de música tienen una lista de deseos. La falta de recintos que acusa toda la Comunitat Valenciana tal vez sea la mayor de las preocupaciones. El caso de València es de sobra conocido y ha sido analizado por este diario, pero es que ha excepción de Benicàssim, lo terrenos en los que se desarrollan los festivales suelen conllevar desembolsos económicos muy importantes, conflictividad vecinal y posibles daños al medio ambiente.

Caminar poco a poco en la implantación de medidas para convertirse en festivales inteligentes son la gran apuesta del sector valenciano, que a través de las asociaciones profesionales, en pocos años se ha convertido en la patronal cultural más cohesionada de la Comunitat. La hoja de ruta de los festivales inteligentes está marcada, pero el revés económico de la inflacción ha retrasado su puesta en marcha.

Y por supuesto, la sostenibilidad es el otro gran reto, y especialmente la gestión de residuos y la huella ambiental de estos macroeventos. Otra vez, las dos asociaciones sacan pecho de estar ofreciendo formación a sus asociados en este sentido. Sostenibilidad y protocolos contra las violencias machistas son las dos grandes preocupaciones.

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