Amante de su familia, la naturaleza y del motocross, Rafael Valera de Vargas lleva más de tres décadas a pie de obra en los mercados y es uno de los gestores más reputados a nivel nacional
VALÈNCIA. Rafael Valera de Vargas (Madrid, 1966) nació en la capital de España «de casualidad porque mis dos hermanos siguientes lo hicieron en València y tengo fotos de mi hermana vestida de fallera». Así lo reconoce a Plaza el socio, gestor de inversiones y CEO de la firma value Buy & Hold fundada en el Cap i Casal. Allá por los años 80 montó un club de bolsa junto a un grupo de amigos, mientras estudiaba Derecho, cuya licenciatura obtuvo en la Universidad de Navarra. Y fue cuando le picó el gusanillo por los mercados financieros. Asimismo, tiene el Máster en Finanzas del IEB y el Programa de Alta Dirección de Empresas (PADE) del IESE Business School.
Amante de la familia, la naturaleza y devoto del motocross, que practica con su hijo pequeño —«me encantan los planes de enduro y hacer rallies con mis amigos»—, lleva más de tres décadas a pie de obra en los mercados. ¿Por qué acabó eligiendo la figura de gestor de inversiones? «Me fui preparando a lo largo de los años de profesión financiera en diferentes áreas y entidades. Y, hasta que no tuve la percepción de que podría hacer un buen trabajo, no me lancé a la responsabilidad de gestionar dinero ajeno», reconoce el que es uno de los gestores más reputados del panorama financiero español.
Conocimientos de economía, empresa y finanzas, asumir errores y aprender de ellos y testarlo todo antes con el patrimonio personal son los tres aspectos que a su juicio debe tener un buen gestor. ¿Y de qué tres hay que mantenerse al margen en todo momento? «De los que creen que tienen una bola de cristal, de los que dicen acertarlo siempre todo —he conocido unos cuantos así— y, por supuesto, de los que declaran leer posos de café, gráficos varios… (sonríe)».
El gestor del fondo B&H Flexible, que tiene las reputadas ‘cinco estrellas’ de Morningstar, reconoce que la gestión ha cambiado mucho en los últimos treinta años donde «la accesibilidad a la información y la operativa se ha democratizado al máximo». Pero, por el contrario, tiene claro que los robo advisors —gestores automatizados de inversiones— «no tendrán nunca el olfato del ser humano porque es el saber hacer que da el oficio».
A lo largo de su intensa carrera financiera ha pasado por varias entidades y ocupado puestos de alta responsabilidad. Fue en julio de 2016 cuando decidió unirse a Buy & Hold. ¿Por qué? «Ví unos socios —Julián Pascual y Antonio Aspas— con los que compartir la pasión por la gestión de activos, desde la independencia más grande que pueda existir en esta industria. Además, es para mí un orgullo poder ser socio de personas tan valiosas en lo personal y en lo profesional, con un track record contrastado en todas sus facetas».
Valera, que es el responsable de la oficina en Madrid de la gestora, es un amante de la filosofía value investing o inversión en valor y de ahí el nombre Buy (comprar en castellano) & Hold (mantener). «No he conocido a nadie que invierta en crédito desde una óptica que no sea el análisis del riesgo crediticio. Sin duda, la gestión que siempre he realizado en los bonos ha sido no solo value sino incluso deep value, ya que tratamos de encontrar aquellos activos que están infravalorados».
La siguiente pregunta surge sola: ¿Qué les diría a los que piensan que el value investing es como el pescador que lanza la caña y a esperar? «No es bueno poner etiquetas y de pesca entiendo muy poco (sonríe). Yo les invitaría a fijarse en las cualidades de las empresas para tratar de anticipar cuál va a ser su evolución a futuro; y siempre poder valorar si el riesgo que se asume está suficientemente recompensado. Esto último vale para el value, para el growth y para cualquier estilo de gestión. Más que tirar la caña y esperar, diría que es comprar barato y vender caro».
Buy & Hold fue uno de los primeros players del mercado que tuvo claro que se acercaba el final de las sicavs. Fue hace unos años cuando integró las suyas en fondos domiciliados en Luxemburgo. ¿No pensó el Gobierno y su socio podemita que con su decisión de acabar con una figura tan lícita como los fondos de inversión se iba a producir una salida de dinero fuera de España? «No lo pensó ni siquiera el Gobierno de Rajoy, que fue el primero en anunciarlo. El de Zapatero también lo manifestó y no lo hizo, pero el siguiente —que fue del PP— no lo desdijo, es más, iba en su programa. Los políticos se mueven por encuestas, por cuántos votos va a dar una medida. Solo, y muy en segundo lugar, ven qué consecuencias de medio y largo plazo tienen sus decisiones para una industria como la nuestra»
Por tanto, ¿fue un castigo en toda regla a los ricos, cuando en las sicavs podían participar pequeños inversores con muy poco dinero? «El discurso de castigamos a los ricos parece que vendía mucho y sigue haciéndolo en este país. Cualquier ciudadano podía invertir en una sicav con solo un euro y aprovecharse de las bajas comisiones que tenían asociadas. Es decir, ser tratados como ricos por los bancos. Ahora, lo que han conseguido los políticos es que se trate a todos como pobres y asuman más comisiones. Para comprender la cultura financiera de nuestros políticos únicamente hay que observar dónde invierten en sus declaraciones de bienes. Es estremecedor ver cuentas corrientes abultadas con cero inversiones en empresas».
Para terminar, y al hilo de su última respuesta, Plaza quiso conocer su opinión del por qué en España hay más de un billón de euros en depósitos y efectivo, con una inflación disparada que se come las rentabilidades. «Nuestros políticos son buen reflejo de la sociedad, mientras la cultura financiera no ha sido una prioridad en ninguno de los programas educativos. Y eso que es algo que ayudaría mucho a las familias para darles las herramientas de poder poner sus ahorros a trabajar en la dirección adecuada. Los bancos han hecho también muy poco por contribuir a aumentar la cultura financiera y tienen una gran responsabilidad en esto por la cuota de mercado que acumulan».
El consejero delegado de la gestora valenciana de instituciones de inversión colectiva tiene claro que habría que «incluir la asignatura de Economía y Empresa en sus fundamentos más básicos desde las edades más tempranas hasta el Bachillerato». Y no solo eso sino también «dejar de demonizar a los mercados y las empresas». A su juicio, la suma de ambos factores corregiría uno de los males endémicos en España como es precisamente la falta de educación financiera.
* Lea el artículo íntegramente en el número 97 (noviembre 2022) de la revista Plaza
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