El sector de la auditoría vive un periodo de complejidad y de incertidumbre marcado por el continuo descenso en el número de jóvenes auditores que acceden al sector. Esta disminución vocacional no solo afecta a nuestra Comunitat, sino que se trata de una situación a nivel nacional que preocupa cada vez más a empresas e instituciones públicas, que ven cómo año tras año la plantilla de auditores mengua mientras aumenta la edad media de los profesionales en activo.
Las dificultades que atraviesa la auditoría comienzan desde la etapa universitaria, donde desde hace años la atracción por el sector viene disminuyendo entre los estudiantes como consecuencia de la incidencia de aspectos como la cada vez mayor complejidad de las normas de auditoría, los horarios poco flexibles de los profesionales, la preferencia de muchos estudiantes por carreras tecnológicas o la tendencia, cada vez más incipiente entre los perfiles jóvenes, de priorizar un mayor tiempo libre frente al ascenso en la carrera profesional.
Sin embargo, más allá de la reducción en el número de estudiantes que desean convertirse en auditores, el sector también adolece de un segundo hándicap, como es la elevada rotación entre los profesionales, cuya permanencia en esta profesión cada vez es más efímera. Aunque desde la mayoría de firmas de servicios profesionales se ofrecen potentes planes de formación y un plan de carrera personalizado, con el acompañamiento de tutores durante todo el proceso para favorecer el aprendizaje continuo, un elevado número de auditores, cada vez desde edades más jóvenes, optan por marcharse a otra actividad profesional, aun sabiendo que su trabajado va a pasar a ser más rutinario, porque premian la estabilidad horaria y evitan seguir asumiendo las responsabilidades y esfuerzos de una profesión exigente como es la auditoría. Además, también se está viendo que incluso aquellos que apuestan por mantenerse prefieren acomodarse en puestos intermedios, donde la exigencia es menor.
Esta realidad es preocupante, más aun teniendo en cuenta el elevado nivel de esfuerzo que tienen que realizar todos aquellos profesionales para superar el examen de acceso al Registro Oficial de Auditores de Cuentas (ROAC) que te permite estar acreditado para poder firmar informes de auditoría. Precisamente este organismo viene advirtiendo desde hace años el descenso continuo en el número de aspirantes que se presentan a este examen, lo que supone otra señal más de la inquietud que experimenta el sector de la auditoría.
Todas estas claves dan a entender la necesidad, cada vez más acuciante, de llevar a cabo un cambio profundo y estructural para seguir garantizando que el sector de la auditoría sea una profesión de futuro. En este sentido, es importante adaptar las principales prácticas de la profesión a las necesidades y ambiciones de las nuevas generaciones. Y hacia este camino se están dirigiendo las acciones que se están tomando, para romper la rigidez de las actuales estructuras de auditoría y ofrecer una mayor flexibilidad, garantía y bienestar.
Pero como todo gran cambio, requiere de tiempo, y el sector debe dedicar todo su empeño en devolver el atractivo y el prestigio de una profesión tan valiosa para el buen funcionamiento del entorno económico global como es la auditoría.
Andrés Gurrea es socio director de Grant Thornton en la Comunitat Valenciana
Óscar Castelló es senior manager de Auditoría de Grant Thornton