VALENCIA. Este martes tendrá lugar en Madrid la reunión entre el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Un encuentro que el jefe del Consell solicitó tras su cita con Mariano Rajoy el 2 de noviembre y al que el Gobierno central accedió en apenas 24 horas.
Una diligencia propia de la época preelectoral actual y que contrasta con los desplantes y desdenes sufridos por el Ejecutivo valenciano por el ministerio a lo largo de la legislatura que concluye, pese a que entonces ambos gobiernos eran del Partido Popular.
De hecho, la escasa sintonía en los últimos cuatro años del ministro de Hacienda no solo con el Consell, sino con los empresarios valencianos, ha convertido a Montoro en la 'bestia negra' de la Comunitat. Así lo consideran los círculos del poder -político y económico- regional, que además también mantienen en la memoria varios reveses infligidos por el número dos del ministro, el secretario autonómico de Administraciones Públicas, Antonio Beteta.
Así, cabe recordar que desde Hacienda se ha bloqueado con premeditación y conveniencia político-estratégica la reforma del sistema de financiación, que debería haberse abordado en 2014. Pese a las reiteradas reivindicaciones de todas las fuerzas políticas valencianas del arco parlamentario y de los dos últimos gobiernos autonómicos, Montoro ha hecho oídos sordos, no solo a la infrafinanciación valenciana, sino también a la apertura de una negociación real acerca de una reforma del sistema.
Otra piedra en el zapato permanente para la Comunitat y sus gobiernos ha sido la falta de inversiones territorializadas, por debajo de la media nacional de forma continuada en los Presupuestos Generales del Estado.
A todo ello se han sumado otras cuestiones, como el 'plantón' dado por el ministro a los empresarios valencianos a las puertas del verano del pasado año, cuando se anunció desde el Consell el compromiso de que se celebraría un encuentro conjunto en el mes de julio. La reunión se produjo meses después, cuando ya se habían presentado los presupuestos y la influencia sobre las inversiones era prácticamente nula.
Así pues, en todo este tiempo, desde el Gobierno valenciano solo se ha podido agradecer al Ministerio de Hacienda la habilitación del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), unas inyecciones económicas que a las autonomías que no son más que un préstamo, algo que ha provocado que, actualmente, más del 60% del dinero que adeuda la Generalitat sea al Gobierno central.
Con estos antecedentes, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se reúne por primera vez con el ministro de Hacienda. Precisamente uno de los asuntos a tratar será la habilitación del último FLA, que el jefe del Consell anunció tras su encuentro con Mariano Rajoy pero que, a día de hoy, todavía no ha sido activado -se esperaba en la Comisión Delegada de Asuntos Económicos de la semana pasada- y es necesario para que el Gobierno valenciano pueda terminar el año.
Cabe recordar que Puig, tras la salida del encuentro con el presidente del Gobierno se mostró "moderadamente satisfecho" por el ambiente cordial, las promesas de estudio a las diversas cuestiones planteadas y la citada habilitación del FLA. El retraso que se está produciendo, con perspectivas de que se prolongue hasta diciembre, ha molestado en el Gobierno valenciano, tal y como mostró el pasado viernes la portavoz del Ejecutivo, Mónica Oltra, al señalar que si no se cumple el compromiso cuanto antes, el Consell pasará a estar "moderadamente cabreado". Una antesala que augura un encuentro de alto voltaje entre el presidente de la Generalitat y el titular de Hacienda.