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La hora del renacimiento industrial

La covid y otras crisis posteriores evidenciaron que eso de deslocalizar la fabricación y delegar la producción en Asia no fue buena idea. Ahora, recuperar la industria recobra protagonismo como base para mantener el modelo de vida europeo y hacer frente a los retos geopolíticos

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Los políticos europeos y españoles no hablan ya de reindustrialización, hablan de renacimiento industrial. El paradigma ya no es tanto adaptar las industrias existentes a nuevos mercados o tecnologías como la creación de industrias nuevas y un mercado laboral transformado mediante la innovación, impulsando un crecimiento económico más dinámico, independiente, inclusivo y sostenible.

En esta línea, la UE ha acuñado el concepto de la industria 5.0. Más  allá de la 4.0, centrada en la digitalización fabril, la productividad y la rentabilidad, la 5.0 promueve una industria alineada a valores como el bienestar humano, la resiliencia o la sostenibilidad. Sería, entonces, el complemento de la primera.

Tampoco en Europa hablan ya de soberanía industrial, sino de autonomía estratégica abierta. Al contrario de lo que promueven ahora economías como la estadounidense, cerrándose a cal y canto a las importaciones de otros países, la Unión Europea apuesta por fortalecer el sistema industrial interno para ganar en autonomía tecnológica e industrial, pero sin tanta traba comercial a terceros.

Fundadores de Calpech
  • Fundadores de Calpech -

El ecosistema emprendedor

En este nuevo modelo al que nos dirigimos en el marco comunitario, las sinergias entre el tejido industrial y el emprendimiento son fundamentales para reforzar la competitividad de nuestras empresas. «Si la industria es determinante para el crecimiento y el progreso de la economía y la sociedad, la capacidad emprendedora no lo es menos, especialmente en momentos de cambios tecnológicos disruptivos como el actual», sostiene José Bayón, director general de la Escuela de Organización Industrial (EOI) y anterior consejero delegado de Enisa.

Según datos recogidos en el informe Diagnóstico del emprendimiento industrial en España, realizado por el Centro de Estrategia y Prospectiva Industrial (CEPI), en 2024 se contabilizaban en nuestro país 806 startups industriales innovadoras, la mayoría pendientes de consolidación. En 2022, el 40% de las startups en esta categoría tenían menos de cinco empleados; el 70% no facturaban más de un millón de euros anuales y solo un 2% tenían presencia propia en el extranjero.

La Comunidad de Madrid reúne alrededor del 21% del total de las startups industriales, seguida de Cataluña (17%) y Andalucía (12%). En otro plano se encuentra el País Vasco —el más avanzado y maduro—, con 83 startups.

La Comunitat Valenciana alberga 77 startups industriales, ocupando el quinto puesto en el ranking nacional. En lo que se refiere a la especialización, nuestra comunidad destaca en la fabricación de productos de caucho (28,26%), seguida por la fabricación de maquinaria y equipo (17,39%), y otras industrias manufactureras (13,04%).

La iniciativa emprendedora independiente es la que ha impulsado el nacimiento de la mayoría de estas empresas emergentes aunque, en el caso de la Comunitat Valenciana, un 25% de los proyectos desarrollados proceden de spin-offs surgidas de agentes científicos tecnológicos vinculadas, en muchos casos, a las universidades.

La transformación digital

Tal vez sea Diego Sáez una de las personas que mejor conoce el tejido industrial español. Durante años ha estado recorriendo prácticamente todas las fábricas de nuestro país y de todos los tamaños para conocer sus carencias y evangelizar sobre la necesidad de recuperar la competitividad de nuestras factorías y asumir así el control de la producción abrazando la nueva tecnología y con una buena gestión del cambio. Es decir, las bondades de la industria 4.0.

Para apoyar en esa adaptación a los nuevos modelos productivos y la digitalización, fundó, junto con Fernando Molinuevo, MESbook, una empresa valenciana que reúne a un equipo de más de setenta personas y supera ya los 2,5 millones de euros de facturación anual, lo que la convierte en una de las startups más prometedoras del panorama emprendedor nacional.

Alberto Díaz, socio fundador en BeAble Capital.
  • Alberto Díaz, socio fundador en BeAble Capital. -

 

Acunada en Lanzadera, en MESbook disponen de un exitoso SaaS (Software as a Service) que dirigen a clientes industriales de todo tipo y actividad. Se basa en un sistema de gestión de fábricas en tiempo real con soluciones 4.0 que se trasladan a todas las necesidades operacionales de la empresa industrial. El propósito final es ayudar a reducir costes a la vez que aumentan su productividad y mejoran la calidad del producto.

El conocimiento científico

En MESbook han creado más de 150 proyectos en quince sectores diferentes. Entre sus casos de éxito, por citar alguno, se encuentra El Molino, una empresa de Castellón dentro del sector cerámico, tradicionalmente poco industrializado, que «ha comprendido la importancia de gestionar en tiempo real para mejorar su productividad, competitividad y la rentabilidad de su fábrica. Con esta base de datos y un dataset de no menos de un año, El Molino podrá comenzar a trabajar, utilizando big data y aplicando machine learning sobre predictivos, en búsqueda de la receta perfecta de sus azulejos para maximizar el porcentaje de azulejos que se clasifican como primera calidad», señalan desde MESbook.

Aunque en minoría con respecto al emprendimiento independiente, como es el caso de MESbook, surgen startups industriales que se establecen como spin-offs de instituciones científicas y tecnológicas, mientras que otras, en menor grado, se desprenden de grandes corporaciones.

Como spin-off de la Universidad de Alicante se crea Calpech, una startup que lidera como director ejecutivo Yuriy Budyk. La empresa, constituida en 2021, ha patentado un proceso y una tecnología que aprovecha un residuo procedente de la extracción del aceite de oliva en un producto de alto valor basado en nanopartículas de hierro y carbono que se utiliza como aditivo en la industria del biogás y el biometano con aumentos del rendimiento de hasta un 40%.

En concreto, el residuo que aprovechan es el alpechín, un líquido de color oscuro que resulta del agua que se utiliza para lavar las aceitunas. «Doce litros de agua por cada litro de aceite», explica Budyk. Se trata de un residuo contaminante que está prohibido verter al suelo, pero también en ríos y alcantarillas. La forma tradicional de deshacerse de él era volcarlo en balsas de gran tamaño impermeabilizadas y esperar a que se evaporase de forma natural. La solución deep science desarrollada por Calpech no solo zanja un problema, sino que también lo resuelve dentro de la economía circular, conforme a esos criterios de la industria 5.0 de los que habla la Unión Europea.

Prototipos Foro S4I
  • Prototipos Foro S4I -

La spin-off alicantina dispone ya de su propia planta industrial donde ha validado la tecnología, patentada en España, y está en vías de obtener la patente europea. Tras conseguir un Neotec, a finales del año pasado lograron cerrar su primera ronda de inversión por valor de, aproximadamente, 700.000 euros procedentes del BeAble Capital, gestora de fondos de capital privado especializada en la inversión en tecnologías deep science y organizador, junto con la Universidad Autónoma de Madrid, del foro Science for Industry (S4i), plataforma que reúne a los distintos actores del ecosistema industrial y donde los emprendedores tienen ocasión de mostrar a los inversores sus proyectos surgidos de la ciencia profunda.

Del 'software' al 'hardware'

Además de Calpech, entre los expositores participantes de la última edición del foro Science for Industry (S4i), celebrado a finales de enero en Madrid, se encontraba la Red de Universidades Valencianas para el fomento del I+D+ (RUVID). Aquí, equipos de investigación de la UPV y de UPV-innovación expusieron prototipos como el denominado Small fus-Neuroestimulación cerebral con ultrasonidos, un dispositivo que consiste en «un sistema de aplicación de ondas ultrasonidos en seres vivos para estimular la absorción de medicamentos capaz de trasladar al cerebro casi, con precisión quirúrgica, a la zona donde queremos que la medicina surta efecto», explica José Zayas, técnico de transferencia en la UPV e integrante del Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular (i3M) de la UPV.

Small fus encaja dentro de una nueva categoría sanitaria, el Medical Device, que engloba una amplia gama de productos y equipos utilizados en el ámbito de la salud. Representa también la integración entre el software y el hardware tan necesaria para trasladar la digitalización al desarrollo industrial y al tejido productivo.

Las startups altamente disruptivas surgidas de la ciencia profunda podrían desempeñar un papel decisivo en el camino a la competitividad del ecosistema español y europeo. Sin embargo, solamente España, a pesar de ser una potencia en la producción científica, precisa de más de cien mil millones de euros para impulsar este tipo de proyectos en ámbitos como la nanotecnología, materiales avanzados o la fotónica, entre otros muchos. Sectores en los que, a juicio de Alberto Díaz, cofundador de BeAble Capital, «España tendría mucho que decir».

* Este artículo se publicó originalmente en el número 124 (marzo 2025) de la revista Plaza

 

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