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Cuando no había streaming

Los Teletubbies, unos peluches tan famosos como los Beatles

Encandilaron a grandes y pequeños. Crisparon a las mentes menos tolerantes. Y se convirtieron en una franquicia millonaria que producía todo tipo de mercadería. Junto con las Spice Girls, los teletubbies fueron el gran fenómeno pop británico de finales de los noventa

  • Los Teletubbies
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Al principio se iban a llamar Teleteddies, pero los personajes que conquistaron la franja infantil de la pequeña pantalla británica se hacían llamar teletubbies. Fueron invención de Anne Wood y Andrew Davenport, dueños de la productora Ragdoll, que se presentaba con esta frase de Carl Jung: «No puede nacer ninguna idea creativa sin jugar con la fantasía». Y la fantasía fue el motor de uno de los programas infantiles más extraños y, sin embargo, populares. ¿Qué tipo de criaturas eran los teletubbies? Los cuatro personajes que protagonizaban la serie eran como peluches gigantes, más humanos que animales, pero también criaturas tecnológicas gracias a las pantallas que llevaban incrustadas en sus barrigas. Cada uno de ellos era de un color y tenía en la cabeza una antena con una forma distinta a la de los demás. Se comunicaban a través de palabras inventadas. Vivían en una especie de hangar, en medio de un campo verde y lleno de flores. Cualquier cosa era posible en aquel mundo. Y eso implicaba también que más de un niño (y algún que otro adulto) les tuviera algo de miedo.

El éxito de la serie fue inmediato. Los Teletubbies se convirtieron, junto con las Spice Girls, en uno de los grandes fenómenos pop británicos de aquel año. Esas Navidades, los muñecos de la serie doblaron en venta a cualquier otro juguete. Muchos países —España entre ellos— emitieron la serie e incluso hubo un caso de plagio en México, donde se estrenó una serie titulada Telechobis. Los Teletubbies se hartaron de recoger premios y el single con el tema de la serie vendió más de un millón de copias. Y todo eso nos hace volver a las preguntas: ¿Qué hizo de aquellas cuatro criaturas un fenómeno tan colosal? Los colores, los sonidos, las formas y todo el diseño estaban enfocado a captar la atención de niños de entre uno y dos años, pero al final enamoraron a millones de adultos. Dicen que lo que para un adulto es raro para un bebé resulta de lo más entretenido. En este caso, el atractivo rebasó cualquier barrera de edad.

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Tinky Winky, ¿el teletubbie homosexual?

Los teletubbies eran cuatro. Po era chica y de color rojo. Hablaba algo parecido al cantonés, porque la actriz que le daba vida, Pui Fan lee, era china. Aunque a Pui jamás le vimos el rostro, se le hizo difícil conseguir que el público dejara de identificarla con Po. En 2001 tuvo una escena lésbica en la serie de televisión Metrosexual y se encontró dando explicaciones por ello a la gente que aún la identificaba con Po. Dipsy era chico y de tez algo más oscura. Bajo su disfraz estaba el actor John Simmit, de raza negra. Dipsy era la nota discordante entre los cuatro teletubbies debido a su carácter testarudo. Laa Laa, interpretada por Nikky Smedley, era amarilla y quizá la más dulce de los cuatro, siempre dispuesta a ponerse a cantar y a bailar. Y finalmente estaba Tinky Winky, de color púrpura, que fue el que más dio de que hablar. Inicialmente fue interpretado por el cómico Dave Thompson, pero después de setenta episodios fue despedido porque los responsables de la serie consideraban que no interpretaba a su personaje de la manera adecuada. Lo sustituyó Simon Shelton.

Como el resto de sus compañeros, Tinky Winky tenía un objeto fetiche que usaba habitualmente. En su caso se trataba de un bolso. Ese bolso, sumado al color de su piel, trajo consigo la controversia. Cuando la serie llegó a Estados Unidos, el reverendo ultraconservador Jerry Falwell dijo de Tinky que su color lo delataba como un agente encubierto para promover la homosexualidad entre los más pequeños. El hecho de que llevara un bolso le pareció a Falwell el colmo de lo inaceptable. Años después, en Polonia, también se llevó a cabo una consulta entre psicólogos para discernir si aquel personaje podía resultar pernicioso para los más pequeños. La conclusión fue negativa. «Tinky Winky no es más que un dulce bebé con un bolso mágico», escribió la BBC en un comunicado. «No es ni gay ni heterosexual. Solamente es un personaje de una serie infantil», dijo Kenn Wiselman, ejecutivo de Itsy Bitsy Entertainment, la compañía que distribuyó la serie en Estados Unidos. No obstante, Tinky Winky ha sido acogido por el colectivo LGTBIQ+ como uno de sus símbolos. Si hay algo que está fuera de dudas es que esta serie presenta un mundo donde caben todos los colores. Eso que ahora llamamos diversidad y que tan nerviosos pone a los retrógrados.

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Los Teletubbies siguen presentes en el panorama cultural mundial. La serie ha tenido varios remakes. Simon Shelton dijo que ser un teletubbie era como ser un miembro de los Beatles. De hecho, en 2007, cuando a los cuatro personajes se les entregaron las llaves de la ciudad de Nueva York, ellos se fotografiaron cruzando un paso de cebra en Times Square. De lo que no queda mucho rastro es del escenario natural donde estaba la tierra de los teletubbies. Harta de que los fans invadieran sus terrenos, su propietaria, Rosemary Harding, inundó sus terrenos de Wimpston Warwickshire para más tarde hacer un parque acuático.

No es fácil ser un teletubbie

Los actores que daban vida a los teletubbies debían aguantar dentro del disfraz, que llevaba incorporado un asiento para que pudieran descansar durante las pausas de rodaje, lo máximo posible. Otro problema de los rodajes eran los conejos, los únicos seres vivos aparte de los teletubbies. Eran animales reales y cada tanto se apareaban, lo que obligó a eliminar muchas tomas.

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* Este artículo se publicó originalmente en el número 130 (octubre 2025) de la revista Plaza

 

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