El karma, ese estado de conciencia en el que los seres humanos llegamos a la conclusión de que recogemos lo que sembramos. El karma es la palabra clave de esta serie estadounidense en la que un ratero de poca monta descubre por azar que es mejor hacer el bien que el mal a los demás. La epifanía llegó con un billete de lotería premiado. Earl Hickey (Jason Lee) siente que el destino le quiere ayudar a apartarse de la mala vida y sale a celebrarlo. La mala suerte es que, en pleno jolgorio, le atropella un coche y acaba en el hospital. Durante su convalecencia, y gracias al programa televisivo de Carson Darly, descubre que existe esa cosa mágica llamada karma. Después del alta, y justo cuando ya lo daba por perdido, Earl termina recuperando su billete. Es en ese momento cuando se da cuenta de que ha de reparar los daños que ha ido causando a lo largo de su existencia. No duda en poner la cantidad de dinero ganada al servicio de su causa. Y comienza a redactar una lista con todos aquellos seres a los que robó, engañó o perjudicó de alguna manera. La idea es ir compensándoles a todos, así, la vida de Earl también mejorará.
Historias que tienen mucho de realidad
Mi nombre es Earl (My Name Is Earl) se estrenó en la NBC y estuvo cuatro temporadas en antena. Se convirtió en una serie bastante popular, que fue ganando adeptos a medida que Earl iba redactando su lista y metiéndose en las situaciones más absurdas. Al principio, Jason Lee se negaba a interpretar el papel. Tuvieron que ofrecérselo dos veces para que acabara viéndole la gracia. El actor no quería trabajar en televisión, pero cuando leyó con atención el guion del piloto cayó rendido ante aquel personaje tan peculiar que, en algunos aspectos, parece heredero de H.I., el ladronzuelo de Arizona Baby, otro villano que tiene serios problemas para serlo como es debido. Earl, tan divertido como entrañable, le debe su existencia al guionista Greg Garcia, escritor especializado en historias de gente marginal, paletos y descartes de la sociedad blanca basada en la abundancia. El guionista asegura que su ficción no lo era tanto porque estaba basada en hechos reales. «Encuentro mucho más interesante una casa sucia, habitada por gente normal, que una familia de gente con dinero que tiene todos los problemas resueltos», declaró Garcia años después. Y, puesto que la televisión es un lugar en el que abundan las casas bonitas y las familias que lo tienen todo, Me llamo Earl conquistó el corazón de los telespectadores.

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Garcia también aseguraba que pedía a la gente de su equipo que volcaran experiencias personales en los guiones. Situaciones de las que pudieran estar arrepentidos. Todo eso alimentó los 96 capítulos de la serie, en la que Earl estaba acompañado de personajes imprescindibles para que el personaje principal se luciera a gusto. Joey Turner (Jaime Presley) es la exesposa de Earl y la madre de uno de sus hijos. Vive en una caravana y, cuando Earl sale de la cárcel, lo tira de casa. Earl ha de acudir a su hermano Randy (Ethan Suplee), uno de los elementos cómicos clave en las tramas. Al final, termina viviendo en el hotel de Catalina (Nadine Velazquez), una inmigrante que entró en el país de manera ilegal y que no se librará de tener problemas con las autoridades. Y, mientras todo esto sucede, Earl sigue elaborando su lista e intentando poner las cosas en orden. Una comedia de situación que, entre risa y risa, iba planteando cuestiones éticas. La visión de la vida desde las filas traseras de la sociedad. Todo lo que ocurría en Camden County, el lugar imaginario en el que sucede la acción y del que nunca se especifica la localización exacta, era tan creíble y verídico como podría seguir siéndolo ahora, en la América de Trump.
Final abrupto
Que Jason Lee se resistiera a convertirse en un personaje televisivo tenía su explicación. En aquel momento venía de protagonizar películas como Mallrats (1995), Persiguiendo a Amy (1997) y Dogma (1999), las tres dirigidas por su amigo Kevin Smith. Además, había estado en Casi famosos (2000) y Vanilla Sky (2001). Pero como ya se ha contado, terminó cogiéndole cariño al personaje. Y eso ocurrió incluso a pesar del bigote que tenía que lucir capítulo tras capítulo. Lee se quejaba de que no podía afeitárselo cuando terminaba el rodaje de una temporada, pero acabó cogiéndole cariño al mostacho y llegó a declarar que era el mejor de la historia de la televisión después, claro está, del que lucía Tom Selleck en Magnum P.I. La serie no estuvo exenta de polémicas. Debido a los lazos que algunos de sus actores —Jason Lee entre ellos— mantenían con la Cienciología, Me llamo Earl fue acusada de publicitar dicha pseudorreligión, más cuando entre sus actores invitados estaban célebres cienciólogos como Juliette Lewis. Pero no fue la Cienciología lo que mató a la serie, sino una mala decisión de los estudios. Al final, Earl se quedó sin terminar su lista.

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La hermana gemela
No fue exactamente un spin off, pero Raising Hope (Hope en España) estaba llena de guiños y referencias a Me llamo Earl. De hecho, en uno de los capítulos se da a entender que Earl podría haber concluido su lista. Greg Garcia siempre dijo que, más que completar una lista, quería que su personaje se convirtiera en líder de un movimiento que abogara por hacer el bien.
La serie en datos
Duración: Desde el 20 de septiembre de 2005 hasta el 14 de mayo de 2009. En España, La Sexta estrenó la serie en octubre de 2006 y en horario nocturno.
Premios: Obtuvo 14 nominaciones a los Emmy y ganó 5 de los premios.
La sintonía: What Goes Around Comes Around, interpretada por Nescobar-a-lop-lop y la Camden County Band.
¿Cómo verla?: En Disney+.

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* Este artículo se publicó originalmente en el número 128 (julio 2025) de la revista Plaza