Opinión

Antropología Industrial 

DIY

  • Foto: PEXELS
Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

VALÈNCIA. Durante cientos de miles de años, incluso millones, los seres humanos y sus directos antepasados del género homo estuvieron trabajando diaria e incansablemente por su supervivencia, y la mejor demostración de ello es que nosotros estamos aquí y ahora. Durante ese tiempo, cada individuo, incluso dentro de un grupo organizado, realizaba por sí mismo casi todas las tareas necesarias para sobrevivir, como cazar, recolectar o construir refugios, pero también la imprescindible construcción de herramientas necesarias para llevar a cabo todo lo anterior. 

 Esto fue así hasta que se desarrolló el comercio, la revolución agrícola y la aparición de las ciudades. A partir de ese momento, surge la división del trabajo y la especialización que va acelerándose con el paso del tiempo y el progreso tecnológico. Nuestras sociedades actuales son muy sofisticadas y eso es porque nuestro abanico de trabajos y servicios es más amplio que nunca. Parecía que hacerse las cosas uno mismo era cosa del lejano pasado y que hoy es mejor recurrir a los productos o servicios de quienes mejor los realizan, que raramente somos nosotros. Y sin embargo, la realidad es tozuda y los viejos hábitos nunca desaparecen.

En paralelo con el salto tecnológico posterior a la revolución industrial y, especialmente, con la producción masiva de mediados del siglo XX, empieza a aparecer una tendencia a volver a la independencia —e incluso el placer— de hacerse las cosas uno mismo. A menudo por ahorrarse costes, en otros casos por disponer de autonomía o por no existir proveedores y, en otros casos por una ideología anarquista o individualista, comenzó a crecer la demanda de herramientas y materiales para que cada cual pudiera iniciar sus proyectos de construcción, normalmente relacionados con aficiones o mejoras del hogar. 

"Sin darnos cuenta, quienes creíamos que éramos los jefes, por ser quienes pagábamos, nos vemos convertidos en clientes orquesta: compradores, productores, vendedores, cobradores y montadores"

Así que nació todo un sector dedicado al Hágaselo usted mismo o por sus siglas en inglés DIY (Do It Yourself). Los habitantes de ciudades y urbanizaciones periféricas podían dedicarse ellos mismos a la jardinería, la fontanería, la carpintería como un lego, la construcción y la informática y todo ese mundo que tan bien definió en su momento la palabra francesa bricolage, que significa arreglar, remendar, desmontar y volver a montar.

La cultura se empapó de esta corriente y, pronto, los media se llenaron de programas y artículos dedicados al brico-todo. Incluyendo satisfyers. Y la cosa no solo definió nuestra época a nivel global, sino que supuso un inmenso negocio que solo en EEUU superó los seiscientos mil millones de dólares en 2022, con un crecimiento del 4% anual.

Pero, como escribió Oscar Wilde, los dioses para castigarnos hacen realidad nuestros deseos. Y esto está ocurriendo con el movimiento DIY. De repente, nos vemos a nosotros mismos comprando y siendo nuestros propios vendedores, como ocurre en el comercio electrónico. O yendo al supermercado, a la gasolinera o a la más moderna tienda de ropa y nos encontramos que somos nuestros propios cajeros, suministradores y embaladores. El Hágaselo usted mismo se extiende no ya a la tarea —alguna vez gratificante— de montar un mueble o plantar dos macetas, sino que sin darnos cuenta, quienes creíamos que éramos los jefes, por ser quienes pagábamos, nos vemos convertidos en clientes orquesta: compradores, productores, vendedores, cobradores y montadores.

Y si algo sale mal siempre nos quedará una web o un teléfono, donde deberemos escuchar una grabación durante minutos para que, a modo de escarnio, nos informen de nuestros supuestos derechos y donde nosotros mismos deberemos gestionar nuestros problemas y solucionarlos como nuestra paciencia y nuestro entender alcancen. Ustedes mismos. 

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo