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La política de los pactos y los pactos de la vergüenza

Publicado: 28/03/2025 ·06:00
Actualizado: 28/03/2025 · 06:00
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Pactar en política es lo normal. Pactar con quien no comparte tus ideas al completo sería incluso lo deseable. Precisamente para llegar a lo que en política es el objetivo: lugares comunes donde colaborar por el interés general de todos. Pero pactar en política es, sobre todo, y porque cada cual se sitúa donde se sitúa de partida en principios y valores, un ejercicio de explicar dónde está uno, en qué cede, en su caso, para avanzar en esa labor de promoción del interés común y, sobre todo, por qué.

Carlos Mazón llegó a la presidencia del Partido Popular valenciano un mes de julio de 2021, con lo que debería por estatutos someterse al escrutinio de sus afiliados precisamente este próximo verano de 2025. Algo que, por lo visto, no están, ni Mazón ni su propio partido, dispuestos a hacer, una vez conocida la renuncia a pulsar la opinión de quienes tienen un carnet del PP. Resulta difícil por ello, en primer lugar, creer en cualquier afirmación de respeto a los valores democráticos y participativos ante todos si ésta procede de quien los soslaya sin rubor frente a los suyos propios.

Pero en segundo lugar llama la atención que Mazón no presente hoy como todo un éxito ante sus fieles en la Comunitat el haber desatascado un acuerdo presupuestario para la tan necesaria recuperación tras la trágica DANA del 29 de octubre del año pasado. Sería posiblemente el mejor aval para alcanzar un segundo mandato al frente de los populares valencianos. Pero no parece que sea suficiente ni oportuno.

El problema es, seguramente, que su propio partido y afiliados le demandarían a Carlos Mazón, a su presidente, que explicara qué significado y qué consecuencias tiene justificar que la Comunidad Valenciana tenga por fin presupuesto, a través del pacto con Vox, por dos motivos que son los únicos que se han dado: acabar con la agenda verde europea y rechazar a los inmigrantes. Porque esas son las dos cuestiones a las que se ciñó exclusivamente el propio Mazón en su anuncio público del acuerdo presupuestario con Vox. Dos cuestiones que rompen con la postura de su partido solo hasta unas horas antes.

Mazón, recuerden, se marchó de Alicante a Valencia, de la Diputación Provincial a la Generalitat, con un discurso que hablaba de “crecer por el centro”, un espacio al que calificaba como “de unión en el que tanto socialdemócratas como conservadores, liberales y gente que quiere lo mejor para su tierra se centren”. Así lo expresó en una entrevista en mayo de 2021, al preparar justamente su aterrizaje en la presidencia del PP valenciano. Es más, Carlos Mazón justificó incluso el transfuguismo de cargos de Ciudadanos hacia el PP en una necesidad que expresó literalmente como “reunificar el centro-derecha”. Esa fue también la explicación de tanto fugitivo hacia el calor de este Mazón y su PP centrado y de tanta moderación.

Hoy, sin embargo, el President ha virado hacia postulados de derecha radical y populista que le valen para mantenerse al frente de un Consell vendido a Vox, claudicante ante su populismo hasta el punto de poner en entredicho y desautorizar incluso en Corts al mismísimo vicepresidente designado para dirigir una reconstrucción y una recuperación que ya no serán las desideologizadas que Francisco José Gan Pampols vino a poner en marcha.

Lo dramático, tanto como patético, es también que esa explicación es la que se han tragado sin pestañear esos bien pagados adosados de obra adquiridos a precio de saldo que, de la mano de aquel Mazón liberal que ya no existe, venían del centro a consolidarlo junto a la derecha. Ahora se encuentran de comparsa de la ultraderecha y tan felices con su sueldo público.

Pero sin duda lo principal es que nadie en el PP valenciano sabe explicar todavía cómo votaron casi unánimemente en 2021 a una promesa de futuro liberal, moderada y centrada como la que representaba entonces Mazón, pero sobre el que en los próximos meses no les van a dejar expresarse para revalidar la expectativa o rechazarla. Porque ignoran todavía el motivo de haber dejado de ser liberales, moderados y centrados. O que lo adivinan en lo de que el fin justifica los medios porque, como pasa con Sánchez y su PSOE, cualquier cosa es aceptable, hasta renunciar a tus valores y principios, por mantener el sillón.

Pactar en política es lo normal. Y debería ser lo deseable. Lo que no es tan normal ni tan deseable es que el pacto implique renunciar a lo que siempre has dicho que eras: lo que siempre has comprometido como tu esencia en política. Y, sobre todo, que no solo no lo expliques, sino que permitas que lo haga quien te come la tostada. Porque dudas de tus propios argumentos, sino es incluso porque te avergüenzan.

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