Forma parte del selecto grupo de profesionales que ha sido convocado por el Festival Internacional de Imágenes Submarinas (FIIS) del Oceanogràfic de Valencia
VALÈNCIA. Roberto Rinaldi, colaborador de Cousteau en 1988, ha trabajado para los mejores directores de documentales y sus películas han sido transmitidas por las televisiones de todo el mundo. Es un auténtico vocacional de la imagen, especializado en la filmación bajo el agua desde pequeño. Desde entonces su aportación a la divulgación del mundo submarino y a la concienciación sobre sus problemas no ha cesado. Es el creador de la única cámara capaz de rodar en 3D.
Como miembro de la élite mundial de documentalistas, Roberto Rinaldi recuerda que “cuando empezamos todos nosotros a mitad de los 80, la situación era muy peligrosa, porque había muy poca conciencia ecológica. Nosotros éramos los conquistadores del océano, hacíamos nuestro trabajo. Habíamos empezado nuestra aventura, éramos jóvenes comunicadores pero no sabíamos lo que había detrás, sólo contábamos lo que había sin valorar nada más”.
No obstante su trabajo sí que sirvió para espolear a los gobiernos que comienzan a crear instituciones para la preservación de las especies con fundaciones de investigación, reservas marinas, como las Islas Medas o Porquerolles en Francia o parques naturales.
“Vimos, efectivamente, un cambio muy importante y rápido porque también se desarrollaron leyes ambientales de protección. Pero nada se ha hecho por la conciencia civil de defensa de este medio. Se crea una red de trabajo, pero no podemos estar satisfechos porque hasta ahora no se ha hecho nada por la educación medioambiental con la sociedad, nada se ha hecho por lo que es más importante, por llevar esta concienciación a los niños que tienen que aprenderlo en las escuelas.”
Rinaldi exige más y reclama una auténtica cultura de educación del mar, “no hay ningún país en el mundo – denuncia- que tenga una materia en la escuela que se llame ecología, no hay un solo sitio donde vayan los niños para aprender la ecología”.
El Festival Internacional del Oceanogràfic es para Rinaldi una buena idea porque supone un punto de encuentro físico para reunirse todos los profesionales de este mundo: periodistas, camerógrafos, científicos, etc., que tienen una visión de ecología. “Por eso creo que es una iniciativa muy importante. Porque esto es un centro físico y nosotros no tenemos un centro. Aquí podemos encontrarnos y debatir sobre estos problemas”.
Entiende este experto internacional que centros como Oceanogràfic necesitan de mucha afluencia de visitantes. “Los turistas – dice- son importantes para esta tarea porque sirven para divulgar la concienciación. Son visitantes que salen de aquí con una idea de cómo es el mundo submarino y cómo hay que cuidarlo”.
Esa es la obsesión de Rinaldi, un hombre que siente el mar intensamente y vitalmente. “Esta es mi gran preocupación, que los documentales sean divertidos y atractivos para la población infantil. Mi sueño es encontrar a un joven con la capacidad de sentirse tan motivado como para enviarme un guión para realizar un film que esté destinado para su generación”.
En este momento su equipo está trabajando en el Mar Negro, que califica de muy importante para el Mediterráneo, un mar que sirvió para el intercambio de culturas, en el que no se combatía por la cultura propia, además de ser un espacio comercial trascendental. “Hoy consideramos el Mar Negro como un mar del mundo soviético, muy lejano, pero forma parte del Mediterráneo, de nuestro Mediterráneo.”
Tiene otro proyecto con Lauren Ballestá, desde hace dos años, sobre la reproducción de meros en la Polinesia, donde se está registrando una gran concentración de esta especie que está amenazada por los tiburones.
Pero sobre todo, Rinaldi ha desarrollado la tecnología de grabación en 3D y ha realizado documentales que sirven para explicarle el mundo marino a la población en centros de visitantes.