VALÈNCIA. El resurgir del proyecto residencial de Sociópolis, en el barrio de La Torre, se vislumbra. Tres promotoras se han lanzado a la compra de suelo para sacar nueva vivienda al mercado y culminar esta área inacabada de València. Se trata de uno de los pocos sectores en la ciudad que ya está urbanizado y tiene grandes bolsas de suelo finalista. La activación de la zona está en marcha, aunque todavía queda mucha superficie por desarrollar.
Este proyecto urbanístico fue impulsado en 2005 por el entonces conseller de Obras Públicas, Rafael Blasco, condenado por el 'caso Cooperación'. El objetivo era levantar más de 2.000 nuevas viviendas en este nuevo barrio residencial que bautizó como Sociópolis y que cuenta con una superficie de más de 200.000 metros cuadrados. Del proceso de reparcelación resultaron 22 solares de uso residencial, la mayoría de ellos con calificación VPO, pero solo cinco de ellos se han ejecutado. La irrupción de la crisis inmobiliaria frenó su expansión y, de hecho, dejó alguna construcción inconclusa.
Muchas de estas parcelas acabaron en manos de entidades financieras y fondos e, incluso, de la Administración Valenciana, tanto local como autonómica. Ahora, casi dos décadas después de ese intento por revitalizar esta zona, su regeneración está más cerca con la adquisición de suelo a la Sareb por parte de Grupo Ática, Prygesa y Albaluz. Un movimiento que permitirá levantar cerca de 400 nuevas viviendas en la plaza valenciana en un momento en el que la oferta de obra nueva es casi residual. Pero, ¿quién está detrás de las bolsas de suelo en este sector?
En concreto, la Sareb tenía los tres solares que ha vendido a estas tres compañías y en los que se construirán en torno a 400 pisos. También tiene en ese sector otras tres parcelas LandCo, filial de promoción de suelo de Banco Santander. Se trata de un conjunto de pastillas con posibilidad para levantar cerca de otras 300 unidades, una de ellas está en negociación avanzada para que sea vendida a un promotor.
Otro de los grandes poseedores de terreno en la zona es la valenciana Proara, que no solo ha desarrollado vivienda en este área de La Torre, sino que en este momento es poseedora de otras tres parcelas que suman conjuntamente cerca de 40.000 metros cuadrados de techo, con posibilidad para desarrollar en torno a 320 inmuebles.
Le sigue la Generalitat Valenciana, aunque, a priori, sus tres solares los adjudicó a la UTE Urbania junto a la promotora Visoren en el concurso que licitó el Consell del Botànic la pasada legislatura. Una convocatoria a la que únicamente optó esta UTE, que se hizo con los tres lotes que incluyen la construcción de cerca de 1.100 viviendas en suelos públicos, de los que tres de ellos están en este ámbito urbanístico. No obstante, todavía se está a la espera de que se adjudique definitivamente la operación.
Lo que todavía sí conserva la Generalitat Valenciana, a través de la Entidad Valenciana de Vivienda y Suelo (EVha) son dos edificios. Uno de ellos es la conocida como torre de Sociópolis de 184 viviendas, cuyas obras encaran su recta final y finalizarán este verano, así como un edificio de 124 viviendas que compró a través del tanteo al Grupo Ática.
Por otro lado, Aliseda, filial inmobiliaria del fondo Blackstone; Rover, holding empresarial especializado en infraestructuras; y el fondo Cerberus son dueños de un solar cada uno. El más grande es el de Aliseda, con capacidad para construir cerca de 176 viviendas, mientras que los otros dos pueden rozar el centenar de pisos, respectivamente. Asimismo, el Ayuntamiento de València tiene una parcela que, según ha podido saber este diario, tiene intención de meter en el concurso que sacará próximamente para movilizar suelo municipal.
Finalmente, aunque está ya en obras, Grupo Ática tiene una superficie en la que está promoviendo a pulmón un residencial de 20 alturas y 96 pisos, del que ya tiene el 60% vendido.
Y es que la amplia extensión de este sector permite unas 2.600 viviendas, de las que 2.100 serían de protección pública y el resto vivienda libre. Por tanto, los impulsores de la reactivación del antiguo Sociópolis confían en que se genere un 'efecto llamada' que propicie su resurgir. Y lo hacen con el convencimiento de que se necesita vivienda en València, especialmente VPO y de la oportunidad de aprovechar el suelo finalista pendiente por ejecutar que queda en la ciudad.