Libros y cómic

LA LIBRERÍA

‘Sagrado y desagrado’, arte de las disputas en el lenguaje con Rubén Martín Giráldez

Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

VALÈNCIA. El lenguaje es una casa inmensa, un hogar que se proyecta en el tiempo y el espacio y que se habita contra todo pronóstico: el lenguaje es una dimensión, por común, infravalorada. Esto es: el lenguaje es generoso, se puede vivir en él con lo básico o pertrechado de los aperos más vanguardistas, en el lenguaje podemos levantar una mansión gloriosa o una chabola elemental y la primera no garantizará una vida mejor que la segunda, es decir: es posible —así de maternal es el lenguaje— ir más allá desde la casucha paupérrima, porque, a diferencia de lo que sucede en el mundo extralingüístico, en el campo que se manifiesta en palabras que expresan, el origen no es tan determinante como pudiera parecer: uno conoce lo que se diría un quinqui que fue artífice de los poemas más arrebatadores, y también conoce rentistas acomodados y suicidas que antes de marcharse dejaron un legado auténtico e inigualable. 

El lenguaje es un hotel en construcción: algunas de sus dependencias son bien conocidas, en ellas nos encontramos, y también tiene plantas de paso, y suites merecidas en las que apoltronarse, pero existen en el lenguaje alas en perpetua —de momento— construcción: extensiones que crecen orgánicas hasta que se atrofian o hasta que mutan en galerías que a su vez dan lugar a nuevas habitaciones y salas de estar. Actualmente hay inquilinos derribando tabiques y otros que se esmeran en diseñar nuevas y prometedoras arquitecturas: como en todo, habrá lo que prospere y habrá lo que se estanque, convivirá lo conservador y lo inconformista, lo arrogante y lo tímido, lo comprometido y lo frívolo, lo que se toma en serio y lo que no sabe qué terreno está pisando. En la casa del lenguaje se vive se quiera o no, y en ella todos jugamos un papel, pero hay quien lo hace mejor. 

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo