Series y televisión

ANÁLISIS CULTURPLAZA

El giro de timón deja a la 'nueva' À Punt con más preguntas que respuestas

VALÈNCIA. La dimisión de Alfred Costa, la creación de la nueva empresa pública (y la extinción de la anterior), y la renuncia del PSPV y Compromís a formar parte del Consell d’Administración del nuevo ente lo aceleró todo: era el momento de la nueva À Punt. Sin mayores tensiones, Vicente Ordaz y Francisco Aura se pusieron al frente de la radiotelevisión pública valenciana. Y había tanto que arreglar, que los cambios no han tardado en materializarse.

“Estoy en la fase de escuchar y ponerle cara a todo el mundo, así que no tengo todavía una radiografía completa de la situación. No puedo definir con exactitud por dónde va a ir nuestra hoja de ruta porque la imagen inicial que tengo puede cambiar conforme avancemos en este proceso de diagnóstico. Además, el director general, que es quien tomará las decisiones estratégicas más importantes”, respondía Ordaz a este diario sobre el hecho de que tanto él como Aura hayan accedido a su puesto sin un proyecto sobre la mesa, sino por designación política.

Pues bien, la fase de escucha aceleró claramente tan solo unas semanas después y los cambios en À Punt ya son visibles. Ya se se puede notar en la programación, relación con el audiovisual y en cambios claros en el estilo. Y en un ente que, en medio de una transición entre organismos, no cuenta tampoco con un contrato-programa, estos cambios solo pueden responder a dos razones: la intuición o la ideología.

Francisco Aura aún no ha hecho pública su hoja de ruta porque no ha comparecido en Les Corts, pero Ordaz sí. Y esa primera gran intuición que se iba a notar en la parrilla era el cambio del idioma preferente en las películas y series que tuvieran doblaje en castellano, poniendo por defecto y relegando el doblaje en valenciano a la configuración dual.

El otro gran cambio en la televisión ha sido la supresión del programa En Directe, que fue uno de los que informó al minuto de la Dana, por bajas audiencias. En su lugar, trasladaron al equipo del programa de la mañana para crear Bona Vesprada Comunitat Valenciana, y renunciar a la televisión en directo durante unas horas en la franja matinal, también en función del mal resultado de audiencias.

El mes de abril ya ha pasado y con él el primer mes completo de estos dos cambios con un resultado malo: la cadena ha hecho un 2,6% de share, su peor mes desde septiembre de 2024 —aunque la media de todo el año pasado también se situaba en un 2,6%. Y si la fotografía se hace día a día, programa a programa, se puede ver cómo los cambios no solo no han impulsado los datos, sino que los han lastrado.

Este diario ha analizado todos los datos públicos de audiencias del mes de abril, y en todos ellos el programa Bona Vesprada Comunitat Valenciana estaba muy por debajo de la media de la cadena. Tampoco los contenidos en castellano han estado por encima de ese 2,6% en su inmensa mayoría (solo una vez de más de 24 emisiones analizadas). Aún es solo el primer mes, pero un de los grandes caballos de batalla culturales y políticos se saldan, por ahora, con un dato objetivo: más castellano no implica más audiencia.

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Mientras esto sucede, no solo los grupos políticos han criticado estas decisiones. El sindicato Actors i Actrius Professionals Valencians (AAPV) censuraba, en un comunicado, que el gesto de À Punt también ponía en riesgo a parte del sector audiovisual local que se supone que la radiotelevisión también tiene que defender: “¿No es injusto que empresas y profesionales foráneos del País Valencià capitalicen horas de programación de nuestra televisión autonómica? ¿No deberían potenciar sin matices la lengua minorizada y autóctona del territorio y de sus contribuyentes los medios públicos? ¿No es éste el primer paso para acabar con el doblaje en valenciano?”.

Otra intuición es la incorporación de la tauromaquia a la radiotelevisión pública después de que el Libro de Estilo vigente hasta la extinción del primer À Punt lo prohibiera expresamente. Fuentes del ente confirman que se está ultimando la negociación para retransmitir dos corridas de toros de la Feria de San Juan de Alicante. Hace tan solo unas semanas, Ordaz simplemente dejaba la puerta entreabierta en su comparecencia en Les Corts (“si entra en la ratio de rentabilidad, audiencia y coste de producción, evidentemente se estudiará”), ahora ya tiene la puerta de par en par; y de manera regular, la tauromaquia ya tiene un programa en la radio.

Hablando de la radio, ahí sí que hubieron cambios mucho más agresivos. Con la razón de su “alto coste”, Aura revolucionó la estructura de la radio de arriba abajo, con la cancelación de programas míticos como Podríem fer-ho millor! o Territori Sonor, y el estreno de seis nuevos formatos, negociados en menos de dos meses desde la entrada del nuevo director general. Es cierto que, otra vez con los datos en la mano, el último EGM, que analizaba la parrilla cancelada, dejaba también los peores índices de À Punt en años, con una bajada brutal de 54.000 oyentes a tan solo 12.000.

Estos datos (fueran buenos o malos) siempre fueron cogidos por pinzas por el anterior Director General, Alfred Costa: “el resultado es que en primavera me da un pico de audiencia y en otoño un valle, a pesar de tener la misma programación y las mismas voces. Entonces, en los momentos de bajada, ¿cambiamos la programación? Porque para cambiar la programación tienes que exponer por qué necesitas hacerlo”, argumentaba en una entrevista durante su mandato. Ciertamente, Vicente Ordaz ha hecho suya esta preocupación y ha empezado por la televisión, pidiendo más audímetros para la Comunitat Valenciana y así que se puedan afinar los datos.

Con el nuevo libro de estilo aún elaborándose, sin contrato-programa ni proyecto de los nuevos directores, los cambios seguirán y se dejarán notar, sobre todo, con la nueva temporada, que será cuando muchos contratos con productoras se extinguirán y se hayan podido negociar cambios en la parrilla más agresivos.

Mientras, el sector profesional audiovisual mira con mucho escepticismo esta nueva etapa. A pesar de las tensiones presupuestarias, las productoras tenían una relación buena con Alfred Costa, al que valoraban un perfil más profesional que político. Las fuentes consultadas por este diario no ven de la misma forma a Aura.

À Punt también ha tenido tiempo para hacer varios feos simbólicos al sector que se supone que tiene que cuidar: en los últimos meses ha rechazado, por primera vez, emitir las galas de los premios tanto de los Lola Gaos, como los de Artes Escénicas del Institut Valencià de Cultura, como los de Actors i Actrius Valencians.

Las tres galas han tenido lugar, sin cámaras, tras la Dana de octubre que ha despertado críticas encendidas al Consell en muchos actos público. De hecho, un apunte: tanto LaSexta como RTVE han hecho especiales por los seis meses de la tragedia; À Punt no ha hecho nada por la efemérides —sí ha habido un programa de Zoom para analizar los seis meses del gobierno de Trump en Estados Unidos.

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