VALÈNCIA. No faltan reyes y reinas de todo pelaje y condición en la historia del cine y la televisión, pero, últimamente, parece que están de moda en el mundo audiovisual. Más allá de encontrar a Victoria Federica hasta en la sopa, convertida en, qué cosas, una celebrity y una it girl desde su estratosférico privilegio borbónico, lo cierto es que no dejan de llegar series y películas dedicadas a monarcas, reales o imaginarios, tratados, desde diversos puntos de vista, con dosis variables de incorrección e informalidad.
Solo en estos días y en el panorama nacional, tenemos las miniseries La vida breve (Cristóbal Garrido y Adolfo Valor), sobre el cortísimo reinado de Luis I, hijo de Felipe V, con Javier Gutiérrez y Leonor Watling, y Su majestad (Diego San José, Borja Cobeaga), en torno a una imaginaria joven princesa y futura reina de España, interpretada por Anna Castillo, a la que las circunstancias obligan a ocupar el trono. Y RTVE tiene pendiente de estreno Ena, la serie de Javier Olivares sobre la vida de la esposa de Alfonso XIII, Victoria Eugenia, desde su llegada a España en 1906.
La necesidad de dotar de cierto realismo a unas vidas inequívocamente extrañas, a fin de superar las visiones idílicas y romantizadas de la realeza; de ofrecer luces y, sobre todo, sombras; o de recurrir a la comedia y la parodia para reírnos de las figuras del poder y sus intrincados protocolos, sean antiguos o actuales, han dado lugar a un buen número de series y películas que huyen de la idealización y pretenden ofrecer nuevas visiones de personajes históricos y de una institución a todas luces obsoleta, en su esencia y en sus formas, que, sin embargo, sigue existiendo.
Con un precedente temprano en María Antonieta (2006), la sorprendente película de Sofia Coppola, cuyo tratamiento pop y nada convencional de la época y la figura histórica de la reina francesa ha ejercido una influencia importante en este tipo de ficciones, la moda surge, probablemente, a raíz del éxito de público y crítica de The Crown (Peter Morgan, 2016-2023). La serie se instala en esta línea que comentábamos de ahondar en la pura apariencia con que se presentan al mundo los y las monarcas y encontrar lo humano en lo que es puro símbolo, ofreciendo un retrato, que se pretende veraz y realista, de una familia que vive en la paradoja de estar en una cárcel y no poder elegir su destino y, al mismo tiempo, ejercer un poder y un privilegio que solo les pertenece a ellos.

- The Great -
Especialmente en sus cuatro primeras temporadas, antes de centrar toda la atención, demasiado minuciosamente, en la historia de Diana de Gales, la serie es modélica. La entrada de Lady Di desequilibra el relato y la serie pierde aquella extraordinaria capacidad de síntesis que permitía condensar múltiples sentidos en una sola escena, en un momento o en una imagen, y también su habilidad para reflejar los cambios sociales e históricos a través de la situación de la familia real. En esta línea es en la que se mueve Ena, la serie del creador de El Ministerio del tiempo, Javier Olivares, en la que, a partir de la figura de Victoria Eugenia de Battenberg y su llegada como reina y como extranjera a nuestro país, se traza el relato de las complejas primeras décadas de la España del siglo XX.
Precisamente Diana de Gales ha protagonizado en los últimos años unas cuantas ficciones (además de muchos documentales), siendo Spencer (2021), la película de Ricardo Larraín con Kristen Stewart, la más notable de todas. El influjo de la María Antonieta de Coppola es evidente en este retrato de una joven ensimismada que deambula por palacio sin nada que hacer, sintiéndose prisionera de un entorno y unas normas que no entiende.
Antes que The Crown, llegó una película que también abrió algunas vías: La favorita (2018), de Yorgos Lanthimos. Mantiene el espíritu pop de Coppola en el tratamiento del pasado, pero con el feroz humor salvaje y cruel del director griego y su gusto por el género bufo y la hipérbole en las antípodas de las sutilezas de The Crown. Un estilo que da forma a The Great (2020-2023), la descacharrante serie sobre la vida de Catalina la Grande y Pedro III, protagonizada por Elle Fanning y Nicholas Hoult y creada por Tony McNamara, no en vano guionista de La Favorita, con la que ganó el Oscar el mejor guion. Se trata de una farsa llena, deliberadamente, de anacronismos, y de esperpento, violencia, sexo y mal gusto. Un tono que, en parte, recoge La vida breve, la serie española sobre Luis I que citábamos al principio. Ojo, no confundir The Great con Catalina La Grande (2019), la miniserie estrenada casi simultáneamente y protagonizada por Helen Mirren, sobre los últimos años del reinado de la emperatriz, en un tono más convencional y comedido, lejos de la comedia.

- Sisí y yo -
The Bridgerton también han puesto su granito de arena en esta proliferación de reinas tratadas de forma poco ortodoxas en la ficción. Aunque su tratamiento es muy fantasioso, como toda la serie, la reina Charlotte existió de verdad y, por ello, ha merecido su propia producción: Queen Charlotte: A Bridgerton Story (2023), donde se cuenta el ascenso al trono de Carlota de Mecklemburgo-Strelitz y su relación con el rey Jorge III. El tono pop y heterodoxo, la desmesura y el barroquismo de la puesta en escena y la dirección artística y la falta deliberada de rigor histórico caracterizan ambas obras, como The Great o La favorita.
Isabel I de Baviera, Sissi, es una de las figuras que ha despertado interés en los últimos años, con varias películas y series dedicadas a su figura. Fijada para la memoria en el relato edulcorado y romántico de la bella joven casada con el apuesto Francisco José de Austria que vendieron las películas protagonizadas por la gran Romy Schneider, la propia actriz, bajo la dirección de Luchino Visconti, ya se encargó de romper ese mito a favor de algo más realista en la monumental Ludwig (1973). Hoy en día esa imagen ya se ha roto del todo y eso ha permitido la aparición de films tan singulares y antirrománticos como Sisí y yo (Kauke Finsterwalder, 2023), con Sandra Hüller o La emperatriz rebelde (Maire Kreutzer, 2022), con Vicky Krieps. También las series Sisi: Emperatriz de Austria (2021) y La emperatriz (2022), de forma mucho más convencional y comercial, ahondan en el retrato de una mujer atrapada por su rango y su condición en un mundo de hombres, que luchó como pudo contra ello. Un retrato femenino en el que coinciden la mayoría de las series protagonizadas por reinas, y que tiene que ver con la imprescindible mirada de género que se aplica no solo en la producción audiovisual, también en el estudio de la historia.