VALÈNCIA. Cuando todo parecía indicar que la junta de accionistas de Sniace, que se celebró ayer, iba a aprobar un 'contrasplit' -a razón de un título nuevo por cada diez viejos-, la falta de quórum impidió aprobarlo. Tal y como informó la histórica papelera cántabra a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), no fue sometido a votación "al no existir quórum suficiente para ello" por cuanto "en segunda convocatoria era necesario un quórum de constitución de al menos el 25% del capital social". Así lo marca la Ley de Sociedades de Capital y las normas estatutarias de la sociedad.
Entre otros puntos del día, aprobó el nombramiento como consejero independiente de Ignacio Bayón por el plazo de cuatro años, así como la ratificación de Gema Díaz Real como consejera independiente. También se votó por los accionistas la reelección del presidente de la compañía, Blas Mezquita, y de Miguel Gómez de Liaño como consejero ejecutivo y otros externos, respectivamente.
Por otro lado, Félix Revuelta, principal accionista de Sniace con una participación del 10,1%, presentó su dimisión como consejero dominical de la compañía por razones de "carácter personal". Revuelta, presidente de Naturhouse, también cesó como miembro de la comisión de nombramientos y Retribuciones. El consejo de Sniace aceptó su dimisión, "agradeciendo sus servicios y aprobando su gestión".
Mientras tanto, la cotizada de Torrelavega (Santander) encadenó ayer su tercera caída consecutiva en bolsa, al dejarse en el camino un 2,19% y cerrar en los 0,178 euros. De este modo pierde ya un 28,43% en el parqué español en lo que va de año, lo que ha mermado su capitalización bursátil hasta los 62,47 millones de euros. O lo que es lo mismo: uno de las más bajas del centenar de valores que nutren el Mercado Continuo.
Sniace volvió a cotizar en la Semana Santa de 2016 después de haber estado suspendida 928 días. Lo hizo disparándose un 30% para cerrar ese día en los 0,546 euros bajo las recomendaciones de la CNMV sobre su viabilidad futura y los riesgos e incertidumbres asociados a su situación patrimonial y de liquidez.
El organismo presidido por Elvira Rodríguez señaló entonces que, "atendiendo a la especial situación de la compañía", estimaba necesario llamar la atención de los inversores sobre la información contenida en el documento de registro inscrito en el regulador bursátil por la empresa, así como en los últimos hechos relevantes remitidos.
El histórico chicharro, que tanto juego dio a los especuladores de turno entre los 80 y mediados de los 90, logró levantar a finales de septiembre de 2015 el concurso de acreedores en el que se encontraba. Cuatro meses más tarde, la cotizada presidida por Blas Mezquita modificaba las cuentas correspondientes a los nueve primeros meses de 2015 como parte del proceso de ampliación de capital en el que se encuentra inmersa la sociedad y, fruto de esta revisión, elevaba en 10,5 millones de euros su patrimonio neto.
Sus últimos resultados, correspondientes al primer trimestre de 2017, arrojaron un beneficio de 173.000 euros frente a las fortísimas pérdidas de 1,2 millones en los tres primeros meses de 2016. La empresa explicó que dichas cuentas se fundamentaron en el reinicio de la actividad industrial a finales de 2016 y a la aportación específica de las áreas de producción de celulosa y de energía.
Habrá que estar pendiente pues de los resultados del primer semestre del ejercicio en curso, que se publicarán a lo largo del mes de agosto como suele ser habitual. Aunque conviene recordar que hace casi cuatro meses lanzó un 'profit warning' advirtiendo que registrará unas pérdidas de 2,8 millones de euros en 2017, frente a la estimación de un beneficio de 10,8 millones de euros que preveía en su anterior plan.