Franco es más actual que la niña de Ana Obregón. Sigue vivo a los casi cincuenta años de su muerte. Qué sería del Gobierno sin el comodín del dictador. Con Franco intenta tapar su gestión desastrosa.
Templos vacíos, escasez de vocaciones, mínima influencia en la sociedad… La Iglesia católica vive un declive acelerado. En España sus jefecillos, preocupados con no perder el dinero público, se pliegan al poder. Dicen amén a la exhumación de Franco —al que tanto deben— y bendicen las barrabasadas del nacionalismo vasco y catalán