VALÈNCIA. Candela y Candela ya no saben como explicar el amor, se han quedado sin palabras. Ningún mito o leyenda antigua les sirve para expresar esa emoción que les calienta el pecho, que les zarandea la cabeza y les acelera el corazón. Por ello evocan al teatro, para intentar explicar este sentimiento. Lo hacen a través de Lisis, una pieza que podrá verse del 21 al 23 de noviembre en La Máquina y que pretende responder a una gran pregunta: ¿Qué pasa cuando el lenguaje ya no sirve? Entre conjeturas, desastres, ternura y errores, Candela Mora y Candela Herrero plantean más preguntas que respuestas a su público en la nueva producción de la compañía valenciana Platón Roto.
La pieza, en sí misma, es una pregunta constante al espectador, y Mora ya advierte que de todas las preguntas que se plantean sobre el escenario ninguna encuentra su respuesta dentro del teatro. A través de esta autoficción “que nace del intento fallido de explicar el amor” la autora e intérprete busca encontrar los huecos del lenguaje para explicar un sentimiento tan grande y abrumador: “Experimentamos con el lenguaje y sus límites para hablar de cómo la empatía y la compasión, en según que casos, limita ciertas formas de sentir. Nos preguntamos cómo nos podemos atravesar con un lenguaje metafórico para hablar del amor”.
Con un sentimiento imposible de cuantificar, Mora y Herrero se preguntan desde el presente, y jugando con varios personajes, cómo el lenguaje va mutando con una pieza que con su propio título parece evocar a la morfología: Lisis, aunque Mora, reserva a los espectadores de la pieza la verdad tras esta elección porque “es mejor que vayan al teatro a descubrirlo”. A través de una pieza viva que ha añadido referencias en todo momento, como la reciente publicación de Lux de Rosalía, Mora habla de los pensamientos e inquietudes que tiene la generación Z a la que le cuesta tanto explicar lo que siente, y a la que las palabras no siempre le ayudan.

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“Esta pieza es una especie de retrato de una generación que está constantemente comunicada, pero que no sabe bien cómo hacerlo. Hablamos de la visión social que tenemos de nosotros mismos y cómo hacemos las cosas bien. Parece que nos autoexigimos tanto en hacer las cosas bien y atender todas las sensibilidades que a veces terminamos sin hacer nada”, explica la autora. Sobre el escenario de La Máquina, las Candelas buscan plantear más preguntas que respuestas a quienes vayan a verlas, generando una pieza que a la vez que sigue una vertiente filosófica toma también un toque de comedia que no estaba del todo planeado.
“Nos gusta sorprendernos por los caminos que toma la obra, le damos también un toque de actualidad con historias que nos rodean y eso demuestra que el proceso creativo está muy vivo en todo momento”. Y entre debates y momentos de humor, Lisis encuentra un espacio para preguntarse cómo volver a explicar el amor cuando ninguna de las palabras del diccionario sirve. Cuando no existe ningún idioma ni gesto que baste para que la generación Z pueda comprender cómo expresarse y, tal vez, en esta pregunta reside la magia.