VALÈNCIA. Al acabar la rueda de prensa, una foto institucional. Todo el mundo está ahí: la Conselleria de Cultura, el Institut Valencià de Cultura (IVC), el Consorci de Museus, la Diputación de València (tanto el área de Cultura como la de teatros) y el Ayuntamiento de València. Pocas iniciativas privadas como Russafa Escènica consiguen ese consenso de apoyo institucional. Pero detrás de esa imagen, hay una cifra que contar: el 47% del presupuesto con el que se celebrar la edición de 2025 del festival no está garantizado; solo presupuestado, pedido y esperado con los dedos cruzados.
La situación, que podría parecer límite, es en realidad algo así como el día de la marmota. Cada año las artes escénicas abren el curso pulsándose en todos los sentidos en Russafa Escènica. En primer lugar, como reunión de todos los responsables de las administraciones culturales para apoyar un festival que grita desesperadamente que el sector sea cuidado de manera efectiva.
Mientras Álvaro López-Jamar, director general del IVC justifica que el recorte en la línea de apoyo a festivales “no es significativo” (una diferencia de unos 20.000 euros) y que “estaría bien que las ayudas hubieran salido antes pero no hemos estado perdiendo el tiempo”, además de poner en valor que “más allá de la colaboración pública-privada, hay que poner en valor el apoyo institucional de que todas las instituciones estemos aquí”, el director de Russafa Escènica, sin dejar de agradecer lo que ya hay, ponía el acento en el cómo, y no tanto en el cuánto (aunque también): “Los plazos que manejamos desde la calle y desde los barrios nunca son los mismos que los plazos que se manejan burocráticamente. Y ahí es donde nosotros nos encontramos con el terror”.
Y es que ese 47% del presupuesto aún por resolver es exactamente el que esperan del IVC, que hasta mediados de octubre no va a resolver la convocatoria de ayudas a festivales, a pesar de tener la voluntad explícita en “que salieran en primavera, que fueran una de las primeras líneas en salir”.
Pero Russafa Escènica (de)pende de muchos hilos. Ahí estaban el resto de administraciones, todas bajo una situación presupuestaria de recortes, con la Dana como aparente trasfondo —a falta de conocer si las cuentas de este año han sido una excepción o una tendencia. El festival cumple 15 años y la tarta se hace más complicada de hacer porque cada uno aporta menos, y cada vez se quiere dar de comer a más personas. ¿La solución propuesta por el festival? Ayudas nominativas, si es que las administraciones valoran tanto la iniciativa. Pero ya lo advertía precisamente el director general del IVC, “crear una subvención nominativa no es tan fácil”, y hay muchos festivales e iniciativas que también se quieren sentir cuidadas.
Entre unos y otros, el festival sale adelante como siempre, haciendo piruetas. Por eso el lema de este año remite directamente a las dificultades para que salga adelante: ‘Pirueta con doble salto mortal hacia atrás’. Siempre supervivientes, aunque con matices. Siempre supervivientes y con datos para celebrar estos 15 años: “casi el 45% de nuestro presupuesto revierte directamente sobre los profesionales del teatro, en contrataciones, producción, formación y dinamización. Nosotros estamos constituidos desde el inicio como entidad sin ánimo de lucro y, una vez cubiertos todos los gastos, si queda algún remanente se invierte en potenciar la siguiente edición. Entre 2011 y 2024 hemos estrenado casi 300 espectáculos, 4.100 funciones y hemos vendido 82.000 entradas”, resumía su director.
Y entre el festival y las administraciones, el daño colateral por la situación enquistada son la red de creación que muestra sus trabajos en el festival. “Cuando te encuentras en un proceso creativo, la adrenalina del momento puede llevarte a querer ir a por todo, ya que hay una vocación, un amor y un sentimiento hacia esta profesión que otras no pueden dar. Por un lado, amas lo que haces y no te importa dedicarle horas. Pero cuando esa adrenalina desaparece, de repente te das cuenta de que llevas ocho meses trabajando, has dejado todo de lado y has desatendido tu economía, el pago de alquileres imposibles o una lista de la compra que no para de subir. Cuando esto ocurre, los artistas se preguntan: ¿Realmente vale la pena? Creo que siempre vale la pena en el momento en que se está haciendo. Hay algo implícito, no sé si es masoquismo, que nos empuja a repetir y repetir procesos. Algunos proyectos salen muy bien, otros no tanto, pero seguimos adelante en esta industria de las artes escénicas”, explicaba Cornelles.

- -
Premi Llavor
Como regalo de cumpleaños, Russafa Escènica ha incrementado su compromiso con el sector creando un nuevo reconocimiento, el ‘Premi Llavor - Russafa Escènica’ al mejor espectáculo breve. Los programadores de varios puntos de España y de la Comunidad que participan en el festival, además de participar en un encuentro con las compañías en formato de speed dating, serán los encargados de elegir el palmarés.
En la programación de Viveros (obras de 30 minutos representadas en tiendas, cafeterías o coworkings del barrio de Russafa), compiten 10 estrenos absolutos. Por la parte de los creadores emergentes hay danza contemporánea Marta Sofia Gallego (Dolores, Remedios i Consuelo) y Ángel Lara (Relé). La comedia existencial también tiene su espacio con dos parejas creativas: Paula López Collado y Candela Herrero (Two girls one cake) y Tània Fortea y Mauro Cervera (Dutxa). Completan el listado de nuevos creadores Covadonga Carreño con una distopía (Una vida para vivir) y Marta Estal con un micromusical donde mezcla la ópera con el teatro emergente (No-Diva).
En lo que respecta a creadores y artistas consolidados que apoya este formato breve, Elisa Matallín presenta su primera propuesta de teatro de objetos para adultos (Remembrança), Iria Márquez bucea en el imaginario sonoro colectivo (A qué sonaremos cuando ya no estemos), Amparo Vayá hace un divertido retrato del mundo de la escena (Un altre dia diví!) y Mertxe Aguilar trata la memoria histórica y familiar (Sapiens).
A este galardón se suma el IX Premi de Dramatúrgia Fundació SGAE i Russafa Escènica, escogido por un jurado independiente formado por la actriz y vestuarista María Poquet; los dramaturgos, intérpretes y directores de escena Chema Cardeña y Paula Llorens; además de la productora y gestora cultural Sara Rey. El premio cuenta con una dotación económica de 1.000 euros y un asesoramiento para que la pieza breve seleccionada se estrene en 2026 en formato de lectura dramatizada.
Bosques
La programación de Bosques, piezas de larga duración representadas en teatros públicos y privados de la ciudad, hay 6 estrenos absolutos. Por una parte, está Pareja abierta, con Rafa Alarcón y Marta Chiner; una adaptación y actualización a manos de Isabel Martí de la famosa comedia de Dario Fo y Franca Rame. El humor, el absurdo y el teatro social se unen en la nueva propuesta de Contrahecho Producciones, Canviarem bolquers segons el BOE, escrita y dirigida por Patrícia Pardo. El público juvenil cobra relevancia con El universo de las primeras veces, una propuesta de Nokaut Teatro sobre la urgencia de la vida a los 17 años. La poesía escénica de la emergente Elsa Moreno marca Prácticas para Inmanecer. Y los nuevos talentos de la danza valenciana son protagonistas de Un paso adelante, creación de Mar García y Javi Soler. Por último, se estrena Lola, un proyecto experimental y interdisciplinario dirigido por Gema Gisbert que aborda la infancia trans.
En lo que respecta a propuestas nacionales e internacionales, se estrena en España el espectáculo de circo francés Le poids des nuages. Y se estrenan en la Comunitat las producciones familiares L’ànima del violí, venida desde Balears; y La gallina de los huevos de oro, de Cataluña. Desde Extremadura llega a la CV la mezcla de tecnología y danza Flamenco futuro, de Álvaro Murillo. Además, el festival recupera la galardonada Corps Seul junto a la actualización de la comedia musical sobre la salud mental La antesala. Y por primera vez ofrece en el Palau de la Música un concierto a cargo del Nonetto de la Orquestra Sinfónica de Russafa.
Por otra parte, entre las doce actividades paralelas preparadas para esta edición especial destacan la muestra retrospectiva Quinze anys de Russafa Escènica - Festival de Tardor en imatges y dos mesas redondas, una para someter a reflexión el modelo y futuro del propio festival, y una que abordará las buenas prácticas en la contratación de espectáculos de artes escénicas.
Todos los detalles de la programación al completo y la venta de entradas se pueden consultar en la web del festival. Una iniciativa que requiere el esfuerzo de un equipo que este año llega a 140 personas y que entra en la adolescencia aportando valor a su papel como cantera. “Estos 15 años han sido un viaje alucinante, hemos contado con el trabajo de artistas emergentes en el momento, como eran Xavo Giménez, Víctor Sánchez o Pérez&Disla, hoy totalmente consolidados. También hemos dado a las nuevas generaciones la oportunidad de exhibir sus trabajos junto a creadores tan significativos como Eva Zapico, Begoña Tena o Roberto Hoyo”, han remarcado desde Russafa Escènica – Festival de Tardor, una cita que cada mes de septiembre marca el inicio de temporada escénica, dando la oportunidad de conocer nuevos talentos valencianos.