VALÈNCIA. Hay un hombre en València que lo hizo (casi) todo (por las artes escénicas): Toni Pastor, gestor cultural responsable de algunas de las estructuras más esenciales para la profesionalización del sector en la Comunitat Valenciana. Ayer, la Associació de Professionals de la Dansa de la Comunitat Valenciana (APDCV) presentó una charla con su Premi a la Trajectòria (el primero a un gestor cultural), en una conversación que tenía algo de repasar su trayectoria y algo de entrever la situación de sus “criaturas”.
Dansa València, el Circuit Teatral Valencià o la Mostra de Teatre d'Alcoi llevan su firma. Pero también puso encima de la mesa proyectos que no cuajaron como un primer modelo de residencias artísticas para las artes escénica o la negociación con el Ministerio para que se instalara en València el Centro Coreográfico Nacional, un proyecto que se frustró tras su salida de la Generalitat Valenciana, según confesó él mismo ayer.
Trabajador incansable, también sacó pecho ayer de haber sido “molesto”, lo que le supuso que “le echaran” de la gestión pública un par de veces. “Llevaba cinco años en la Generalitat. Me pidieron que diseñara el temario para las oposiciones a mi puesto y más tarde me empujaron a que me presentaran. Lo hice y me suspendieron”, contaba entre risas ayer en el Teatre El Musical.
Pero el legado, al menos sus nombres y su historia, permanecen ahí. De aquella manera, cabe decir. Ayer, un repaso general por la situación actual de los proyectos que inició o en los que más se ha implicado, hace una radiografía de cómo está el sector. Y es que, más que pionero, Pastor es el ‘arquitecto’ que diseñó las principales estructuras sobre las que se apoya el sector, casi cuatro décadas después.

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- Foto: APDCV
Un Circuit para descentrar las programaciones locales
Sus “criaturas” son en realidad proyectos adultos que han vivido los vaivenes de sus tutores legales —principalmente, la Generalitat Valenciana. Tal vez con el que sea más crítico es con el actual Circuit Cultural Valencià: “El Circuit en la actualidad no existe. Es algo que me pone triste y me da rabia”, reconocía.
El nuevo modelo, propuesto por el Institut Valencià de Cultura (IVC) y contestado tanto por las artes escénicas como por los gestores culturales, se acerca “a un catálogo como el SARC [dependiente de la Diputació de València], pero es que además deciden quién entra y quién no… Supongo que con un trasfondo político”.
Pastor relató cómo empezó el proyecto, como una red informal entre programadores de ayuntamientos, que se empezaron a coordinar para formarse y conocer las últimas tendencias de lo que se hacía en la Comunitat Valenciana, y acababan diseñando mini-giras para algunas compañías poniendo en común las diferentes programaciones locales. Todo se torció, en opinión del premiado, “cuando se publicó en el DOGV [Diari Oficial de la Generalitat Valenciana] y pasó a depender de los políticos”. Los colores políticos y las prioridades a los megaproyectos fueron enterrando la iniciativa hasta hacer llegar a desaparecer algunos años.
Para Toni Pastor, el Circuit era fundamental para “formar a los programadores” y que eso transpirara en programaciones más arriesgadas. “Si te dedicas a traer a tu pueblo solo compañías que llenan los teatros, y no apuestas por nada más… No puede ser”.
La Mostra de Teatre d'Alcoi de hecho fue una reacción natural a la necesidad de que “los programadores, que trabajan el fin de semana, y no podían ir a ver más espectáculos que los que programaban, pudieran ver una selección de obras en un festival entre semana”.

- Foto: KIKE TABERNER. -
Falla Dansa València
Sobre Dansa València, tal vez las historias sobre cómo se fundó desde la administración dan alguna pista sobre la manera de hacer de Toni Pastor. “Antes de fundar el festival, hablé con las compañías para preguntarles qué necesitaban. Es así como tienen que hacerse las cosas”.
Con la idea de impulsar la profesionalización y la internacionalización del sector, siempre a la sombra del teatro de texto en los espacios dedicados a las artes escénicas, Dansa València se ha convertido, en opinión del homenajeado, en “una falla”: “Cada año plantamos una falla, y luego no pasa nada”. Tal y como confesó ayer le “sorprende” la poca presencia que tiene el lenguaje danzístico en la programación regular de los teatros públicos, más allá de La Mutant. “Un festival en medio de un desierto”, concluyó.
Formación y apoyo
Pero en toda la conversación señaló algunas de las cuestiones que atraviesan su manera de hacer políticas culturales. Por ejemplo: “Ayudar a una compañía no es solo subvencionarla. Todo el mundo tiene derecho al fracaso; si se le subvenciona y no funciona, hay otras muchas maneras de ayudarle”. Otro: “Los profesionales deben definir todo. Lo que más echo de menos actualmente es que no se escucha a los profesionales”.
Todo empieza en la formación, que cree crucial para que funcionen bien las programaciones y haya oportunidades, el apoyo público más efectivo a las artes escénicas en general, y a la danza en particular. Sobre los programadores, una anécdota: “Salí de ver un montaje en el Rialto con el programador de un ayuntamiento que me dijo que ‘su pueblo no estaba preparado para eso’. Yo le contesté ‘Llevas 25 años programando y todavía hay espectáculos que tu pueblo no entendería (tú sí). Si tu público es torpe es porque lo has hecho torpe tú’”.
Pastor también pasó por la ESAD, donde dio clases hasta los 70 años, y acompañó a emergentes como Roberto Hoyo o Tomás Verdú. Para él, “se tiene que enseñar cómo se hace un presupuesto, facilitar una lista de programadores, enseñar a dónde tienen que presentar su propuesta, saber cómo se hace un montaje, llevarles a la SGAE, que pasen por el peine de un escenario, etc.”.
Toni Pastor recibirá el reconocimiento el próximo 8 de noviembre durante la gala de la VI Festa dels Premis APDCV, que tendrá lugar en el Espai LaGranja.