Hablamos de Javi Revert y su Valle dels Alforins, ese del que ya hemos comentado algunas cosas por aquí. En la Font de la Figuera, Valencia de interior, altitud y cepas viejas. Las que decidió recuperar. En mezcolanza de uvas que van de la monastrell a las más autóctonas arcos, mandó, bonicaire y más. Y en un pispás estamos viendo ese paisaje extremo de terrazas que no son de terraceo, sino de ver crecer las plantas que llenarán botellas de cosas bellas. Bancales de tiempos moriscos. Historia para comerse a mordiscos y seguir subiendo riscos hasta alcanzar el placer al beber. Con vinos como su propuesta para el Club Matador de este año. Proyecto de arte y vino que, aunque es de sobra conocido, trataremos en profundidad otro día, tía. Que ahora nos centramos en lo de Javi y es el Juana Vasconcelos. Arcos, simeta y foradà que es paseo por el mediterráneo a paso ligero, pero seguro. Primeras experiencias con lo del fudre y oye, fenomenal y tal. Porque es longitud y seriedad sin estrujar cerebros, que queremos desenfado. El de pedir a cada fruto lo justo y necesario para que dé de sí lo bonito. Y vaya si lo hace con interesante compañía y unas judías verdes estofadas.
Vinos de pueblo con lo mejor de antes, ahora y para siempre. De continuar caminos sin escribir, que también se plasman en su Simeta 2021. Arcos a tope de ful en barricas de las grandotas para lograr ídem resultados. Parcela de los 70 y tan calcárea que se hace respetar por ser una sabia. La que corre por sus viñas en modo uve que no ve doble por mucho que lo beba. Y estará fenomenal con una prueba, pero que sea de matanza.