VALÈNCIA.-Comienza a perfilarse The Ocean Race, lo que fue en su día la Volvo Ocean Race, que ha cambiado de dueños, de patrocinador y de nombre. Aunque la salida está prevista para el cuarto trimestre de 2021 desde Alicante, los nuevos gestores comienzan a desvelar algunos de los puertos donde recalará la regata de la vuelta al mundo, con tripulación, con escalas y con ayuda exterior; es decir, nada que ver con la Whitbread, origen de esta regata que nació en 1973 en Portsmouth.
Se ha anunciado la salida en Alicante y la llegada, en Génova, durante el verano de 2022, así como también algunos de los puertos de recalada: Cabo Verde (archipiélago atlántico frente a Senegal), Itajaí (Brasil), Aarhus (Dinamarca) y La Haya (Holanda). Esto quiere decir, aunque aún hay mucha tela que cortar, que estamos asistiendo a la confección de una nueva «vuelta por el mundo», como ya lo fue en todas sus ediciones la Volvo Ocean Race. Desde 2005-2006, que comenzó a llamarse Volvo Ocean Race, la vuelta al mundo con tripulación ha sido una caravana publicitaria en la que ha primado mucho más el marketing que el deporte en sí. Las empresas han apoyado esta regata por las excenciones fiscales de un 90% y muy pocas de ellas han participado bajo la filosofía Whitbread.
En más ocasiones de las necesarias, la regata ha recalado en Asia. Hemos visto llegadas y salidas en Dubai provocadas por los petrodólares, a pesar de que hubo que interrumpir la etapa entre Ciudad del Cabo y Dubai a la mitad por causa de los piratas y llevar los barcos en cargueros hasta los Emiratos Árabes. Hemos visto la regata navegar por el mar de China, el estrecho de Malaca, llegar a Hong Kong e infinidades de barbaridades que causaron accidentes con muertos. Todo por vender productos y hacer acciones de marketing que reportaría a las empresas patrocinadoras pingües beneficios.
* Lea el artículo completo en el número de 61 de la revista Plaza
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