VALÈNCIA. Algo mágico ocurre en la Librería Anticuaria Rafael Solaz. Una nube de humo cubre todo el local, mientras las personas entran y salen sin parar, y el actor Juanjo Artero está caracterizado como un extraño mago. Hay cámaras, y detrás de ellas, el alcoyano Tirso Calero, conocido por su trabajo en algunas de las series más populares de la televisión reciente. Estos días rueda, junto al equipo de la productora Mediterráneo Media, Mago, su próximo cortometraje. Lo hace de manera íntegra en la ciudad de València y en escenarios naturales (porque qué plató va a ser más auténtico que el rincón de Rafael Solaz).
Juanjo Artero, Ferrán Gadea, Daniela Saludes y Celia Morán conforman el elenco de esta historia, que en realidad es un homenaje los pioneros del cine de animación en España. En primer lugar, a través de la empresa Industrias Saludes, que creó algunos de los proyectores necesarios para su impulso: “Nuestra familia siempre ha mantenido un vínculo muy especial con el mundo audiovisual y la animación. Ya en los años 20, nuestro bisabuelo creo y patentó un novedoso proyector de cine para sala; y en los años 40, la empresa se asoció con el ilustrador Pérez Arroyo, pionero de la animación en nuestro país, para desarrollar e introducir en el mercado los primeros proyectores de cine doméstico de España, los entrañables Mago y Jefe”, explica Fernando Saludes, que ha apoyado el proyecto.
Pero sobre todo, Mago habla de Quinito, el personaje mítico creado por Joaquín Pérez Arroyo, que “cobrará vida en la realidad por primera vez”, según ha adelantado Calero. El director no quiere adelantar mucho más de la trama, si bien cuenta que, en la escena que rodaron ayer por la tarde, Juanjo Artera interpreta a un mago que tiene un proyector “que almacena las imágenes perdidas del cine que lo pueden hacer perdurar”, adelantando que el cortometraje será toda una reivindicación del papel del celuloide y la experiencia fílmica. “Este cortometraje cuenta cómo la magia del cine puede cambiar el destino de las personas. A modo de fábula, Calero pretende mostrar el poder sanador del arte y lo importante que es mantener la ilusión, para poder resistir los duros reveses de la vida”, explica la productora en una nota remitida.
Antonio Mansilla es el productor de Mago, que espera su estreno en otoño de este mismo año, mientras que Irene Cruz es la directora de fotografía. El equipo técnico, en su práctica totalidad, es valenciano.
Junto a Patricio Payá o Carlos Rigalt, Joaquín Pérez Arroyo escribió a fuego la escueta historia de la primera animación valenciana. Una industria ensombrecida por la proyección capital de Madrid y la producción barcelonesa, que maduró mucho más industrialmente. El MuVIM —en una exposición en 2017— fue el escenario para el principio de la recuperación de la historia de estos cineastas, que crearon sus personajes de manera precaria pero que consiguieron llegar a su público. Y entre todos los creados en esa época, Quinito tal vez sea el más entrañable. Fue parte de cortometrajes, pero también juguetes y cómics, el principio transmedia que ahora conocemos de sobra en las grandes productoras de contenido de superhéroes.
Fotos: KIKE TABERNER
La Filmoteca tomó el relevó y presentó en una sección paralela de Cannes una restauración de 70 cortometrajes de Pérez Arroyo, de los 120 que formarían su filmografía. El gran impulsor de la recuperación es Raúl González Monaj, que lleva desde 2012 liderando la investigación sobre la vida y obra del cineasta, al que no duda en tildar como “el abuelo del Cinexin”. Cuando el No-Do se hizo obligatorio, los cortometrajes dejaron de tener espacio en los cines, fue entonces cuando Pérez Arroyo buscó, junto a la ayuda de Juguetes Payá e Industrias Saludes, la manera de llevar sus producciones al ámbito doméstico. “No conocía la figura de estos pioneros hasta que me puse a investigar, pero sin duda, espero que este corto los ponga en valor. Debemos hacerlo para preservar la memoria de lo que hicieron”, opina Tirso Calero.