VALÈNCIA. Segunda jornada de comparecencias en la comisión de reconstrocción tras la Dana de la ciudad de València. Tras una primera sesión, la pasada semana, marcada por la ausencia de la oposición -califica de "farsa" la comisión- y de la intervención de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), así como por intervenciones de personal municipal, expertos y representantes institucionales, la de este lunes contó con la presencia del jefe de la Policía Local, responsables de l'Albufera y otros especialistas, pero también se ausentó el delegado de la Agencia Española de de Meteorología (Aemet).
Una de las comparecencias más esperadas del día era la del jefe de la Policía Local de València, José Vicente Herrera, que complementaba la de su homólogo de Bomberos de la pasada semana. En ella, Herrera aprovechó para defender la actuación del cuerpo municipal de policía tanto antes, durante como después de la tragedia. Y precisamente acusó al Gobierno central de haber dificultado la colaboración entre cuerpos con una nota emitida por el Ministerio del Interior, a través de la Secretaria de Estado de Seguridad, el día 2 de noviembre.
En ella, dijo, se hizo "una alerta, un llamamiento" diciendo, "ojo de actuar en unas situaciones concretas porque no estáis amparados por la ley". "Creo que siempre se cometen errores y que la nota de la Secretaria de Estado de Seguridad no era adecuada en estos momentos concretos", apuntó, para añadir que la persona que redactó la nota "no estuvo muy afortunada" teniendo en cuenta "la tragedia" y "la situación de alarma y catastrófica que tuvieron que afrontar" ciudadanos, fuerzas de seguridad y efectivos de emergencias.
Así, insistió que la legislación, aducida por el Gobierno, "constriñe mucho la actuación de las policías locales" atendiendo a "una lectura" que consideró "muy cotidiana, muy apegada a lo diario" sin tener visión ante "situaciones excepcionales" como la dana. "Nos exige mucho, no se adecua mucho a las competencias" ante "unos hechos muy concretos", expuso Herrera, para defender que "hay que mirar con cierta perspectiva y generosidad" la normativa, donde entre los principios de actuación sí obliga a "actuar con la decisión necesaria y sin demora para evitar un daño grave, inmediato e irreparable".
Por su parte, Herrera relató que durante los primeros días, su "prioridad" era "nuestro municipio" -recordó que València es "la tercera población con más fallecidos", y que no fue hasta el 2 de noviembre cuando el cuerpo municipal empezó a prestar "apoyo directo a poblaciones vecinas" e incluso se creó ex profeso "una página que informaba de la distribución de efectivos". "La triste realidad es que la mayoría de cuerpos municipales perdieron sus vehículos , algunos sus propias dependencias", recordó.
Al igual que hiciera la semana pasada el jefe de Bomberos, Herrera se felicitó por que el centro municipal de emergencias (Cecopal) se constituyera desde las 11 de la mañana y se reuniera tres veces hasta las 15 siguiendo las previsiones de Aemet: "Fue positivo que nos adelantáramos". Y aseguró que en la noche de la riada trabajaron en la emergencia 175 agentes, los agentes de la tarde doblaron el turno y se incorporaron 15 voluntarios para reforzar al turno. También cifró en más de 300 los rescates de aquella noche, la mayoría en las pedanías de València, y en casi 1.400 llamadas las atendidas por el personal de la sala del 092.
De cara a futuro, y tras celebrar que el encauzamiento del Turia haya "evitado la tragedia", estimó lógicas "obras similares en ramblas y barrancos inundables. Por otra parte, planteó la realización de simulacros y acciones de concienciación , también entre los más pequeños. Asimismo, pidió mejorar los medios para "situaciones críticas" como todoterrenos, neumáticas ligeras y material de rescate.
Entre los comparecientes, estuvo el arquitecto Julio Gómez-Perretta, hijo de uno de los autores del Plan Sur, quien protagonizó un discurso muy crítico con el Gobierno central y las políticas ecologistas. Así, tras recordar que muchos de los proyectos previstos en el barranco del Poyo y La Saleta estaban previstos en el Plan Hidrológico nacional de principios de siglo. "Las previsiones de esos proyectos hubieran quedado cortas" respecto a la avenida del pasado 29 de octubre, dijo, pero "sí había una intención".
Así, acusó al Gobierno central de olvidar "el equilibrio entre la conservación de la naturaleza y los intereses de los seres humanos que la habitamos". Así, destacó la "rigidez ideológica" de la CHJ, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, así como del anterior gobierno valenciano dirigido por Ximo Puig. Una rigidez ideológica, insistió, que "ha hecho que no hubiera ni voluntad ni dinero para hacer lo que se debería haber hecho". Por lo que cargó duramente contra "una tendencia que viene de Europa y que muchos países ya están revisando", que a su juicio ha perdido "de vista que la naturaliza no es un concepto Disney sino algo peligroso cuando desata sus furias".
Precisamente en relación al Gobierno valenciano anterior, insistió en criticar la Ley de l'Horta, que impidió llevar a cabo la conexión del barranco del Poyo con el antiguo cauce del Túria, por lo que lamentó la existencia de una "disfunción entre la realidad y la ideología" que "viene más allá de Bruselas". Y puso esta normativa como ejemplo de cuando los políticos "tienen buena voluntad y excelentes sentimientos" pero que tomaron decisiones que han hecho paradójicamente que "la huerta quede arrasada". A su juicio, "el panorama hubiera sido totalmente distinto" con la construcción de un pantano en Cheste, la creación de azudes intermedios y la conexión del barranco.
Por su parte, el presidente de la Junta Rectora del Parque Natural de l'Albufera de València, el investigador Carlos Sanchis, aseguró en su turno que la limpieza y el mantenimiento del barranco del Poyo "no ha tenido influencia" en su desbordamiento. "Con 3.500 metros cúbicos por segundo, la vegetación se queda en nada, en este evento y cauce concreto no creo que haya tenido ningún efecto", expuso, si bien reconoció que "no ha habido las suficientes infraestructuras hidráulicas, han fallado los sistemas de alerta de emergencia, no ha habido un urbanismo capaz de responder durante las últimas décadas a este tipo de situaciones y, sobre todo, hay una ausencia total de educación en la población respecto a estas cosas".
En términos ambientales, apuntó que el agua que desembocó en el lago fue "de buena calidad, con un sedimento limpio", aunque sí han podido llegar algunos residuos. Por ello, mostró preocupación sobre los farmacológicos, cosméticos y otros "tóxicos y peligrosos" como pellets y microplásticos acumulados, que ha urgido sacar para evitar que "se rompan". En caso de que esto ocurra, advirtió de que "pasarán al suelo, a la fauna o a la flora". "Esa actuación es muy urgente", subrayó, aunque apostó por "valorar en qué zonas se puedan quedar" los residuos naturales para que se descompongan y, con ello, desarrollar "un proceso natural de regeneración".
Respecto a las actuaciones, mencionó el "problema administrativo" de los presupuestos de emergencia al "no permitir" solucionar intervenciones que en un futuro eviten que se "vuelvan a producir" las mismas situaciones que en esta riada. "No se permite financiar cosas que sería necesario hacerlas para no tener que hacerlas otra vez en el futuro", lamentó, para enumerar "acciones de emergencia" como la retirada de residuos, fangos y aguas fecales del barranco para evitar que cuando vuelva a circular el agua sean "arrastrados al interior" del lago y ha apostado por replicar esta intervención en las acequias y marjales.