VALÈNCIA. El pasado 23 de agosto de 2016 el dúo Mueveloreina subía su primera canción a un canal de YouTube. Nadie les esperaba y quizá por eso, en apenas unas semanas, se colaron en todas las listas de reproducción de trap. La etiqueta más demandada en España –con permiso de 'Despacito'– provocó un auge de popularidad dada la calidad de la propuesta, tanto en lo musical como en lo audiovisual. Comentario a comentario, con cada clic en 'Compartir', las redes sociales se convirtieron en el disparadero de un petardazo que aún resuena. El camino se abrió progresivamente durante los siguientes meses, pero cuando todo el mundo ya les había referenciado como la nueva sensación del género, la decisión de Karma Cereza y Joaco fue la de seguir su propio camino: "no somos trap".
Mueveloreina hace cumbia electrápica latina, según sus propias palabras. En las nueve canciones que han replicado el modelo de ofrecer singles acompañados de videoclips ya se advierte que cada nueva canción es una película. Una distinta, cada vez, con un tratamiento estético tan pensado como la poesía de su autora. Su música y su discurso han funcionado en dos direcciones: servido para aproximar a los adolescentes a otras variables más allá del estilo más demandado, pero también para conectar a los que nunca se habían acercado a ese movimiento con las coordenadas más frescas y nutritivas de la escena musical.
El caso del dúo, integrado por la valenciana Carmen Sirera y el uruguayo Joaquín Fuksbrauner apenas acaba de abrirse al directo y ya ha confirmado su participación en las ferias de Vic y Trovam! (Castellón). En ambos encuentros profesionales su modelo de creación y difusión tiene mucho que decir ante un sector que sigue atento la evolución de artistas con una capacidad de alcanzar el público de masas que ya no tiene relación directa con la inversión promocional. Hablamos de todo ello un año después del 'upload' que lo propició todo.
-¿Cómo ha sido este año?
-Karma Cereza.: Ha sido bastante locura todo. Especialmente durante los primeros meses: en muy poquito tiempo nos empezaron a contactar managers, bookers… Creo que no hemos tenido tiempo para asimilarlo porque no hemos parado de hacer cosas y de tener buenas nuevas y malas nuevas.
-Joaco: No ha cambiado tanto…
-K.C.: Ha cambiado la forma en la que trabajamos ahora, el día a día.
-J.: Claro, porque ya no trabajamos en la agencia [de publicidad]; nos hemos hecho autónomos.
-En los mentideros online se os echaba en cara que el grupo ‘surgiera’ desde una agencia de publicidad, porque es donde trabajáis.
-K.C.: Mueveloreina es una excusa para no parar de crear. Eso es lo que es. No es una campaña de nada. No es un cliente de nadie. Con cualquier cliente estás limitado a cumplir con unos requisitos.
-J.: Es que la publicidad es menos creativa de lo que parece. A veces es frustrante.
-K.C.: Entonces, si lo que quieren decir es que es una salida creativa, pues sí. Pero, ojo, yo no quiero dejar de trabajar en publicidad al margen de esto.
-J.: Yo sí.
-K.C.: Bueno, Joaco lleva mucho tiempo como músico y productor. Tiene muchas salidas musicales más allá del grupo.
-Las canciones de Mueveloreina van acompañadas de un vídeo e incluso de teasers. ¿Ya no hay lugar para las canciones si estas no van acompañadas de un mensaje audiovisual y estético?
-K.C: Estamos en la generación que escucha y lee menos y mira más. Es inevitable que todo vaya acompañado del audiovisual.
-J.C.: Tiene que ver con el proceso de escucha de la música. La gente ya no escucha álbumes. No escucha un CD entero. Escucha singles.
-K.C.: Son como píldoras y en torno a esa píldora planteas una producción completa. Es también un proceso que desgasta, porque todo lo hacemos nosotros dos.
-J.C.: Pero lo primero es la canción. Y una canción puede pasar muchos meses dando vueltas, quedarse parada, crecer… y, al final, cuando ya está, entonces pensamos cómo apoyarla con un vídeo porque es cierto que cada tema tiene una estética bastante ligada. No nos movemos ni somos distintos a lo que sucede: hay que producir música más a menudo, si no te mueres. Es también la fórmula para que artistas sin medios, como nosotros, puedan dar un pelotazo. Puede que, por otro lado, este sistema provoque una proliferación de música de baja calidad, sin la profundidad que podían tener algunos proyectos del pasado.
-Consumo rápido, ¿olvido fácil?
-K.C.: No es una cosa en la que pensemos, pero… claro, puede que sí. Es difícil que las piezas mantengan el mismo valor que antes, con grabaciones de discos que duraban dos o tres años. Ya no hay hitos.
-J.: No solo pasa en la música: pasa con la prensa o con el cine. Hemos establecido una manera de consumir todo rápido porque lo tenemos ya y en el bolsillo.
-K.C.: Y mañana no eres nadie y no pasa nada.
-J.: Mañana no te acuerdas del atentado en Sri Lanka donde han muerto 200 personas.
-K.C.: Y de Miguel Ángel Blanco nos estamos acordando todavía. Mira si duró…
-J.: Hacemos lo que hacemos porque es como vivimos. Una forma de vida más acelerada. Ahora los hitos son ‘Gangman Style’.
-K.C.: O que ‘Despacito’ se haya descargado más que los discos de Michael Jackson.
-J.: El hito, hoy, es que un neozelandés versione ‘Despacito’ y conecte con muchos.
-¿De dónde parten las ideas y las letras?
-K.C.: No tienen tanto que ver con el lugar de donde vengo [València] sino con las experiencias personales y con la persona que soy. Los viajes me han inspirado muchísimo. Que no es que no hable de València, que sé que me ha inspirado en determinadas cosas. Que tengo claro que tengo que hacer un homenaje pronto. Está clarísimo. Lo tengo entre ceja y ceja porque estoy muy orgullosa de mi tierra, de lo que somos.
-J.: [Interrumpe] A ver, que lleva un tatuaje que pone “nano”.
-K.C.: [Ríe] Eso es real. Que hay cosas que vienen de ahí, pero sobre todo de las personas, de lo que he aprendido y de lo que he leído. De lo que vivimos. Por ejemplo, pensamos si vamos a homenajear algo o a reírnos de algo. Pensamos de qué queremos hablar. Como de Benidorm, que estamos enamorados. Es un lugar de atracción total y de caspa. Esa idea de 'paraíso infernal'...
-”La gente quiere trap”. ¿Qué quiere Mueveloreina?
-K.C.: Hacer cosas muy diferentes con cada canción. Cada una parte de un panteamiento diferente. Se nos ha malinterpretado por el éxito de ‘Cheapqueen’ porque nosotros no somos trap.
-J.: Si eso fuera lo que nos ha movido hasta aquí ya habríamos sacado una canción de trap cada mes. Yo creo que ya hemos demostrado que buscamos otra cosa.
-K.C.: Ahora vamos a sacar una canción inspirada en Benidorm y, vamos, nada que ver. En este caso nos hemos apoyado en un sonido funky setentero, un ambiente nocturno… nada que ver.
-J.: Nosotros no nos habíamos planteado hacer trap. Yo tenía mis canciones y Karma fue quien le dio sentido con sus letras y sus ideas. La primera canción tiene tintes de trap y creo que por eso ha tenido tanto impacto, porque está de moda. Pero cada canción que hemos subido después ha sido un mundo, con la excepción de ‘Trapsodia en tu culo’, que es una ironía. Cada canción se trata de desde un punto de partida musical diferente. Ya te digo que si hubiéramos querido explotar eso, habríamos hecho más trap y tendríamos cientos de miles de visitas, supongo.
Influencias desde todas las latitudes: Frente Cumbiero, Dengue Dengue Dengue, Oxmo, NTM, PNL, MHD, Fatal Bazouka, M.I.A, Yelle, Major Lazer o Die Antwoord, entre otros.
-Además de ‘Cheapqueen’, que tiene ese texto casi de presentación de nombres y valores, lo que sí os conecta con el movimiento es el canal de distribución: YouTube. ¿Cómo fluye y cómo influye en la obra de un artista cuando se exhibe allí?
-J.: Bueno, durante un tiempo hemos tenido comentarios desubicados...
-K.C.: Pero ya es como que ha perdido la gracia. Al principio nos parecía divertido contestar.
-J.: Ahora nos vamos a cambiar a VEVO y a portarnos bien, creo. La gente utiliza YouTube como una red social más, solo que en este caso está interactuando sobre tu obra. Nosotros no estábamos acostumbrados a usar YouTube así. Todavía somos de otra generación (ríen).
-K.C.: Contestábamos porque a veces no me cabían en la cabeza algunos comentarios que teníamos. Algunos ataques. Era muy infantil. Chiquitos de 17 o 18 años que te daban ganas de decirles, ‘cariño, lo que quieres decir, mejor dilo de otra manera’.
-J.: Hemos tenido gente muy fan del trap en contra porque nosotros siempre hemos sido muy críticos con la etiqueta. Tenemos más cosas en común con Las Bistecs que con los proyectos de trap.
-Han hablado mal de vosotros en ese círculo, pero también os han conocido.
-K.C.: ¡Por supuesto! Por eso es guay. El hecho de estar metidos en las típicas listas de trap de Spotify o de YouTube ha hecho que nos conozcan. Es casi mejor que hablen mal porque se ha generado conversación. Que hubiera polémica porque trabajásemos en una agencia de publicidad no ha sido agradable, pero todo es guay. El conflicto es guay. Siempre es positivo. Ahora ya nos conocen y nos ven de otra forma.
-J.: Hemos estado metidos en su móvil y son el futuro. Nos han escuchado, así que no podemos decir ni mucho menos que nos haya perjudicado.
-En vuestro caso, además, internet es un banco de influencias sin límites. Especialmente de todo lo que filtráis de músicas sudamericanas y africanas.
-J.: En el caso de la música africana sí. La música que está a tu alcance en YouTube o Spotify… es una obviedad que es una herramienta muy útil. Pero de los ritmos sudamericanos no tanto. Yo nací en Uruguay, así que los estilos latinos los he vivido y seguido de cerca siempre. Los he escuchado siempre. Por eso hay una componente de cumbia electrónica. Es algo que llevo dentro. Para todo lo demás, internet. Ahora que hemos sacado un funk muy setentero, pues investigas y sacas el teclado que usaba Funkadelic en esa canción o en ese disco. No es solo YouTube o Spotify, es Wikipedia y todo lo demás.
-K.C.: Internet ha hecho real la globalización y ha conectado de verdad cualquier estilo o cultura con cualquier sitio. Es la hostia. Es la leche.
-Otra de vuestras singularidades es que habéis tardado muchísimo en dar el salto al directo. ¿Por qué?
-J.: Cuando empezamos con esto era algo que hacíamos en casa. Yo llevo 15 años haciendo música, pero estaba haciendo cosas que no eran afines al otro proyecto que tengo. Conocí a Karma y entonces esos temas pasaron a tener voces. Pero lo hacíamos por gusto. No había necesidad de pensar en conciertos.
-K.C.: Y tampoco había necesidad de financiar nada. Nosotros vivimos de nuestro sueldo, que aunque sea mísero nos permite vivir. No necesitábamos una base financiera de nada.
-J.: Y pasamos de la pura diversión a ser conocidos. Tardamos en hacer los primeros directos que fueron más bien showcases de 20 o 25 minutos. Ahora ya hemos hecho dos conciertos y será una constante.
-K.C.: Pero también a nuestra manera: con bailarinas, percusionista… queríamos tener un directo potente, nada arreu. Nada de tiro la base, canto con el autotune enchufado… no; un concierto bien trabajado.
-Además, es la primera vez que cantas, Karma. Es algo que no habías hecho nunca antes. ¿Entiendo que eso también ha influido para que no os pusierais a hacer directos nada más explotó ‘Cheapqueen’?
-K.C.: Es que yo no he cantado en mi puñetera vida… he hecho teatro, sí, y gracias, pero siempre me ha dado vergüenza salir a bailar a un escenario. Y en el primer concierto lo pasé francamente mal. Muy muy muy muy mal. Fue en Razzmatazz, teníamos que llenar, un escenario grande, salir con bailarinas, percusionista… la gente dice que estuvo guay, pero yo no disfruté nada. No quería cagarla en ningún momento. Y la gente me dice que tengo voz, pero yo no sé si tengo voz. Nunca he ido a clases de canto, no sé respirar bien para hacerlo, no he pasado por todos esos procesos y, claro, me agobió bastante el momento. El segundo, que fue en València, fue otra cosa. me dije, ‘pásatelo bien, que estás en casa’. Fue en La 3 y conocía a la mitad de la gente, así que me dije, ‘dáselo igual; si tú te diviertes, ellos se divierten’. Ahora sé que voy a formarme, a recibir clases de canto.
-¿Ha sido tan dramático el salto, Joaco?
-J.: Para nada. Llevo 17 años subiéndome a escenarios. He visto a gente en escenarios como Razz y he pensado, ‘ahí podría estar yo. Yo podría ser ese grupo de mierda’. Y cuando debutamos en Razz… pues yo era ese grupo de mierda [ríen].
-La música que hacéis se presta a colaboraciones. ¿Os tienta hacerlo?
-J.: Se presta y tenemos planes. Están ya ahí. Va a haber colaboraciones en breve. Y muy buenas.
-¿Qué carrera quiere tener Mueveloreina?
-K.C.: La carrera de no parar. Dentro de 10 años lo que quiero es estar dando shows sin parar. Si puede ser, en un hotel de Las Vegas.
-J.: ¡Teloneando a Britney [Spears]!
-K.C.: No dejarlo. Eso es lo que quiero. Nos divierte mucho. Nos da mucha vida. Mientras la creatividad siga, no quiero dejar de hacerlo. No hay más pretensión que esa. La de hacerlo.
-J.: Nos sobrará con seguir divirtiéndonos con las canciones que hacemos. No parar en ningún momento.