Por un 2020 remojado en champagne

Un (b)año de gurbujas, la rubia manda

Abrimos el año con botellas rebonitas para un 2020 de esperanza y ahora continuamos con pasión, chimpón, que ellos así son. Hablamos de gurbujismo. Porque sí, porque perseguimos la felicidad y la felicidad es champagne.

| 17/01/2020 | 4 min, 57 seg

Que sí hedonistas, que no hace falta pero recordamos y recomendamos, que nuestros chicos de A la Volé han hecho un documental de lo más presioso e instructivo: ‘(R)evolution champenoise, la viña manda’. Vinos de esas mágicas tierras francesas de tiza y antiguos mares que realizan una segunda fermentación dentro de la botella, la magia que los vuelve espumosos. Uvas blancas y tintas, cada una por su lado o arrejuntadas, porque les gusta el roce algunas veces. Chardonnay, pinot noir, pinot menieur… nombres que dictan un poquito de lujuria y mucho de diversión. La de la festejos entre luces y por qué no, todos los días de diario. La del trabajo de continuar adelante, el necesario reposo y la amistad en compañía. Y la del amor, por supuesto, porque champagne y amor van siempre de la mano. Y eso queremos para los tiempos que vienen, mucho para todos y bien romanticoso, no me seas soso. Así, sin más ni menos bobadas, comenzamos el descorche, que tenemos uno para cada mes y nos los quitan de las manos, señores.

Y señoras, que estamos en enero y celebramos que seguimos por aquí con el Pierre Gimonnet & fils Paradoxe Brut 2008 (Pierre Gimonnet & fils). Alianza de pinot noir y chardonnay que brilla entre plenitud y frutas secas.  Arrebujo ante noches frías que da el abrazo requerido con sabiduría, lo justo de meloso y con un cocidito madrileño. Pues tan contentos.

Con febrero se nos llena el corazón, corazón y abrimos un José Michel & Fils Brut Blanc de Blancs (José Michel & Fils). Blanc de blancs que resulta encantador y con pocas presunciones. Biruji en las manos, y en el horizonte la alegría de futura primavera. Rápida caricia que viene y va pero se queda en la piel para siempre. Y para piel la del cochinillo asado que nos zampamos. 

Con marzo empiezan conmemoraciones de las de cumplir abriendo las mejores botellas, empezando por el Franck Bonville Gran Cru Blanc de Blancs (Champagne Franck Bonville). Directo y con acidez de irse de fiesta, quiere ser bollito, pero afiliado. Y no nos deja de lado  cuando pone la primera para servirnos un cuenco grande de potaje de vigilia.

Dicen que en abril aguas mil, pero aquí somos más de mojarnos por dentro, así que nos bebemos una copita de Pascal Doquet Vertus Premier Cru Coeur de Terroir 2004 (Pascal Doquet). Otro blanco de uvas blancas, fino y elegante, que se presenta con un brioche por bandera con el que haremos unas torrijas de las de casa.

Mayo nos llena de flores y sus aromas con el Étienne Calsac Las Rocheforts (Étienne Calsac). Chardonnay con cremosa personalidad y sofisticada potencia. Estupendo de los que se lo saben de sobra y que dará que hablar sobre mesa, por mucho tiempo y perfectamente acompañado por un rodaballo a la brasa con bien de grasa.

El sol sale, que ya estamos en junio y la emoción que altera la pone el Marcel Moineaux Brut Tradition (Marcel Moineaux). De fruta fresca y vivaracha, se reconoce con peso y su quedarse perezoso. Burbujas revoltosas que juguetean entre peritas golosonas y su mucho de bailable. Y no dejamos la danza si le ponemos a su vera una fuente de ostras de las buenas.

Julio ya es verano, vida, esperanza… y calores que calmamos con el A Travers Celles (Etienne Sandrin). Curiosidad de pinot noir y pinot blanc, con cítrico de limoncillos y calizo juvenil. Vinoso, finito y repleto muy de acidez, nos regala un viaje a país tropical. Allí, bajo palmera lanzamos los ojos al mar y nos pedimos una ración de gambas a la plancha.  

En agosto no cerramos por vacaciones, que nos gusta el moneo y el Larmandier-Bernier Terre de Vertus (Larmandier-Bernier) es muy mono. Chardonnay de piedros citricosos y bastante hermosos. Crianzas que dan poder efervescente, elegante y convincente. Delgado y persuasivo nos colma de primores con un salpicón de marisco. 

Septiembre empieza con un chinchín fuerte por los años que se cumplen. Historias de amistad que se merecen uno de los más grandes, el Dom Perignon Vintage 1996. Bestiecilla salvaje e indomable que se calma en cuanto recibe un solo beso. Satisfacción y plenitud con miles de sentimientos que se sienten mejor si es con uno, un solo boquerón.

Con octubre vuelven las congojas de las noches oscuras y el frío por venir. Pero combatimos con fuerza y el Marie Courtin Résonance Extra Brut (Marie Courtin). Pinot noir afilado sin hacer daño. Tiempos de distinguidos festolines entre las gentes que nos gustan y exquisitos momentos. Y para reconfortar el espíritu esa gallina en pepitoria que sabe a gloria.

La vida continúa y noviembre se abre paso con el Champagne Jules Bonnet Extra Brut 2011 Blanc de Noirs (Bonnet-Ponson). La evolución en forma de espumas en las que zambullirse con soltura y libres de temores. Panaderías de crepitante crunchicrunchi que te abordan sin rodeos para proponerte la receta de maravilla, unos espaguetis con erizos y a soñar.

Y así volvemos a cerrar otra temporada, que llega diciembre y su imprescindible Lacourte Godbillon Terroirs d’Ecueil Premier Cru (Lacourte Godbillon). Pinot noir y chardonnay que con tensión y puntito salino, integra personas que traen frescura y luz. Un fin de fiesta con alegrías, mucha clase y el saber estar tan necesario en estas jornadas. Las de brindar por muchos y buenos con unas uvas y el disfraz de ser felices.

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