VALÈNCIA. La relación entre el PSPV y Ciudadanos va viento en popa. A lo largo de las últimas semanas, ambas formaciones han estrechado lazos y han mostrado con pocos tapujos la solidez de su sintonía. El último episodio tuvo lugar hace a penas unos días, cuando Toni Cantó, líder de los naranjas, y Ximo Puig, President de la Generalitat, se sentaron sin problemas para hablar de los presupuestos y otras cuestiones, algo que causó malestar entre los otros socios Botànic: Compromís y Unides Podem. Pero este acercamiento, que actualmente se plasma con mayor claridad en la política autonómica, ya tuvo sus primeros ensayos en el ámbito local hace algunos meses. Y precisamente ahí busca también su consolidación, con un nuevo pacto a la vista en Moncada.
El primero en abrir la veda de los pactos locales fue el alcalde de Torrent, Jesús Ros, cuando en abril decidió dar estabilidad a su mayoría simple incorporando a dos ediles de Ciudadanos. Una alianza que por aquel entonces podía sorprender en el escenario político valenciano, ya que en un mapa repleto de mini-Botànics, el PSPV daba la espalda a sus socios naturales para aliarse con los de Inés Arrimadas. Sin embargo, este tanteo no vino solo, y finalmente los coqueteos entre el PSPV y Ciudadanos se intensificaron hasta convertirse en una tónica más o menos habitual. Xixona fue otro claro ejemplo de ello, con los protagonistas siguiendo exactamente los mismos pasos que la capital de L'Horta Sud. O Moncada, que no llegó a escenificar un pacto pero también tuvo su propio amago.