VALENCIA. Cuando uno piensa en el Oceanogràfic, a pesar de que todos los días se escuchan noticias sobre recuperaciones de animales e investigaciones, no acaba de imaginarse todas las posibilidades hasta que se sienta a charlar con su director de Veterinaria, Daniel García.
Este profesional, junto con otros cuatro, se encarga de tener controlados a todos los animales del parque para que estén en perfecto estado de salud, además de dar asistencia a aquellos que llegan varados del mar. Entre sus últimos hitos, conseguir para el Oceanogràfic un TAC de la antigua Fe que llegará el año que viene.
Y es que, algo que muchos no saben, es la estrecha relación entre La Fe y el acuario. "El hospital tiene una plataforma de imagen médica experimental de uso animal", explica García. "No es que llevemos a los animales a los quirófanos de La Fe, sino que existe una plataforma que se llama imagen médica experimental, donde tienen una resonancia magnética y una parte quirúrgica que permite hacer diagnósticos a los animales".
Cuando se desmanteló la viaje Fe, parte del equipo se repartió pero muchos estaban obsoletos para la medicina humana y no se pudieron reubicar en otro hospital al estar a punto de agotarse su esperanza de vida. "Se quedaron ahí, nosotros los reclamamos y se donaron, entre ellos el TAC", señala.
La clave es que en un hospital se pueden hacer 200 pruebas de TAC al día, lo que podría estimar una duración del equipo de seis meses, mientras que en el caso del Oceanogràfic se hacen un par a la semana, lo que puede alargar su durabilidad hasta 60 años. Hasta ahora, las resonancias se hacían en La Fe, mientras que los TAC se ejecutaban en el hospital veterinario Valencia Sur, ubicado en Silla.
Por si alguien se lo pregunta, sí, hay animales que han ido al hospital. "Las tortugas las llevamos en un cajón estanco", explica. También han trasladado alguna pieza anatómica de delfín para seguir estudiándolos tras su muerte. Y es que trabajan con Conselleria en el diagnóstico de las causas de muerte y varamiento de todos los animales enfermos de la Comunitat.
"Tenemos a los vivos para curarlos y devolverlos al mar, pero también es importante saber los que han muerto por qué ha sido", explica García. "Las resonancias nos permiten ver lesiones internas que a lo mejor no se llegan a ver tan bien con la necropsia". También han transportado en alguna ocasión delfines al hospital de Silla, aunque es algo mucho más aparatoso.
Por este motivo entienden que es importante tener un TAC in situ para poder trabajar de forma mucho más eficiente. En el resto de colaboraciones con La Fe son los propios médicos del hospital los que se desplazan al Oceanogràfic. En el caso de la tecnología, son las propias casas, como las que fabrican catéteres o endoscopias , las que ceden el equipamiento, algo que hizo por ejemplo Pentax. "Tienen equipos de demo que podemos utilizar con animales y ellos también quieren participar".
Estas facilidades les han permitido descubrir enfermedades que no estaban sobre la mesa, como las descompresivas en las tortugas, algo que han podido diagnosticar gracias a los equipos de La Fe. "La persona de referencia con la que tratamos es el doctor Luis Martí Bonmatí, el director del área de Imagen Médica. Es un visionario y de algún modo ha apostado mucho por apoyarnos y eso ha servido de herramienta para que su personal, tanto radiólogos como ingenieros, se motiven con algo diferente", apunta.
La medicina humana está mucho más avanzada que la veterinaria, y por este motivo tratan de implicar a los médicos para que puedan trabajar con delfines o tortugas.
"Para nosotros sirve para encontrar nuevas técnicas de diagnóstico y conocerlos mejor, permite entender como funciona su corazón, cómo funcionan su riñones o el pulmón", explica. La clave de trabajar con médicos es que los veterinarios no son expertos de nada.
"En medicina humana, si eres radiólogo no eres cardiólogo y si eres cardiólogo no eres anestesista", apunta. "Nosotros tenemos ese gran abanico donde es diferente trabajar una especialidad de la medicina en una tortuga, en un caballito de mar, en un delfín, y para ellos es muy motivador".
Les han ayudado con tareas que van desde la descompresión con las tortugas a un tiburón que con hipertiroidismo y para el que tuvieron que emplear la radiofrecuencia. "Profesionales de La Fe de respiratorio nos han ayudado a extraer una masa intertraquial de un delfín o a inseminar a una beluga", señala García.
"Hemos dado conferencias para ellos y es una unión super bonita de medicina y veterinaria, es muy enriquecedor para los dos", sonríe. Se les involucra en un campo donde, según explica, es muy fácil publicar, donde se adentran en cosas nuevas y en el que necesitan mucha ayuda".
"Si un delfín tiene diabetes, es probable que sea el último delfín diabético que veas en tu vida. O una dermatitis en un león marino, son casos aislados. Por eso todos los veterinarios debemos estar en contacto. Entre todos hacemos un especialista por cada animal", reconoce.
También han estrechado su relación con el Hospital General de València, donde trabajan con el departamento de farmacología y de respiratorio, sobre todo a nivel de la universidad para estudiar el síndrome descompresivo en tortugas. "Nos han enseñado a mantener los tejidos vivos para cuando llega, por ejemplo, una tortuga muerta. Le ponemos un líquido para probar transplantes de hígado o de corazón y hacer ensayos clínicos con el tejido vivo".
También les asesoran en cuanto a los tratamientos más indicados para las diferentes especies. "Nadie fabrica fármacos para nuestros animales y tenemos que usar lo que hay en veterinaria o medicina humana para intentar salvarlos", reconoce. "Si no nos sirve la medicina humana no tenemos nada".
La clave son tratamientos de larga duración, donde pones una dosis al animal y no tienes que estar pinchándole muchas veces, sino dejarlo lo más tranquilo posible. Sin embargo, la misma dosis de antibiótico dura ocho horas en un caballo y en un león marino 60 días. A un delfín si les das Ibuprofeno como antiflamatorio le ocasionas una insuficiencia renal.
Máquinas de anestesia, láser quirúrgico, endoscopia rígida y flexible, ecografía, radiología digital, máquina de análisis de sangre, plasma, de hormonas: un mini hospital es lo que hay en el acuario. "Los animales en el Oceanogràfic están mucho más controlados que todos nosotros. Les sacamos sangre de control y están entrenados para que enseñen la cola y se dejen pinchar", asegura García.
"Se les hacen ecografías dos veces al año, una endoscopia de control y somos un equipo de cinco veterinarios en dedicación exclusiva". Tiene claro que lo fundamental en medicina veterinaria es la prevención. "Cuando tienes que curar mucho es que eres mal veterinario".