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CRÓNICA

Así ha sido el Valencia Beach Festival

27/06/2016 - 

VALENCIA. Las tres jornadas del Valencia Beach Festival han demostrado que en la música no hay brecha generacional. Más de 12 horas de conciertos han reunido a veteranos y jóvenes alrededor de artistas de música independiente como Buzzcocks, Guadalupe Plata, Chucho o Crudo Pimiento. Del 24 al 26 de junio, el festival ha puesto el broche final a La Semana de la Música en la capital del Turia con una apuesta por la calidad, la diversidad y la intimidad. Una decena de conciertos con un público reducido que ha bailado en un entorno inmejorable. Veles e Vents ha sido el recinto escogido por las productoras Mundosenti2 y Tranquilo Música para hacer frente a la cultura del macrofestival que se reproduce en toda la Comunitat Valenciana. Una alternativa que a orillas de lo que fue el puerto de la America's Cup demuestra el fin del lujo y de los grandes eventos de años atrás.  

Tras la cancelación de última hora de los hermanos valencianos Modelo de Respuesta Polar, el festival subía el telón con Nueva Vulcano. Un público tímido coreaba al atardecer los éxitos de su último álbum Novelería. Clásicos como “Te debo un baile” o “Dulce y ácida” también cantaron sus letras y particulares arritmias. Incluso tuvieron tiempo de charlar con las primeras filas. Con el lanzamiento de su último disco en 2015, tuvieron que hacer una promoción más comercial de la que estaban habituados, pero no renuncian a su origen, tocar en salas pequeñas y cerca de los oyentes. Aunque en ocasiones no se les entiende, como ellos reconocen, el ritmo de Artur Estrada (voz y guitarra), Wences Aparicio (bajo) y Albert Guàrdia (batería) hizo vibrar a los allí presentas durante más de una hora.  

El plato fuerte de la noche, fue la banda británica Buzzcocks, a la que le sobran tablas por sus 40 años de experiencia. Los de Manchester demostraron que están en forma y su punk rock abrió con “Boredom”. El grupo es relevante en la escena alternativa inglesa y destaca por combinar letras muy artesanales y una melodía frenética y llena de energía. Rozando la medianoche hicieron gala e su nombre, un juego de palabras que hace referencia a la emoción de tocar en un escenario con tus compañeros; y es que hasta el último tema las caras reflejaban que habían sido seducidos por aquellos artistas herederos del ferviente arte protesta de los años 70 en UK.  

Los que se han convertido en referentes de bandas como Green Day, The Libertines o The Offspring dieron paso a la última intervención, la de JC Brooks & The Uptown Sound. Bañaron Veles e Vents con la elegancia y la sensualidad que tiene toda banda de soul. Ellos inician en Valencia su gira europea y la atronadora voz de JC Brooks se acompañó de una interpretación y una puesta en escena envidiable. El groove de los estadounidense hizo pasar por alto los pequeñas problemas de sonido que tuvieron. Además, al line-up también se sumaba 2 Many Critics Dj's que se encargaba de animar el cotarro durante toda la jornada entre cada actuación.  

El sábado los altavoces del escenario volvieron a ser mesas improvisadas para tomarse algo entre amigos y también para dejar bolsos y chaquetas y poder bailar tranquilamente. La tarde empezó con Red Buffalo y preparó a los asistentes para la banda murciana Crudo Pimiento. Gracias a una visceral puesta en escena y a sus instrumentos, la mayoría de creación casera, fueron el destacado de la tarde. Lejos de llenar estadios, los directos del dúo consagran un público muy específico que se entrega, por lo que suelen actuar en salas muy concretas. Su último disco, Fania Helvete, es un estallido cultural, su esencia es el blues y el rock, pero las raíces del folklore portorriqueño e incluso la influencia de los fandangos onubenses son claras. Durante el directo, algunos asistentes bromeaban con no saber si estaban cantando en español, el caso es que una de las sorpresas de su último trabajo es que una canción ha sido escrita por un bebé de un año. Pues sí, al diablo la consciencia, su obra es una llamada a desinhibirse.  

Raúl Frutos e Inma Gómez han sido reconocidos como artistas revelación en los últimos años y han participado en festivales nacionales como el SOS 4.8. Fue un concierto sorprendente y paralizante que filtraba música caribeña con flamenco, blues y black metal. Embriagaron a los curiosos que paseaban con su cerveza y miraban el mar, les atrajeron al pie del escenario. Aún así, el protagonismo se lo llevó un instrumento casero creado a partir de una lata de pimentón murciano. El hermano de él, Paco Frutos, finalizaría un concierto adictivo e inclasificable con la aún más inclasificable “Me mataron el gallo”.

Aunque las apuestas apuntaban a que la segunda jornada iba ser más floja que la primera, al genial directo del dúo le siguieron Betunizer, Chucho y los esperados Guadalupe Plata, el cartel también ponía a los platos a una pareja femenina: Hits With Tits. Estos últimos cerraron ya de madrugada y la noche dejó ver el blues y el rockabilly del trío de Úbeda.  

Las últimas actuaciones tuvieron lugar el domingo por la mañana, y tampoco lograron conseguir una respuesta popular abrumadora. El festival ha estado marcado por una baja asistencia, íntimo como ventaja, pero los que se han acercado no han parado quietos. La elección estaba compuesta por Marc Jonson en pleno mediodía, Alex Cooper y James Taylor Quartet. El último turno hizo sudar a los británicos a las cuatro y media de la tarde. Fue el concierto, de entrada libre y gratuita, que más provocó al público. Los asistentes se movían al compás rítmico del órgano, tocado por James Taylor, y la batería, en manos de Adam Betts. Esta banda de jazz y funk nacida en los años 80 tiene sus orígenes en componer versiones de bandas sonora cinematográficas de populares películas de los años 60. Pese a la práctica ausencia de letras, con excepción de los monólogos y conversaciones que mantenía Taylor (voz principal), se las apañaron para montar una auténtica verbena. Los leales al festival aparecieron el domingo, pero también curiosos que eran atraídos por la música ácida de los ingleses. Ni las elecciones, ni la siesta, mataron su curiosidad.

El Brexit se coló en el escenario cuando Taylor presentó su clásico “Blow-up” y el público vitoreó a la banda cuando comenzaron a tocar “The Theme from Starsky & Hutch”. El más puro estilo dance invadió el edificio convertido por primera vez en pista de baile. Al lado del bajista Andrew McKinney, Taylor contaba chistes y maldecía el tiempo de Reino Unido sentado en su órgano. Cuando se despidieron y se dio por bajado el telón, hombres, mujeres y niños también dijeron adiós al puerto tras el concierto más agotador de todo el evento. 

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