VALÈNCIA. (EFE). El estruendo y el color han inundado el cielo de València y han hecho temblar una ciudad entregada durante la mascletà de este jueves, con la que la veterana pirotecnia Ricasa ha rendido un emotivo homenaje a Raúl, el trabajador fallecido esta semana en una explosión mientras manipulaba material pirotécnico.
Ha sido un disparo "tan perfecto" que parecía dirigido por Raúl, ha asegurado el pirotécnico Ricardo Caballer, que no escondía la emoción mientras recibía a pie de plaza, junto a la viuda del operario fallecido, Sonia, las condolencias del alcalde, Joan Ribó, y la fallera mayor, Rocío Gil, y su felicitación por la mascletà.
"Han sido días duros -el trabajador falleció el lunes- y muy emotivos", ha asegurado el empresario, que ha confesado que no quería venir a disparar la decimoquinta mascletà del ciclo fallero pero que si la viuda y la familia han hecho el esfuerzo, él no podía faltar porque se "hubiera arrepentido".
Un crespón negro colgaba en la valla de protección que rodea la mascletà en un día en el que la habitual música que ameniza la espera se ha apagado y en su lugar se ha guardado un minuto de silencio seguido de una sentida ovación; tras el disparo, la viuda ha recibido un centro de flores rojas y blancas.
También ha cambiado la tradicional frase con que las falleras dan desde el balcón la orden de disparar: "En memoria de la víctima del accidente pirotécnico, puede comenzar la mascletà".
Tampoco ha subido el pirotécnico al balcón para recibir el reconocimiento y la ovación por su trabajo y han sido el alcalde y la fallera mayor, junto a los consellers de Educación, Vicent Marzà, y Economía, Rafael Climent, y el concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, quienes han bajado a la plaza a presentarles sus respetos.
Ha sido una mascletà "muy dura tanto para ellos como para nosotros por la proximidad de un accidente tan terrible como el que pasó" y a la vez "emotivo", según Ribó, quien ha asegurado, con la voz algo entrecortada, que ha sido "un homenaje magnífico".
Abrazos y lágrimas se han sucedido bajo los restos de una mascletà que se ha prolongado seis minutos, con un largo y estruendoso inicio, un cuerpo de terremoto terrestre y aéreo, que ha dejado el cielo pintado con los colores de la senyera, y un apoteósico final, que ha hecho temblar todos los puntos de la plaza.
"Es como si él -Raúl- la estuviera dirigiendo porque tan perfecta, con todo en su sitio, no ha sido normal", ha asegurado Caballer, quien ha apuntado: "Dedicado a Raúl. Ha sido Raúl el que lo ha hecho".
Pese al dolor y la consternación, la empresa Ricasa, que está presente en la plaza del Ayuntamiento desde 1974, ha decidido que el mejor homenaje a su compañero es seguir adelante con su actividad y, como está programado, esta noche será la encargada del disparo pirotécnico para la plantà de la falla municipal.
Bajo un cielo gris en el que quería colarse algún rayo de sol, de nuevo la mitad de los atendidos por Cruz Roja ha sufrido lipotimias, con un total de once personas de las veintiuna que han asistido, junto a alguna quemadura y dolencias por objetos en los ojos, aunque nadie ha tenido que ser trasladado a un centro hospitalario.
Las segundas Fallas Patrimonio de la Humanidad se nos han vuelto a ir de las manos. Falta una mayor organización y coordinación interinstitucional y social que frene ese desmadre colectivo que ofrece al mundo una imagen de total permisividad.