Cuando uno se enfrenta a la página en blanco del primer artículo del año en Valencia Plaza y justamente en estas fechas de enero, con la carta de SSMM los Reyes Magos de Oriente recién escrita, se entrecruzan sentimientos diversos, desde aquellos que nos empujan a tener Fe en un mañana mejor gracias a la Esperanza en que nuestros esfuerzos serán recompensados, sin debernos olvidar de la Caridad en ayudar a nuestros semejantes sean ciudadanos de la UE o del otro lado del Mediterráneo, hasta aquellos otros, que nos hacen temer por un futuro repleto de incertidumbres. Por eso intentaré, en esta breves líneas, proyectar algo de luz sobre las fake news, pos-verdades y pensamientos únicos repletos de prejuicios que se van a ver y escuchar en las diferentes citas, encuentros y desencuentros incluidos, a las que nos vamos a enfrentar en este año, en un ejercicio de gran reduccionismo.
En líneas generales, aunque pueda ser en cierto modo un año duro, me parece según los diferentes análisis existentes (la información es poder, la opinión mera influencia) que 2019 va a ser un año en el que se van a ir disipando diversas incertidumbres por lo que, y recordando a Carl von Clausewitz que afirmaba “La guerra es el ámbito de la incertidumbre” y conforma las tres cuartas partes de los elementos de los conflictos, acordaremos que a más certidumbres, más fácil evitar los problemas, a no ser que algún impetuoso populista-autócrata de nuevo cuño pero, muchos de ellos, de viejas ideas totalitarias venga y nos reviente el plan.
Una de esas certidumbres, según mi análisis, es que ese multilateralismo informe, anárquico que tanto gusta a los defensores o tontos útiles de la globalización, esa que es dirigida por personas no elegidas democráticamente, y conformada y defendida por países (en su mayoría) más bien autócratas por no decir dictatoriales, así como por corporaciones económicas que son lo más parecido al estamento nobiliario feudal (si me permiten el anacronismo), y perdón por tantos calificativos descriptivos que no descalificativos; repito de nuevo, ese multilateralismo en el 2019 se va a ir transformando en bilateralismo (USA-China), con permiso de las sorpresas a que tanto nos acostumbra el presidente Donald Trump, con ciertas reminiscencias al mundo bipolar de la segunda mitad del siglo XX, y para gran alegría de los posicionados en torno a la idea de Henry Kissinger y el Balance of Power (equilibrio de poder) en las relaciones internacionales, en lugar de terminar en un sistema imperial con China, y Xi Jinping como líder, pues sus méritos los está haciendo.
Fíjense si no en el último episodio de superpotencia del gigante asiático, el aterrizaje de la sonda China, Chang´e-4, en la cara oculta de la Luna, y recuerden como la carrera armamentística-tecnológica entre la URSS y los USA, se inició con la carrera espacial, y el Sputnik sobrevolando las cabezas de todo el mundo, para gran indignación y estupor de la población occidental especialmente norteamericana, en aquel ya lejano 1957. Por otra parte me gustaría que se fijasen, como además de los grandes avances científicos que pueda suponer, lo que hace sospechar es que al estar en su cara oculta está libre (en parte) de curiosos (por llamar de alguna manera al resto de competidores), además no nos olvidemos de que el coloso chino desea en menos de una década disponer también de una Estación Espacial propia, y también en menos de dos décadas quieren poner pie en la Luna, ¿Cómo paso previo a esa soñada base estable en nuestro satélite?, todo un progreso como superpotencia.
Por otra parte están los USA que como recoge el FMI en sus previsiones para el 2019: “En Estados Unidos el ímpetu aún es vigoroso”. Y aunque geopolíticamente Trump, con sus anunciadas retiradas, quiere aplicar la perspectiva pequeña burguesa de aislarse (por cierto muy pródiga entre los nacionalistas que hay en todos los partidos españoles), el hecho de que quiera corregir el rumbo de la globalización y sus acuerdos multilaterales, hacia acuerdos más bilaterales, le llevará a conformar una nueva forma y red de alianzas, en donde seguro tendrá adeptos en el resto de países del mundo, como pueda ser el presidente brasileño Jair Bolsonaro.