El peso mexicano se debilitó frente al dólar, luego de que la Reserva Federal (Fed) decidiera mantener sin cambios las tasas de interés y no señalara urgencia por ajustar su postura política. El discurso cauteloso del presidente de la Fed, Jerome Powell, enfatizó el compromiso del banco central de regresar la inflación a su meta del 2%.
Las actuales tensiones comerciales podrían aumentar los riesgos inflacionistas, lo que podría llevar a la Fed a adoptar una política monetaria más restrictiva. Este escenario favorecería al billete verde y presionaría a la baja al peso mexicano.
En EEUU, la balanza por cuenta corriente mejoró un 2% en el cuarto trimestre de 2024 con respecto al trimestre anterior, debido principalmente a un cambio en la balanza de rentas primarias, que pasó de déficit a superávit. La mejora de los datos comerciales podría apoyar al dólar.
En México, la debilidad de los indicadores económicos puede añadir complejidad a las perspectivas. En febrero, el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) reveló una contracción interanual del 0,7% en el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), pero una ligera subida mensual del 0,2%. Aunque el sector servicios registró un modesto crecimiento, la fuerte caída de la producción industrial puede lastrar el ánimo de los inversores y ejercer una mayor presión sobre el peso.
De cara al futuro, los factores geopolíticos mundiales también podrían condicionar la trayectoria del peso. La escalada de las tensiones en Oriente Medio podría impulsar a los inversores hacia activos refugio como el dólar estadounidense, limitando aún más el potencial alcista del peso.