VALÈNCIA. La agencia de calificación de riesgos Standard & Poor’s (S&P) ha alertado en un informe publicado este miércoles de que el estrés hídrico que padecen las regiones españolas, incluida la valenciana, podría afectar a los ratings que emite sobre la capacidad crediticia y la solvencia de las comunidades autónomas. En el documento, S&P indica que la influencia final de la escasez del agua en sus evaluaciones “dependerá en gran medida del grado de colaboración entre los distintos niveles de gobierno” en materia de planificación e inversiones.
El informe de la agencia estadounidense, que señala factores como las sequías frecuentes, las cifras récord de turistas, el incremento de la población o la obsolescencia e ineficiencia de las infraestructuras para evidenciar los principales retos que se enfrentan, sitúa a la Comunitat Valenciana como la décima autonomía española más tensionada por la escasez de agua, si bien apunta que, en términos globales, tanto esta comunidad como el resto del territorio español y también italiano constituyen en su conjunto “una de las regiones con mayor estrés hídrico a nivel mundial”.
De este modo, en la Comunitat Valenciana el estrés hídrico, entendido como la cantidad de agua necesaria para generar cada unidad de producción económica del PIB, estaría por debajo de la media del país, mientras que Murcia, Andalucía y las Islas Baleares serían las autonomías que encabezarían esta clasificación. Sin embargo, en dos de los aspectos en los que igualmente se centra en el documento, como son la intensidad del uso doméstico del agua y su coste, la región valenciana se ubicaría en quinto lugar, por encima del resultado medio de España.
En el primero de estos casos, que mide los metros cúbicos de agua consumidos per cápita, solo Cantabria, Castilla y León, Asturias y Andalucía obtendrían un resultado más tensionado que el valenciano. Respecto al segundo, que refleja el coste en euros del metro cúbico de agua, la Comunitat Valenciana, con un valor estimado de 1,3 euros en 2022, solo es superada por las islas Canarias (1,8 euros), Murcia (1,7 euros), las Islas Baleares (1,7) y Cataluña (1,6 euros).
El informe de Standard & Poor’s analiza además otros dos subindicadores, como la intensidad en el uso del agua para fines no domésticos, que se mide en metros cúbicos consumidos por millón de euros del PIB. En este sentido, hasta diez regiones empeoran el resultado que se arroja para la Comunitat Valenciana, mientras que en relación a las pérdidas de agua, un componente entendido como el porcentaje de agua que no queda registrado frente al volumen total que entra en las redes hídricas, serían once las que mostrarían un peor desempeño.
Por otro lado, y aunque el documento no se detiene específicamente a analizar la situación particular de la autonomía valenciana, en el caso de España se explica que el estrés hídrico afecta “con mayor intensidad a las regiones del sureste de España y las Islas Baleares”, que presentan una mayor relación entre la intensidad hídrica y el PIB “debido a la importancia del turismo y la agricultura, sectores que consumen grandes cantidades de agua".
De igual manera, S&P indica que a pesar de que haya regiones españolas que no figuren entre las que presentan un mayor estrés hídrico en el país, todas son susceptibles de experimentar “una grave escasez de agua”. Para apoyar esta teoría, se basa en el hecho de que, en verano del año 2024, “Cataluña sufrió una grave escasez” que obligó “a las autoridades a tomar medidas extraordinarias para reducir el consumo”. “A falta de una respuesta política decidida, es probable que el estrés hídrico empeore en algunas regiones españolas, pero de forma más aguda en aquellas que ya presentan un mayor riesgo de sufrir crisis”, denuncia el informe.
Los efectos sobre los ratings
Standard & Poor’s insiste en que el estrés hídrico puede afectar a sus calificaciones futuras por tres motivos principales. El primero de ellos es la presión presupuestaria, ya que la agencia prevé que las autonomías podrían incurrir “en gastos extraordinarios para hacer frente a la grave escasez de agua”. Unas inversiones que, además, y según se puntualiza, son “una carrera de maratón” y no “una de distancias cortas”.
“El impacto real en los presupuestos, la deuda y, en última instancia, la solvencia dependerá de la disponibilidad de financiación del gobierno central y de la Unión Europea, y de la proporción de los costes que cubra esa financiación”, se argumenta en la publicación. De hecho, en otro de los puntos destacados S&P ahonda en el hecho de que las pérdidas de agua evidenciadas anteriormente “indican una gran necesidad de inversión acumulada” en las redes de distribución.
En el caso valenciano, el estrés hídrico podría suponer un problema añadido a las dificultades de financiación autonómica que ya padece debido a los escasos avances en torno a la reforma del sistema, un asunto en el que ya se apoyó S&P para rebajar la perspectiva del rating de la Comunitat Valenciana de ‘positiva’ a ‘estable’ este mismo mes de mayo. Para la agencia de calificación, este escenario mantendría elevados lo déficits presupuestarios de la Generalitat Valenciana y perpetuaría la situación de infrafinanciación estructural.
Como último factor a tener en cuenta, se pone el foco en que aquellas economías con alta dependencia del turismo, sectores agrícolas fuertes o con un uso intensivo del agua “pueden ver cómo el estrés hídrico afecta directamente a la actividad económica”. En este sentido, se toma como ejemplo el bajo rendimiento de la industria del aceite de oliva andaluz en temporadas recientes, lo que acabó por afectar a los precios del producto. También se subrayan posibles dificultades futuras como “las restricciones del agua o el racionamiento o aumento de los precios”, que pueden “erosionar la competitividad” de estas economías.