En ese lado de la plaza al que, con 15 años, denominábamos "la parte de los viejos" para distinguirlo de lo que considerábamos nuestro margen. Ahora es también mi lado de la plaza –el lado bueno– porque echando una mirada a los restaurantes que se han instalado en las tres manzanas que lo flaquean (El Bressol, Varetto, Leixuri, Fraula, Señuelo, La Raspa, Baalbec...), ¿quién quiere ser joven?
A la Taberna Valear le salió hace un par de meses un hermano. Pequeño, pero grande. Aunque se lleva casi tres años con el primogénito, Can Valear nació con la tranquilidad de que su hermano mayor le ha despejado parte del camino. Si a la Taberna, una iba a disfrutar en un formato informal de lo mejor que nos ha dado Mallorca y Valencia en materia gastronómica, al nuevo establecimiento de Antonio se va a lo mismo solo que con más clasicismo, más comodidad y una atmósfera más sosegada. Los bocadillos y las tapas se han quedado en la Taberna y el restaurante se reserva para los clasicazos como la caldereta de langosta con huevos fritos (solo por encargo), la espardenyà o los arroces.