VALÈNCIA. Las crisis políticas rara vez estallan de la noche a la mañana. Se van fraguando en la gestión diaria, en la confianza que genera (o pierde) un gobierno y en la percepción ciudadana de si quienes mandan lo hacen con acierto o se equivocan reiteradamente. En Buñol, la coalición del Partido Popular (PP) y XBuñol lleva meses caminando sobre el alambre, pero la respuesta "tardía" de la alcaldesa, Virginia Sanz, ante la amenaza de atentado en un colegio de la localidad este jueves ha sido el detonante de un escenario que ya se intuía convulso.
Ahora, el tablero político municipal se tambalea y la posibilidad de una moción de censura empieza a tomar forma. La formación Izquierda Alternativa de Buñol (IAB) ha anunciado su intención de presentar en el pleno ordinario de marzo, que se celebrará el día 25, una moción instando a la dimisión de la alcaldesa popular. Pero, el fondo de la cuestión va más allá de un simple gesto simbólico: la estrategia del partido local abre un nuevo escenario donde la estabilidad del gobierno de PP y XBuñol -que se integra en la Unión Municipalista- queda en entredicho.
Por partes. La raíz del conflicto se encuentra en la respuesta municipal ante la amenaza de atentado en varios colegios de las comarcas de la Hoya de Buñol-Chiva y Camp del Túria. Mientras municipios como Chiva, Yátova o Siete Aguas suspendieron las clases este jueves antes de su inicio, en Buñol, según denuncian desde IAB, "la orden no llegó hasta pasadas las 10 horas".
Para el portavoz de la formación, José Luis Carrascosa, esta demora comprometió la seguridad de los estudiantes y refleja, al mismo tiempo, un patrón de gestión "negligente" que ya se vio durante la respuesta municipal a la Dana. "Esta no es una cuestión de ideologías. La alcaldesa ha demostrado una falta de reflejos que ha puesto en peligro a nuestros hijos y ha minado la confianza en la institución", argumenta Carrascosa, en declaraciones a Valencia Plaza. En este contexto, la presión sobre XBuñol -socio clave del PP en el gobierno local- se intensifica, pues la llave del futuro municipal reside en sus manos.

- La alcaldesa de Buñol, Virginia Sanz, asume la vara de mando. -
- Foto: AYUNTAMIENTO DE BUÑOL
Matemáticas de la censura
El equilibrio de fuerzas en el Ayuntamiento de Buñol es precario. Con 13 concejales en total, el PP gobierna con cinco ediles apoyados por los dos de XBuñol. En la oposición, IAB, PSOE y EU-Unides Podem tan solo suman seis representantes. Cualquier moción de censura requiriría siete votos, lo que hace de XBuñol un factor determinante para registrar la iniciativa.
Desde IAB lo tienen claro: si la crisis de gobernabilidad continúa escalando, la única salida viable sería un cambio de liderazgo con Sergio Galarza, actual teniente de alcalde y miembro de XBuñol, asumiendo la alcaldía con el respaldo del bloque progresista. "Buñol es un municipio de mayoría socialmente de izquierdas. No tiene sentido que XBuñol sostenga un gobierno del PP cuando su electorado proviene de un espectro progresista", critica Carrascosa.
Lo cierto es que las conversaciones entre los partidos de la oposición y XBuñol ya se iniciaron hace dos semanas, aunque quedaron en punto muerto cuando la formación municipalista descartó la posibilidad de una moción de censura para desbancar al PP de la alcaldía. Sin embargo, la gestión de la amenaza terrorista ha cambiado las reglas del juego.
XBuñol, en el punto de mira
El margen de maniobra de XBuñol se estrecha: mantener su alianza con el PP podría conllevar un elevado coste político, pero romperla supone asumir un giro estratégico de gran calado. Por otra parte, la sensación de que el actual equipo de gobierno no está funcionando se extiende al resto de la corporación municipal y, con ella, también "a la ciudadanía", según Carrascosa.
La cuestión no es solo si Sanz seguirá en el cargo, sino si XBuñol está dispuesto a desafiar su actual alianza y reconfigurar el gobierno local. El pleno de marzo será un termómetro decisivo. O bien XBuñol refuerza su compromiso con el PP, asumiendo el desgaste, o bien reconsidera su postura ante la creciente presión por parte del bloque progresista. Lo que está claro es que el margen para la indefinición se reduce y las decisiones que se tomen en las próximas semanas pueden marcar un punto de inflexión en el tablero político de Buñol.