VALÈNCIA. El nuevo modelo de productividad complementaria aprobado en julio por la Conselleria de Sanidad ha abierto un nuevo frente entre la administración y los profesionales sanitarios. A las críticas de los médicos de familia se ha sumado ahora la oposición de la Sociedad Valenciana de Cirugía, que rechaza tanto el sistema de incentivos por objetivos como la supresión del sistema de autoconciertos. Una postura que ha plasmado en un manifiesto donde expone su oposición al modelo.
El plan -impulsado por el conseller de Sanidad, Marciano Gómez- establece un sistema de incentivos económicos ligados al cumplimiento de objetivos asistenciales y de gestión, con el propósito, según señala la conselleria, de mejorar los resultados en salud, reforzar la calidad asistencial y garantizar la sostenibilidad del sistema público. Una fórmula que bonifica con cantidades de entre 960 y 6.000 euros semestrales a los profesionales sanitarios, en función de indicadores relacionados con los resultados, la calidad del servicio o la ausencia de demoras.
En un manifiesto, consensuado con los jefes de servicio de los hospitales públicos de la Comunitat, la Socidad Valenciana de Cirugía advierte de las graves consecuencias que el nuevo modelo puede tener sobre la calidad asistencial, la docencia y la investigación. El documento, firmado por la Junta Directiva y el Comité Científico, denuncia que el sistema "parte de un planteamiento equivocado" y que será “muy difícil, si no imposible” alcanzar los objetivos sin un aumento real de los recursos humanos y materiales.
En su análisis, la sociedad denuncia que la falta de personal y de medios es estructural y que las plantillas llevan años sin actualizarse pese al aumento de la población y la cartera de servicios. A ello se suma la imposibilidad de sustituir muchas bajas o vacantes, lo que deja a los servicios quirúrgicos en una situación de precariedad permanente. “Resulta paradójico que se plantee un aumento de actividad disminuyendo los recursos, en un sistema ya de por sí saturado y deficitario”, señala el manifiesto.
La sociedad científica también critica el enfoque “economicista y no sanitario” del modelo, que, a su juicio, pone el foco en los indicadores de productividad en lugar de en la calidad asistencial o en las necesidades reales de los pacientes. Temen que los incentivos económicos ligados a objetivos puedan inducir “prácticas defensivas o burocráticas” y deteriorar la atención clínica, al priorizar el cumplimiento de cifras sobre la valoración médica individualizada.
Otro de los motivos de rechazo es la supuesta falta de participación de los profesionales y de las sociedades científicas en la elaboración de la propuesta. La organización denuncia que el modelo se ha diseñado “sin contar con quienes están en los quirófanos y conocen la realidad del sistema sanitario”, lo que ha generado un profundo malestar entre los jefes de servicio y los equipos quirúrgicos.
La entidad muestra además su preocupación por las consecuencias del cambio en la docencia, la formación y la investigación, ya que la reorganización horaria y la ampliación de la jornada a las tardes dificultarían la asistencia a sesiones clínicas, reuniones científicas y actividades formativas. “Los servicios de cirugía no solo operan; también enseñan, investigan y evalúan. Este modelo pone en riesgo esa labor fundamental”, advierte el documento.
La Sociedad Valenciana de Cirugía también considera “un error de bulto” la eliminación de los autoconciertos, que permitían aliviar la presión asistencial. Según el manifiesto, en 2024 algunos servicios llegaron a realizar unas 200 operaciones adicionales gracias a este sistema, una carga “imposible de asumir” con las actuales plantillas. “Por mucho que se reorganicen los servicios, no es viable absorber esa actividad en horario ordinario, por lo que las listas de espera quirúrgicas inevitablemente aumentarán”, alerta la sociedad científica.
En su nueva estrategia, la conselleria ha reducido al mínimo los módulos de refuerzo, las llamadas peonadas, que hasta ahora permitían a los profesionales prolongar su jornada laboral para realizar intervenciones, consultas o pruebas fuera del horario ordinario. Desde el 1 de noviembre, las gerencias de los departamentos de salud han perdido la autonomía para aprobar estos programas adicionales, que requieren ahora la autorización expresa de la Secretaría Autonómica de Sanidad. En algunos casos, esto ha provocado la cancelación de cirugías programadas dentro de estos módulos.
El texto también critica el “enfoque economicista y no sanitario” del nuevo sistema de productividad, que —según la sociedad científica— puede inducir “prácticas defensivas o burocráticas” y deteriorar la atención clínica. Además, lamenta que no se haya contado con la participación de los profesionales ni de las sociedades científicas en la elaboración de la propuesta.
Además, advierten del impacto que esta reorganización puede tener sobre la formación de residentes y la investigación, al desplazar parte de la actividad asistencial a las tardes y dificultar la asistencia a sesiones clínicas o docentes. “Nos preocupa que se dé a entender que los médicos no trabajan lo suficiente y que bastaría con ampliar horarios para resolver las listas de espera, cuando la realidad es la precariedad y el exceso de trabajo”, señalan.
Finalmente, la Sociedad Valenciana de Cirugía solicita la apertura urgente de una mesa técnica de trabajo que permita “reevaluar seriamente” el modelo de productividad, con participación de sindicatos, sociedades científicas y profesionales. Reclama un sistema “basado en indicadores clínicos válidos, ajustado al contexto asistencial de cada hospital y centrado en la mejora de la calidad y la seguridad del paciente”.