VALENCIA (EFE). El repunte en el consumo de horchata respecto al año pasado, propiciado por las altas temperaturas desde inicios de primavera y por el tirón del turismo, ha devuelto la rentabilidad al cultivo de la chufa.
Según la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), este incremento de la demanda anima las ventas en el campo y contribuye a cerrar los primeros tratos a unos 0,60 euros el kilogramo, precios en origen que permiten a los agricultores resarcirse de las pérdidas sufridas durante las últimas campañas.
Tras caer en 2013 más de un 25% la comercialización de chufa destinada a la elaboración de horchata, al pasar de 3.295 a 2.421 toneladas, este año la tendencia está resultando más positiva.
El mercado absorbe a buen ritmo no sólo las 3.000 toneladas de chufa seca producidas durante la pasada temporada en unas 400 hectáreas de cultivo, sino también buena parte de los excedentes acumulados en años anteriores, han indicado las mismas fuentes.
Otro dato que invita al optimismo es la lucha efectiva contra la 'mancha negra', una enfermedad que provoca graves daños en la piel del tubérculo y su consiguiente depreciación comercial.
La gestión coordinada entre productores e industriales de chufa, basada en una exhaustiva selección de semillas exentas de plagas, ha conseguido frenar el avance de la 'mancha negra' por primera vez desde que se detectara hace cuatro temporadas.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, ha valorado "el esfuerzo del sector y del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), que lleva a cabo ensayos con el objeto de combatir tanto éste como otros patógenos que causan hasta un 15% de mermas de cosecha".
Con este comportamiento del mercado, la chufa se ha convertido en uno de los pocos cultivos viables de la Huerta de Valencia. "Cada vez quedan menos cultivos que garantizan unos precios estables al agricultor", ha comentado Aguado.
Como ejemplo, el presidente de AVA ha comentado que este año muchos productores de patata y cebolla "han llegado a 'rotovatar' sus campos, es decir, destruir la producción con las máquinas, porque los precios ni siquiera cubrían los gastos de recolección".
"Ante un escenario tan negro, la rentabilidad de la chufa adquiere gran importancia a la hora de frenar el abandono de campos y mantener vivo este paisaje periurbano que, por extensión y calidad, no existe prácticamente en ninguna otra ciudad de la Europa mediterránea", ha concluido Aguado.