VALÈNCIA.- Se ha puesto de moda toda esta chorrada de la Agenda 2030 para salvar nuestro planeta. El cambio climático por las emisiones de CO2, la capa de ozono, el deshielo de los polos, la desertificación… Aquí todo el mundo se apunta al carro por si puede hacerse con alguna subvención o algún patrocinio a cambio de cuidar más de nuestros mares. De este modo, nacen todos los días fundaciones con nombres guiris terminadas en Plastics Free o algo similar. «Salvemos el mar», «no más plásticos de un solo uso», «cuidemos de la posidonia», «queremos más reservas naturales»… muchos y muchos eslóganes muy bonitos de mensaje y que quedan muy bien en apoyo a las regatas o eventos marineros.
Las grandes regatas cuentan con un patrocinio de alguna organización internacional medioambiental que, a cambio de no utilizar durante la regata ningún plástico de un solo uso, les sueltan unos dólares. Tienen, incluso, un departamento que promueve la no utilización de botellas de plástico y, en alguna ocasión, regañan sin conocimiento de causa a quien las utiliza. Todo por cobrar un patrocinio fácil. Tan fácil como colocar dos pegatinas, una fuente de agua reciclada y prohibir a los equipos el consumo de agua y bebidas energéticas en botellas de plástico durante el evento.
¡Qué progresista queda! «Nuestra regata cuida de la salud del mar porque no consumimos plásticos». La demonización de este elemento fundamental hoy en día en nuestras vidas está muy de moda. No se paran a pensar más allá de las burradas y tonterías que algunos dicen sobre esta cuestión. La náutica en general es lo menos ecologista del mundo, y eso, aunque nos duela reconocerlo, es así. Podemos poner muchos ejemplos del día a día de la náutica perjudicando claramente a los mares sin necesidad de tirar ni una sola botella de plástico a ninguna bahía.