VALÈNCIA. Juan Luis Durich (València, 1957) es director general de Consum desde 1993, cuando la empresa estaba integrada en el grupo Eroski y apenas tenía ciento treinta y cuatro tiendas. Veintisiete años más tarde, la cooperativa valenciana tiene ochocientos treinta establecimientos, factura 3.400 millones de euros y emplea a 18.000 personas. Los datos están de su lado: en 2021 sus beneficios crecieron un 3,6% y alcanzaron los 67,9 millones de euros. Un incremento que superó en porcentaje a su facturación, ya que cerró el año con unas ventas de 3.378, 9 millones de euros, un 1,6% más que en el año anterior. Economista de formación, Durich ha visto de todo en sus casi tres décadas al frente de la compañía, desde crisis financieras a pandemias, pero los principios de Consum, dice, siguen inalterables: responsabilidad social y productos de proximidad en unos supermercados donde se da varidad para que el cliente elija, unos establecimientos a los que el consumidor no va por el precio, pero tampoco se va por el precio.
— ¿Qué ventajas tiene el modelo cooperativo?
— El principal, que la comunión entre empresa y trabajador es de un gran nivel. No conozco otro modelo para que los intereses de ambos confluyan de esa manera, ya que el trabajador es propietario de la empresa. En la Comunidad Valenciana el modelo es pujante, con cooperativas agrícolas, energéticas y de otros tipos.
— ¿Y desventajas?
— Los orígenes son difíciles porque de inicio la gobernanza es difícil, ya que en teoría todos los trabajadores tienen la misma capacidad de decisión, pero la gestión se complica conforme se crece y una empresa no puede ser ineficaz porque el mercado se te come. Hay que ser ágil y eficaz. En ese sentido, Consum ha evolucionado hacia un modelo mixto. Conservamos la pureza de la cooperativa respecto a la propiedad pero trabajamos como una sociedad anónima cuyos accionistas son los trabajadores. Gestionamos como una mercantil pero repartimos como una cooperativa. El poder lo tiene el consejo de dirección que a su vez está controlado por el consejo rector. Yo tengo absoluta autonomía para la gestión ordinaria y rindo cuentas mensualmente al consejo rector, del que lógicamente depende mi continuidad.