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una directiva cuya firma se falsificó estaba de baja

Ninguno de los tres superiores de la empleada despedida en la EMT detectó el fraude

  • El presidente de la EMT, Giuseppe Grezzi, y el gerente, Josep Enric García. Foto: KIKE TABERNER

VALÈNCIA. Hasta el momento, buena parte de las miradas se han fijado en la que fuera jefa de Administración de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de València Celia Zafra, quien fue partícipe -consciente o inconscientemente- en el fraude que ha dejado un boquete en las arcas de la empresa pública de cuatro millones de euros, que acabaron en Hong Kong, China. Sin embargo, lo cierto es que la empleada, que fue fulminantemente despedida el pasado viernes, forma parte de un organigrama directivo en el que hay, entre los muchos puestos directivos, tres personas que se encuentran en los escalones superiores y que durante 20 días tampoco detectaron la salida de dinero en las ocho transferencias dirigidas al país asiático.

Se trata, en primer lugar, de la jefa de departamento de Finanzas, Esmeralda Aparisi, su jefa inmediata; por encima se halla la responsable del área de Gestión, María Rayón, y justo a la cabeza del organigrama, el gerente de la empresa, Josep Enric García Alemany, quien a su vez cuenta con una asesora jurídica, Virgina Álvarez. Pero ni la empleada despedida les comunicó las operaciones que los defraudadores le pedían que realizara ni ninguno de ellos se percató de las ocho salidas de dinero -de una media de medio millón de euros- de la cuenta bancaria de la empresa pública.

Precisamente, dos de estos tres directivos son los que tenían la firma mancomunada en la cuenta bancaria: el gerente y la jefa del área de Gestión. Fue la rúbrica de ellos dos la que falsificaron los hackers para realizar la orden de pago a su entidad bancaria, CaixaBank. Unas circunstancias que siembran la duda sobre el control de los pagos y gastos de la Empresa Municipal de Transportes de la ciudad, una compañía de gran tamaño que maneja un presupuesto de más de 115 millones de euros anuales.


Los ocho pagos se hicieron, concretamente, los días 3, 6, 9, 11, 13, 17, 18 y 20 de septiembre. Dos semanas y media de transferencias en las que, al parecer, nadie más que la empleada despedida revisó los movimientos de la cuenta bancaria y ningún directivo se percató de la irregularidad de estos pagos a dos cuentas extranjeras. Fue el día 23 de septiembre, 20 días después de la primera transferencia, cuando los responsables del banco contactaron con el gerente para alertar de estas anormalidades.

Una directiva estaba de baja

Según varias fuentes municipales consultadas por este diario, durante el período en el que se produjeron los pagos la jefa del área de Gestión, María Rayón, cuya firma había sido falsificada, se encontraba de baja maternal. Asimismo, el gerente de la empresa se encontraba fuera del país cuando se estaban desarrollando los hechos. 

Los interrogantes que se han extendido entre trabajadores de la empresa y miembros de la oposición se centran en quién se encargaba de supervisar la caja que manejaba la empresa en aquellos días y si únicamente es la jefa de Administración, situada en el cuarto escalón del organigrama, la que acostumbra a hacerlo.

Un Consejo de Administración tenso

Este miércoles, el presidente de la empresa, Giuseppe Grezzi, había convocado un Consejo de Administración extraordinario que no aclaró la mayoría de las cuestiones que plantearon los grupos políticos, dado que no vieron ningún informe sobre las actuaciones que se estaban llevando a cabo. El encuentro se inició con casi una hora de retraso y el edil se limitó a narrar verbalmente algunos pasos que se iban a dar, como por ejemplo personarse en la causa que investigan ya los juzgados o contratar un despacho de abogados de Hong Kong para conseguir recuperar parte del dinero desviado.

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