Opinión

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EL JOVEN TURCO

València en hechos reales

Publicado: 05/05/2025 ·06:00
Actualizado: 05/05/2025 · 06:00
  • El president de la Generalitat, Carlos Mazón, y la alcaldesa de València, María José Catalá.
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Si los valencianos hiciéramos el ejercicio de apuntar al final de cada semana las cosas que pasan a nuestro alrededor tendríamos un material inagotable de novelas. O, visto de otro modo, vivimos una realidad que les hace una competencia atroz.

El costumbrismo político valenciano es un género en sí mismo. Es excesivo, es pirotécnico. Es inagotable.

Hace 7 días compartimos con el resto de España un apagón total. Otro día histórico. Y qué hartos estamos. Pero, aunque no lo vivimos solos, sino con el resto del país, el acento valenciano de ese fundido a negro es mucho más sorprendente. 

En otros lugares exigir explicaciones rápidas sobre lo que había pasado puede sonar más o menos razonable, pero aquí tienes que frotarte los ojos cuando ves al Partido Popular, que sigue sin explicar nada de la tarde del 29 de octubre, asegurar que es inaguantable este nivel de opacidad. 

Parece que debe ser más sencillo esclarecer un fallo de todo el sistema eléctrico, aunque los ingenieros afirmen que necesitan meses para ello, que la factura del Ventorro. 

Y para postre, como el que no sabemos cuánto se alargó el fatídico día, la Generalitat pide el nivel 3 de emergencia, ya con el 70% de la energía recuperada. Después de llevar meses afirmando que no debía solicitarlo durante la Dana.

Pero cuando llegó el martes, ya con la luz al otro lado del interruptor, vimos como ese mismo partido, celebraba su congreso europeo en València. Aunque lo celebrara aquí casi por accidente. 

Para ser exactos, por un accidente que se apellida 300.000 euros. Porque ese es el importe de lo que costaba cambiar de localización, cuando ya no querían venir por la gestión de sus compañeros en las inundaciones. 

Y cualquiera pensaría que imperaría la prudencia tras estar aquí visiblemente incómodos y esquivando como podían la presencia de Carlos Mazón. Pero no. 

Víctimas denunciaron públicamente que varios integrantes del PP europeo se burlaron de ellas, les bailaron en la cara y les realizaron peinetas, cuando fueron a protestar a las puertas de su conclave.

Porque una cosa es tener sensibilidad con la cartera, evitando pagar esa cuantiosa factura, o tener pudor para no querer salir en una foto con el poc honorable y otra, muy distinta, es tener respeto.

  • El concejal de Vox, Juanma Badenas. -

El miércoles, ya casi empachados de momentos memorables, escuchábamos a Feijóo en València proclamar que quería construir una alternativa sobre la base de la honradez. Una frase que no sería ni muy relevante, ni tampoco muy original, si no fuera porque al mismo tiempo la UCO entraba para registrar el ayuntamiento de la ciudad en busca de contratos del gobierno de María José Català. Todo por presunta corrupción en las áreas que dirigía Juanma Badenas. Un secundario de lujo en el reparto, que bien merece un spin-off.

Aunque es cierto que lo de la UCO y los gobiernos del Partido Popular en València es una de esas tramas que sabes que van a aparecer. Más previsible que lo del vecino con pasado oscuro en una peli de tarde.

El jueves todos nos dimos un descanso. Los de izquierdas al 1 de mayo, los de derechas a conciliar. Bueno, casi todos.  

Porque ese día conocíamos que un fondo buitre compraba 134 viviendas en València a 67.000 euros, para venderlas después por un precio asegurado de 150.000. Una operación especulativa de la que ni la Generalitat, ni el Ayuntamiento tenían nada que decir. Ni mucho menos nada que hacer. 

Si te descuidas la escogerán como ejemplo de emprendedurismo, dirán que menos mal que existe gente así y que a ver si acabamos con la okupación, que se está poniendo fatal el tema de la vivienda, por el miedo que causa en los propietarios. 

Y quedaba el viernes. Con Mazón paseando por Estados Unidos para huir de romerías en Alicante y Moros y Cristianos en Alcoi, mientras en Times Square se proyecta su cara y 228 razones para que no vuelva. 

Ese mismo día un vecino o vecina anónima, harto de tanto surrealismo, decidió demostrar que, también en esto de la ironía, lo mejor que tiene València es el pueblo. Esa persona introdujo como propuesta en los presupuestos participativos una estatua del propio Mazón en el centro de la ciudad, como homenaje a su gestión en la Dana.

  • La estatua de Carlos Mazón. -

Carlos Mazón quería que su imagen de la semana fuera Sorolla y el retrato se lo hizo este vecino valenciano. Alguien que pensó: oye si se va a burlar de todos, por qué no nos podemos burlar todos de él.

Y llegó al sábado donde escribo esto, aunque tú lo leas a partir del lunes, pensando que hace falta un cronista de los tiempos que corren. 

Porque irremediablemente se nos olvidan las cosas, a golpe de vivir tantos momentos histriónicos. Uno tras otro y sin que alcancemos a ver el final. Creo que recuperaré la costumbre de llevar una libreta pequeña donde anotarme al vuelo las cosas.

Estos días visitando la feria del libro José Muñoz me dijo que abrir una librería le parecía una heroicidad. Y tiene toda la razón, aunque reconozco que es uno de mis planes utópicos. Pero esa afirmación que es verdad en toda España, en València lo es un poco más. 

Aquí es más difícil que la literatura compita por su atención con el muro de Twitter de un valenciano. Nuestro timeline está repleto de esta València, basada en hechos reales.

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