ALICANTE. Un año más, y ya van siete desde que el Consell fijó por decreto la ciudad de Alicante como escenario del acto institucional por el Día de la Constitución, Ximo Puig aprovechó su discurso para exigir una urgente reforma de la Carta Magna, petición que desde 2016 ha venido encontrando exactamente ningún eco en el Gobierno central, que es quien debe abrir el melón en las Cortes Generales. Más allá del artículo 49, cuya reforma tiene luz verde para cambiar el término 'disminuidos' por 'personas con discapacidad', Puig barrió para casa y pidió una nueva Constitución que garantice a la Comunitat Valenciana una financiación justa, la recuperación del derecho civil y el agua que necesita, además de responder a la 'cuestión territorial'.
El presidente de la Generalitat, que intervenía para cerrar el acto en Casa Mediterráneo tras la entrega de los galardones (con los que el Consell predicó con el ejemplo, al premiar a cuatro personas relevantes en sus campos con diversidad funcional) y antes de que sonasen los himnos, consideró que "el sentido común" exige una "actualización" del texto constitucional. Una actualización para la que, lamentó, "nunca parece buen momento. ¿Tiene sentido aplazarla permanentemente, pensando en el cortoplacismo?". Puig defendió en este sentido que la Valenciana es la única comunidad que ha planteado una propuesta al respecto, "no de ruptura, sino de reforma".