La cabeza de toro, sus gin tónics, y vinos, el amarillo de sus paredes, su cocina sencilla e improvisada con productos de calidad. Con un punto de clandestinidad y la certeza de que a partir de cierta hora, siempre te ibas a encontrar a algún hostelero conocido. Así era el Saxo, el local que regentó Fernando Ramírez Mantecón durante casi 40 años y que, con su carisma, le dio una personalidad única.
Muchos lloraron su cierre hace unos meses cuando Fernando cerró por jubilación. Por aquel entonces no se sabía qué iba a pasar con el local, aunque ya le rondaban varias novias. Hoy el Saxo reabre de manos de Luca Bernasconi, el hostelero que más sabe de vinos de la ciudad y que está detrás de proyectos como Le bar de Vins o Le Bulc y en el pasado Rodamon o Entreblat.