Durante más de diez años Txa Tei ha sido uno de los restaurantes japoneses más discretos y, sin embargo, más celebrados de Madrid. Ubicado primero en la calle General Pardiñas, después en la calle Don Ramón de la Cruz. El crítico de Vocento, Carlos Maribona, lo apadrinó incluyéndolo en los mejores japoneses de la capital madrileña, a pesar de que su planteamiento y puesta en escena fueran más modestos que los grandes del sector. “El japonés con mejor relación calidad precio de Madrid”, acuñó.
Bien, desde hace un mes, Txa Tei está en València. Más bien, está la continuidad de Txa Tei. Sus propietarios, el cocinero de Osaka, Hisato Mori, y su mujer, Ikuyo Kimura, ahora atienden en la Calle del Mar tras cerrar en Madrid. Se llaman Saiki y están entre el rincón de Piero Ronconi y el Museo Hortensia Herrero, en una taberna sin grandes reformas ni excesivos medios.
Digo aquello de que atienden y lo digo con intención: en la cocina abierta Mori prepara, en la sala Kimura despacha. De momento solo ellos dos, creando un entorno idóneo para entrar sin pensar y dejarse llevar por lo que Hisato e Ikuyo tienen hoy.