VALÈNCIA. La Diputación pone por fin luz —y nunca mejor dicho— para apagar la polémica generada por la lona que la institución instaló en la Plaza de Toros de València hace unas semanas. La lona, que durante días dejó en el aire un enigmático Que vinga, que vinga, que vinga la llum i…, ha revelado por fin su texto definitivo. El mensaje completo, continúa con a la plaça vindre que torne a ser costum. Con la frase final a la vista, el supuesto recado de Vicent Mompó hacia María José Catalá pierde filo. Eso sí, a nadie puede escaparse que, a todas luces, el corte inicial de la primera lona evocaba un verso demasiado conocido de Al Tall como para no provocar la reacción que efectivamente desencadenó.

Y es que cabe recordar que la primera lona cortada justo después de Que vinga la llum… evocaba directamente la canción de Al Tall cuya letra prosigue con un verso no demasiado amable contra “el senyor alcalde”, lo que muchos -propios y extraños- interpretaron como una puya de Mompó a Catalá. Un recado que llegaba en un período orgánico delicado para el Partido Popular en el que las relaciones entre el presidente de la Diputación y la alcaldesa no atravesaban su mejor momento.

Precisamente esta gigantesca lona amaneció en la fachada principal de la plaza de toros en pleno debate interno por la sucesión de Carlos Mazón, un contexto de cruce de aspiraciones en el que cada gesto se interpreta con lupa. Allí, en pleno tránsito del corazón de la ciudad, apareció una frase a medias que muchos leyeron como una broma que llegaba en el peor momento.

De hecho, en el Ayuntamiento del 'Cap i Casal' la ocurrencia no sentó especialmente bien pese a que habían sido puestos en preaviso. La idea de un mensaje ambivalente desde la Diputación se leyó como una provocación innecesaria y poco oportuna, hasta el punto de que tanto el portavoz municipal, Juan Carlos Caballero, como la propia alcaldesa señalaron que aquello era una muestra de "falta de luces" recurriendo también al doble sentido. "Ya arreglaremos cuentas", parecía leerse entre líneas.

Desde el otro lado, el equipo de Mompó restaba importancia al asunto y apelaba al humor. La campaña —decían— pretendía llamar la atención sobre las obras de renovación del alumbrado y el giro irónico formaba parte del juego. Que el mensaje estuviera incompleto era, según explicaban, un recurso creativo, no una alusión velada. Pero la línea divisoria que separa en esta historia las indirectas de las declaraciones literales ha sido un poco difusa. 

En cualquier caso, ahora, con el texto finalmente desplegado, parece que la polémica se desinfla -o al menos eso parece que creen en presidencia de la Diputación- que este mismo jueves visitan las obras de la plaza.