VALÈNCIA. Desde que llegó a la Alcaldía, María José Catalá ha tenido que enfrentarse a una pregunta recurrente: ¿cuál es su proyecto político para València? Mientras que Rita Barberá construyó su legado alrededor de los grandes eventos o Joan Ribó dejó su sello con políticas de movilidad como las peatonalizaciones y los carriles bici, muchos se preguntan cuál es la seña de identidad de Catalá. Superado el ecuador de la legislatura, y a raíz de la Dana que asoló gran parte de la provincia, Catalá parece haber entendido que las emergencias ofrecen también una ocasión política para visibilizar liderazgo.
La Dana del 29 de octubre supuso un reseteo total de la legislatura a nivel político. La catástrofe golpeó con especial dureza a València —uno de los municipios con más víctimas con 17 fallecidos—, y puso en entredicho la gestión inicial de Catalá. Sin embargo, desde entonces la alcaldesa se afana en escenificar control y anticipación cada vez que se produce un nuevo episodio de emergencia. Una actitud que se vio en los episodios de lluvias de marzo, durante el apagón de abril, en el incendio de un local de la avenida del Puerto y de forma más reciente, también en las tormentas de este lunes.
Catalá no ha dudado en tomar el papel de portavoz para comunicar las decisiones del Cecopal desde la central de Policía Local e incluso anunció que se desplazaba al Perellonet, una de las zonas donde se preveían los momentos más críticos a última hora de la tarde, para seguir en primera persona el temporal. No fue un gesto menor, puesto que en la Dana de octubre, vecinos de las pedanías y los grupos de la oposición le reprocharon su tardanza en acudir a la zona cero.

- Catalá en el Perellonet junto con los bomberos. -
- Foto: AYUNTAMIENTO DE VALÈNCIA
"La Dana, el apagón y los incendios"
La Dana actuó como un punto de inflexión en la legislatura y Catalá ha tratado de hacer de la necesidad virtud, intentando colocar la gestión de emergencias y la prevención como una de sus principales banderas políticas. De hecho, la alcaldesa no duda en citar en numerosas ocasiones "la Dana, el apagón y los incendios" como los grandes problemas que ha enfrentado en la legislatura y que han "reorientado prioridades". "Nos han mostrado la vulnerabilidad de la ciudad", dijo en una de sus intervenciones públicas.
Esa narrativa cristalizó en el Debate del Estado de la Ciudad, donde buena parte de sus anuncios pivotaron en torno a este eje. Una de sus ‘propuestas estrella’: un plan de infraestructuras críticas para garantizar el autoabastecimiento de agua en caso de emergencia. Una medida ejemplifica bien este enfoque: aunque incluye actuaciones de renovación ordinaria, Catalá lo presentó revestido de un tono de excepcionalidad, buscando transmitir la idea de que su gobierno piensa a largo plazo. “Estamos construyendo la València de los próximos 10, 20, 30, 40 años”, llegó a decir la alcaldesa.

- La alcaldesa en la presentación a la prensa del plan de infraestructuras críticas. -
- Foto: AYUNTAMIENTO DE VALÈNCIA
De hecho, la propia Catalá repitió en varias ocasiones que "seguridad" sería la palabra protagonista de este curso político. "La vida a todos nos ha llevado por este camino y creo que es una responsabilidad de luces largas, de mirada amplia de este ayuntamiento, asumir el momento que tenemos y la responsabilidad que tenemos. Vivimos un contexto determinado", sostuvo en su discurso.
En esa misma línea, Catalá ha querido poner un especial foco en medidas de corte más ‘creativo’, concebidas no solo como herramientas de gestión, sino también como gestos visibles de prevención de cara a los vecinos. Es el caso del programa València + Segura, con el que el Ayuntamiento busca formar a la ciudadanía en materia de emergencias y construir una cultura preventiva; o de la decisión de suspender las clases en zonas inundables cuando se active la alerta naranja, una medida aplicada por primera vez este martes y presentada como ejemplo de prudencia y anticipación. También ha querido destacar la instalación de alarmas sonoras en el barrio de La Torre; cámaras de vigilancia en los cauces del Turia y el Carraixet o la compra de teléfonos satelitales y grupos electrógenos. Este énfasis constante en la seguridad y la prevención -no exento en ocasiones de cierta sobreactuación- parece revelar una estrategia: Catalá quiere hacer de la gestión de emergencias uno de sus sellos políticos.