Entrevista

València

Papi Robles: ''Veo a Catalá bastante cómoda con la València que dejó Compromís''

Entrevista a la portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de València

  • La portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de València, Papi Robles
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VALÈNCIA. La portavoz del grupo municipal Compromís en el Ayuntamiento de València, Papi Robles (Murcia, 1982), recibe a Valencia Plaza en un momento convulso para el gobierno municipal. La crisis en el seno del ejecutivo de María José Catalá, marcada por la salida de Juan Manuel Badenas y Cecilia Herrero de Vox, se suma a los grandes retos de la ciudad, como la vivienda o los apartamentos turísticos. Todo ello en plenas Fallas, cuando el debate sobre la sostenibilidad de la fiesta vuelve a estar sobre la mesa. En esta entrevista, Robles analiza la situación política, los desafíos urbanísticos y el papel de Compromís en la oposición.

-¿Cómo valora la situación que se está viviendo el gobierno del Ayuntamiento de València tras la salida de Juanma Badenas y Cecilia Herrero de Vox?
-María José Catalá, en cuestión de dos años, ha conseguido generar el caos en València. Ella decidió pactar con la extrema derecha y, a día de hoy, lo que estamos comprobando es su nula capacidad de gestión, incluso de su propio gobierno. La ciudad está sumida en el desastre, y un infobarómetro dice muy claramente que la gente no está contenta con cómo se están gestionando los servicios públicos.

Una Dana nos ha pasado por encima y no se ha atendido, porque Catalá está atendiendo la tormenta interna que tiene de manera continuada. Ahora ha explotado, pero esto viene arrastrándose desde hace mucho tiempo, porque ha dejado que los postulados de la extrema derecha campen a sus anchas dentro del Ayuntamiento. Y ahora, tenemos la crisis más grande conocida en el Ayuntamiento de València.

-Ustedes han criticado mucho que María José Catalá se apoyara en la extrema derecha para gobernar, ahora que ha quedado en minoría, ¿en qué cuestiones encontraría el apoyo de Compromís?
-Nosotros siempre hemos sido muy fieles a nuestro programa electoral y, por eso, impulsamos Valencia Capital Verde Europea. Nuestra referencia es que la ciudad sea más amable, que podamos caminar tranquilas, que haya una reducción del tráfico, que tenga una calidad del aire mucho mejor y que, en vez de autopistas urbanas, tengamos zonas en las que podamos circular tranquilamente.
También teníamos una apuesta muy clara por aumentar la vivienda pública porque es un problema gravísimo. En ese tipo de temas podemos llegar a acuerdos. Es más, siendo nosotros oposición, se ha aprobado una moratoria a las licencias de apartamentos turísticos en esta ciudad. En estos temas, en los que se avanza hacia una ciudad que da respuesta a las necesidades, podremos encontrar acuerdos.

Donde no nos van a encontrar es en favorecer que los derechos de las mujeres sean cada vez menores dentro de las instituciones públicas, en expulsar a personas que vienen de fuera por necesidad, simplemente por su color de piel, en aumentar la contaminación dentro de esta ciudad o en priorizar los intereses de las empresas por encima del derecho a una vivienda digna.

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-Se va a cumplir casi el ecuador de la legislatura. Han señalado muchas veces las cosas en las que no están de acuerdo con este gobierno, pero si tuviera que destacar al menos una medida positiva que cree que se ha tomado en este tiempo, ¿cuál sería?
-Me ha sorprendido mucho que Catalá, en la oposición, decía: "La plaza del Ayuntamiento, madre mía, los maceteros, qué feos. Esto yo lo cambiaría…" Dos años después, sigue igual. Lo que ha pasado es que a Catalá le parece bueno el proyecto de Ribó. Mi padre siempre dice: "Por sus hechos los conoceréis." ¿Cuáles son los hechos dos años después del gobierno de Catalá? Que, en realidad, no ha cambiado esta ciudad. Lo único que ha hecho es intentar paralizar algunos proyectos que Compromís tenía.

Hay determinados proyectos de Compromís que criticó hasta la saciedad, pero ahora se los está quedando. Le voy a reconocer que no ha ido con un motopico a destruir carriles bici. Lo intentó, pero luego no se atrevió porque se dio cuenta de que no podía jugar en esa liga dentro de esta ciudad, porque la gente ya no está ahí. Por lo tanto, creo que esperaba más destrucción por su parte, y tengo que decir que la veo bastante cómoda con la ciudad de Compromís. Así que con eso me quedo.

-La Dana ha sido, y probablemente será, el gran reto de esta legislatura. Ha habido mucho debate sobre el papel del Ayuntamiento de València durante el día 29. Más allá de la gestión de Catalá, ¿qué reflexión hacen sobre su papel ese día?
-Nosotras estuvimos de manera presencial por la mañana en el Cecopal. Allí se estaba transmitiendo la información que tenían bomberos y demás. Pero, para mí, la reflexión es que en ningún momento hubo un aviso de un órgano superior, que era el que tenía que conocer cómo estaban las cuencas, que dijera: "Ojo, hay peligro." Nosotros participamos y pedimos seguir manteniendo la conexión, pero desapareció. Se nos incluyó en dos sesiones, pero, a las tres de la tarde, ahí sí que hubo un apagón informativo, y hasta las nueve de la noche no volvimos a saber nada. Yo, personalmente, informé de cómo estaba La Torre porque tenemos una compañera que vive allí, y nos preguntábamos: "¿Pero aquí qué está pasando?" No sabíamos nada, y lo siguiente que supimos fue: "Estamos muy preocupados por La Torre." Y ya se cortó la información.
Creo que Catalá hizo el paripé para hacer esto que está haciendo: decir que la oposición formó parte durante las dos primeras convocatorias. Pero luego, cuando vio la cosa gorda venir, nos apartó porque no quería que fuéramos conocedores de lo que estaba pasando.

-¿Pudo hablar con la alcaldesa una vez supo que el agua estaba entrando en La Torre? 
-No. Yo le transmití a la alcaldesa lo que estaba pasando en La Torre y con ella (Catalá) ya no tuve comunicación hasta el día siguiente.

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-Desde Compromís han acusado al gobierno de PP y Vox de condenar a la ciudad a un “crecimiento urbanístico exagerado”, pero ¿cómo resolvería Compromís la escasez de vivienda?
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Cuando se habla de escasez de vivienda, es escasez de vivienda a la que se pueda acceder. València tiene 800.000 habitantes y es una ciudad que puede dar respuesta a esos habitantes. El problema es cuánto cuesta la vivienda, no que no haya. La vivienda es tan cara que las personas que vivimos en esta ciudad no podemos acceder a ella. Por eso hay que llevar a cabo medidas para regular ese precio. Nosotros pedimos de manera insistente que se tope el precio del alquiler como primera medida, no puede ser que no podamos ni siquiera alquilar un piso porque viene gente que quiere jugar al Monopoly con nuestra ciudad.
Lo segundo es invertir en vivienda pública, el Partido Popular se dedicó a venderla y a nosotros nos habría gustado tener mucha más vivienda pública a disposición desde el primer día, pero es cierto que lleva una serie de procesos.Topar el precio del alquiler, aumentar el parque de vivienda pública ya sea vía construcción, vía tanteo y retracto o comprando a los propios particulares para ponerla a disposición.

-Sobre vivienda pública el gobierno municipal ha presentado el Plan + Vivienda que prevé la construcción de un millar de VPP, ¿Qué opina de esta medida?
-Es otro 'Catalanuncio', la hemos escuchado de manera incansable decir que va a construir mil viviendas pero lo que está haciendo es llevar a cabo el proyecto de Compromís. Se ha otorgado como propio lo que ya teníamos en marcha, pero no hay ninguna medida nueva, no hay ninguna construcción nueva, más allá de llegar a acuerdos con constructoras que luego tiene que tirar atrás porque no son válidos. Incluso en promociones como Moreras donde había 100 viviendas proyectadas, las ha dejado en un cajón. Mucho anuncio pero la realidad es que en esta ciudad cada vez tenemos más complicado poder acceder a una vivienda, tanto de alquiler como de compra.
Una de las primeras medidas que tomó Catalá fue aumentar el precio de las viviendas públicas del Ayuntamiento de València. Es decir, no sólo no ha aumentado (el número de viviendas) sino que le ha hecho la vida más complicada a aquellas personas viven en una vivienda del Ayuntamiento. No le interesa que la gente podamos vivir aquí, le interesa hacer promoción de esta ciudad para que vengan a invertir, y relacionarse con esos inversores para que todo se mantenga en unos espacios de poder que son en los que se mueve.

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-Ustedes han sido muy críticos el PAI de Benimaclet, Metrovacesa presentó su proyecto hace unas semanas. ¿Cuál es su valoración de este proyecto?
-Metrovacesa, con la señora Catalá al lado, como principal cartel publicitario de una empresa privada, nos está contando que van a poner 1.400 viviendas a disposición en Benimaclet. Pero ¿quién va a poder comprar esas 1.400 viviendas? Porque la gente que quiere vivir en Benimaclet, no. ¿A qué precio se van a vender? Si miramos las promociones, por menos de 350.000 euros no las vamos a encontrar.
Y si luego el Partido Popular hace el uso de la vivienda pública que está haciendo hasta ahora, vemos que no se está resolviendo nada. Lo que está resolviendo Catalá es que Metrovacesa se desenfade con València, porque ya le hemos permitido que venga aquí a especular con nuestra ciudad.
Los vecinos llevan años pidiendo que se baje el número de viviendas que se hacen ahí, porque presionan mucho al barrio y cambian toda su configuración. Piden que se permita hacer una transición amable de la ciudad a la huerta y han pasado por encima de todas las necesidades que pidieron los vecinos y vecinas de manera incansable durante los últimos 20 años. Hasta Rita Barberá entendió la idiosincrasia del barrio de Benimaclet y permitió que se autogestionaran unos huertos urbanos con la asociación de vecinos. Invito a la gente a ir y ver cómo disfrutamos del espacio público gracias al trabajo conjunto de la administración y los vecinos.

-Pero este PAI en concreto ya tuvo mucho rechazo de los vecinos en el proyecto del gobierno del Rialto…
-Este fue un tema de fricción entre Compromís y el Partido Socialista, porque nosotros apostábamos claramente por lo que pedían los vecinos y las vecinas y es que no se necesitaban tantas viviendas en esa zona, lo que se necesitaba era espacio público, dotaciones y un cambio de concepción.
Tenemos que dejar de plantear el urbanismo para que las empresas se beneficien, tenemos que plantearlo para lo que necesitamos la gente que vivimos aquí. Espacio libre, una zona para que las personas mayores puedan convivir, para que las asociaciones puedan hacer sus actividades, para que podamos ir a la huerta, eso construye sociedad. Es que hay que cambiar ese modelo. No podemos seguir pensando que la ciudad se tiene que construir en función de lo que le interesa a las constructoras. Eso ya lo conocimos con el Partido Popular y acabó en una bancarrota de este Ayuntamiento y de la ciudad que no es positiva. Si ya sabemos que no funciona, ¿por qué seguimos con ese formato?

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-Entonces, ¿ustedes no creen que la escasez de vivienda tensione también los precios?¿No creen que se debe apostar por más construcción de vivienda, no solo pública, sino también privada?
-Creo que hay que hacer un análisis. Primero, vamos a ver cuántas viviendas tenemos vacías en la ciudad, ver si las podemos reformar y vamos a ver si podemos ayudar a los propietarios a que esas viviendas se pongan en marcha. Lo que no tiene sentido es tener, por ejemplo, un 20% del espacio construido vacío y dedicarnos a construir como si estuviéramos locos. Nosotros entendemos que la ciudad puede seguir avanzando, pero hay que ver también cuáles son las necesidades y avanzar en función de esas necesidades. 

Solares vacíos en esta ciudad hay millones. Vamos a verlo desde ahí. Yo entiendo que a las constructoras eso no les interese, pero al Ayuntamiento eso sí le tiene que interesar. Porque no es una cuestión de intereses económicos, sino de intereses sociales. En el Carmen hay muchísimos solares en los que se puede trabajar y transformar esta ciudad para que esté cohesionada y tenga un sentido. Lo que no tiene sentido es que de repente en la huerta quieras construir 4.000 viviendas como está planteando Catalá en Benimàmet, por ejemplo.

-También han mostrado su oposición al modelo de desarrollo urbanístico planteado para Benimàmet, pero ¿cuál sería la propuesta de Compromís?
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Para nosotros, la propuesta debe pasar por analizar dónde podemos construir en una zona que ya tiene servicios y que necesita tener una coherencia. Y vamos a analizar todo eso en los barrios. Lo que no nos vale es abandonar los barrios existentes y dedicarse a construir zonas nuevas exclusivas, donde la gente no va a poder acceder a la vivienda. En el caso de San Miguel de los Reyes, han utilizado la excusa de "voy a adecentar la zona" para construir nada más y nada menos que cinco torres, prácticamente en medio de la huerta. Porque, aunque sea zona urbana, es una zona que está totalmente aislada del barrio de Torrefiel y no tiene ningún tipo de coherencia. Y, en cambio, Torrefiel lo tienen abandonado, con solares y edificios vacíos, sin utilizar. Yo entiendo que las constructoras quieran construir, pero el Ayuntamiento lo que tiene que hacer es preocuparse de que haya una coherencia en la ciudad y de que, si tenemos edificios vacíos, sean utilizados de una manera coherente.

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-Relacionado con la crisis de la vivienda, la proliferación de apartamentos turísticos se está convirtiendo en un problema en muchos barrios. Se tuvo que aprobar la moratoria de licencias y ahora se tramita una nueva regulación que ustedes tachado de fiasco. Pero, ¿considera que el gobierno del Rialto de alguna manera propició ese aumento de pisos turísticos?

A mí me habría gustado que el gobierno del Rialto hiciera una moratoria completa en el año 2021, que es lo que siempre hemos pedido desde Compromís. Y me habría gustado que hubiéramos tenido la mayoría para tomar esa decisión. Los gobiernos de coalición tienen este tipo de cosas y el Partido Socialista esto no lo quería escuchar en 2021. Luego hemos avanzado y en 2023 ya estaba súper convencido.

Sí, no estamos en la situación que yo querría para esta ciudad, estamos invadidos, de hecho no es un problema que empiece a existir, sino que es una realidad terrorífica la que estamos viviendo en la ciudad de València. Porque pese a esa moratoria, seguimos viendo aflorar obras de apartamentos turísticos. El cartel que nos vende Catalá es que ella ha paralizado la implantación de apartamentos turísticos, pero la realidad es que siguen creciendo como setas en todos los barrios. 

En Compromís hemos presentado 4.000 denuncias avisando de apartamentos ilegales a través del trabajo en común con vecinos y vecinas, que agradecemos un montón. Hemos denunciado más de 400 obras en marcha y a día de hoy no tenemos notificación de ninguna paralización por parte del gobierno de Catalá, otra cosa es lo que luego cuentan en la prensa.

-Si dicen que fue su socio de gobierno quien se opuso, ¿creen que podrían haber presionado más al PSPV, teniendo en cuenta que ustedes tenían mayoría?

Teníamos mayoría el PSOE y nosotros juntos. Ojalá, y no solamente el PSOE, porque ahora esta moratoria ha salido por unanimidad pero ni el Partido Popular ni Ciudadanos, ni Vox, ni el Partido Socialista nos aceptaban esta propuesta entonces. A mí lo que me habría gustado es que el resto de partidos hubieran tenido la valentía de plantarle cara a una pandemia que nos estaba entrando y que se estaba viendo venir, pero no tuvimos suficientes soportes. Lucharemos porque las próximas elecciones sí que lo tengamos. Creo que la gente en València ya somos perfectamente conscientes de que es el gran problema que tenemos, que va relacionado con el acceso a la vivienda.

Porqué no hay una falta de vivienda, hay una especulación con la vivienda que no te permite utilizarla como un derecho. Ahora ya todo el mundo lo ha entendido. Intentamos ser precursores como con la tasa turística y no lo conseguimos, pero seguiremos trabajando para que sea así. 

-Ahora que estamos acabando las Fallas, se ha reavivado el debate sobre la sostenibilidad de la fiesta. ¿Cree que las Fallas han alcanzado una dimensión excesiva?

Hemos visto una evolución y nos hemos hecho muy atractivas, pero estamos llegando a un tope que, de hecho, el propio Ayuntamiento no puede sostener. No hay capacidad de recogida de residuos, no hay capacidad de gestionar la propia ciudad, el transporte público no da abasto. Nosotros siempre hemos apostado porque tenemos que celebrar nuestra fiesta, tenemos que reconocer el patrimonio de la humanidad y darle ese espacio, pero hay que hacerlo de una manera sostenible, no solo con el medioambiente, sino con las propias personas.

Y de ahí también nuestras propuestas para hacer que la fiesta sea lo más equilibrada posible, que aquellas personas que no forman parte de la fiesta puedan descansar, puedan pasear a sus perros o gatos y puedan convivir dentro de esta ciudad. Que las personas que no les gusta el ruido tengan un espacio medianamente amable y que no tengamos una ciudad que sea un vertedero durante cinco días, como es lo que nos pasa. 

Lo que no podemos entender es que, viendo que estamos llegando al límite de la capacidad que tenemos de absorber gente, todavía sigamos haciendo promoción de las fallas a cualquier precio y como sea. Estamos llegando a un punto en que la gente ya no la disfruta tanto porque tenemos una masificación muy grande. Por lo tanto, ayudas a las fallas, ayudas al sector pirotécnico, ayuda a los artistas falleros, que son los que le dan el valor a esta fiesta. Reconocimiento a ese espacio e ir haciéndola progresivamente más sostenible y más amable para todo el mundo. Pero siempre desde el consenso.

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-Desde Compromís han planteado que se recorten los días en los que las carpas están en la calle.

Creemos que hay que sentar en una mesa a empresarios, que también tienen problemas para sacar adelante su negocio porque la calle está invadida de una competencia con la que ellos no pueden entrar, sentar a los vecinos y vecinas a ver cuáles son sus necesidades y a Junta Central Fallera y llegar a acuerdos. 

Estoy segura de que era muy fácil llegar a un acuerdo este año, que por calendario puedes disfrutar de tu fin de semana previo sin problema ninguno. Pero vamos a intentar no invadir la calle durante una semana entera con carpas que están vacías. ¿Qué sentido tienen? ¿Para qué sirven? Llevo una semana preguntándomelo todavía. 

-Compromís ha sido siempre una de las fuerzas políticas con más apoyo entre los jóvenes. Sin embargo, en los últimos tiempos, Vox se está consolidando como una opción preferente para este sector. ¿Les preocupa esta tendencia? Y, sobre todo, ¿qué van a hacer para recuperar el voto joven?
Evidentemente leemos los análisis que se van dando, pero intento trabajar sobre los valores que nosotros tenemos y con esos valores ir enfocando a los diferentes públicos. En el trabajo de calle que hacemos, que es nuestra seña de identidad, lo que continuamos viendo es que seguimos conectando mucho con la gente joven. Por lo tanto, con nuestra fórmula, desde nuestra humildad y con la honestidad de queremos transformar este mundo para ti, para que sea mejor, seguimos haciendo. Y la conexión que vemos con las personas sigue siendo la misma de años anteriores.

Otra cosa es lo que digan las encuestas, lo que se monten unas marcas y cosas virtuales con las que nosotros no nos sentimos interpelados. Nosotros hemos venido a hacer política para cambiar la ciudad de València y para mirar a la gente e intentar cambiar sus problemas.

-¿No les preocupa entonces que Vox pueda estar captando ese voto joven?

Evidentemente, son cosas que siempre se tienen en cuenta, pero no modificamos nuestro comportamiento por lo que haya en tendencias. Sobre todo porque, cuando hablamos con las personas, lo que encontramos es una reflexión positiva y, por lo tanto, seguimos trabajando en esa línea.

Y Compromís sigue teniendo mucho enganche con la gente joven, me consta. Además, no es una cosa impostada, es que nos nace ese lenguaje. De hecho, yo, que vengo del movimiento asociativo juvenil y que me gusta mucho trabajar con jóvenes, siempre hemos tenido mucha conexión y, en ese sentido, seguimos notando la misma conexión. Y yo me quedo con el cuerpo a cuerpo, porque las redes sociales, los vídeos, las marcas… eso es otra cosa, es otro estadillo. Nosotros, en la calle, con los barrios, con la gente y con sus problemas. Y ahí seguimos teniendo conexión.

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-Usted pasó a liderar la oposición tras la salida de Joan Ribó. ¿Se ve como candidata a la alcaldía de València en 2027? 

Yo me veo, en lo que estoy haciendo. Estoy liderando el grupo municipal de Compromís, que somos la primera fuerza de la oposición, y a mí si me preguntas ahora mismo qué es lo que más ilusión me haría sería gestionar esta ciudad y cambiarla. Cambiar el gris que ha traído Catalá a volver a esos valores que tenemos desde Compromís, de hacer esta ciudad para las personas corrientes que vivimos en esta ciudad y que la hemos construido como es.

A mí me gusta liderar, me siento muy a gusto en eso. Además, en todos estos años con Joan he aprendido muchísimo también. Yo creo que yo aporto una juventud y él tiene una experiencia y una tranquilidad en la que nos hemos combinado un montón. Y bueno, pues claro, ¡vamos a jugar!

-Entonces, ¿se postulará? 

Creo que ahora mismo estoy liderando ya el grupo municipal. No estamos hablando de una ensoñación, es una realidad. No tendría sentido que estuviera haciendo esto si luego no voy a ser coherente.

Todo esto no lo hago por mí, lo hago porque los valores que Compromís transmite a esta ciudad es que queremos pacificarla más, queremos que las mujeres tengamos nuestro espacio de manera igual a los hombres, que las personas que piensan de una manera diferente puedan vivir tranquilas sin sentirse amenazadas, queremos continuar siendo una ciudad acogedora, que acoge a aquellas personas que están siendo expulsadas de sus países y no las señala con el dedo.

Todos estos valores a mí me motivan para decir: "¡Wow! Puedo gestionar 1.300 millones de euros para dirigir esta ciudad hacia ahí, menudo privilegio." Me aborrono. Si no quisiera hacer eso, tampoco tendría sentido que estuviera haciendo el papel que estoy haciendo ahora como oposición. Lo haré como oposición y, si lo tengo que hacer como alcaldesa, lo haré, claro que sí.

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