VALÈNCIA. La negociación por el control de la Diputación de Valencia dio este jueves un violento giro que hizo temblar los cimientos del PSPV-PSOE. Tras las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo, la corporación provincial es la única institución de gran relevancia que la formación socialista puede retener: consiguió 12 diputados provinciales y podría revalidar la presidencia si le respaldan los tres representantes de Compromís y la única diputada de Ens Uneix -partido originariamente conocido como La Vall Ens Uneix-, Natàlia Enguix. De esta manera, estas tres formaciones lograrían la mayoría absoluta frente a los 13 escaños del PP y los dos de Vox.
Así, la hoja de ruta del PSPV era clara: conducir al alcalde de Mislata y líder provincial, Carlos Fernández Bielsa, a la presidencia de la institución a través de un acuerdo con estas formaciones. Una misión en apariencia no demasiado complicada si se atendía al carácter progresista de las tres fuerzas políticas en liza. Ahora bien, en política -como en la vida- no todo es lo que parece: las negociaciones se rompían este jueves y La Vall Ens Uneix anunciaba, a través de su líder, Jorge Rodríguez, que se votarían a sí mismos para presidir la Diputación, con lo que obliga a los socialistas a respaldar a su candidata, Natàlia Enguix, si no quieren que gobierne el PP encabezado por Vicente Mompó.