VALÈNCIA. Hace poco más de tres meses que el PPCV liderado por Carlos Mazón alcanzó un acuerdo con Vox para gobernar conjuntamente en la Comunitat Valenciana. Pocos días después de ese pacto exprés, María José Catalá se convertía en la nueva alcaldesa de València en este caso sin los votos del partido de Santiago Abascal. Posteriormente, en el ámbito autonómico llegaron los flecos del acuerdo, la investidura del nuevo presidente de la Generalitat y el nombramiento y toma de posesión de los distintos consellers. En el consistorio, paralelamente, el posible acuerdo entre PP y Vox no terminaba de producirse -ni siquiera se traslada a día de hoy que existan negociaciones- por lo que Catalá diseñaba su equipo de gobierno en solitario.
Esta semana, tanto en la escena autonómica como en la local, se ha producido un cambio de paradigma de lo que se había vivido en los últimos tres meses. Vox había alargado su aterrizaje hasta un punto llamativo: escasa agenda -especialmente en el Ayuntamiento de València-, pocos anuncios de relevancia, débil visibilidad mediática -apenas entrevistas a los nuevos cargos-... un inicio de legislatura que ha alimentado la creencia de que el destino de esta fuerza política será absorción por parte del PPCV. Sin embargo, Vox parece haber despertado en esta semana en ambas instituciones y en su desperezo le ha recordado a los populares que son necesarios para gobernar.
En relación a la Generalitat, las comparecencias en Les Corts del vicepresidente primero y conseller de Cultura, Vicente Barrera y, en especial, de la consellera de Justicia, Elisa Núñez, han puesto de manifiesto que desde Vox, más allá de que todavía no se hayan producido encontronazos públicos graves, tienen intención de defender su espacio incomode o no a su socio. En cuanto a Barrera, aunque se autoproclamó como un "socio fiable" y se observó sintonía con Mazón, tejió un discurso muy político donde su mensaje principal fue la lucha contra el "pancatalanismo supremacista y cultural" que busca "robar nuestra singularidad, la identidad propia y busca separarnos de nuestros compatriotas de España". En esta línea, el vicepresidente apostó por una redefinición del sistema de ayudas culturales y anunció que desde su área se destinarán ayudas nominativas tanto a la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV) como a Lo Rat Penat, dos instituciones que han sido "sistemáticamente ignoradas" por el Botànic.