La Vendée Globe es, junto a la Copa América, una de las regatas que pone a un país en el mapa de la vela
VALÈNCIA. Solo existen dos regatas de vela en el mundo que colocan a un país en el mapa y estas son la Copa América y la Vendée Globe. La circunferencia de la tierra son 40.075 kilómetros o 21,638 millas, y ahí están los navegantes más intrépidos que quieren desafiar a este K2 del deporte de la vela, la Vendée Globe, o lo que es lo mismo, la vuelta al mundo a vela, en solitario, sin escalas, sin ayuda exterior y dejando por babor los tres cabos más peligrosos del planeta: Buena Esperanza, Leewin y Hornos. Se recorren, teóricamente, 24.020 millas (40.075 kilómetros) buscando el camino más corto.
La regata nació en la región francesa de la Vendée, al oeste de Francia, en los llamados países del Loira, una región dedicada al campo y la ganadería y que tiene su centro neurálgico en Les Sables d’Olonne. Con poco dinero y mucho voluntariado, la regata francesa se ha convertido en la más importante y difícil prueba oceánica del mundo, donde intrépidos navegantes, la mayoría de ellos franceses, ponen a prueba su resistencia con respecto a la naturaleza.
Comenzó a disputarse en 1989 y fue una idea copiada de la regata anglosajona Sunday Times Globe Race, que solo se disputó en una ocasión en 1968. Tiene lugar cada cuatro años, por lo que en estos momentos se está celebrando la novena edición, siempre a bordo de un barco de la clase IMOCA 60, especialmente diseñado y construido para que su único tripulante pueda maniobrar en solitario. No están permitidas las paradas, ni la ayuda de ningún factor exterior a la regata, que no sea el parte meteorológico que la organización manda a diario a cada uno de los barcos.
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